Urgente La juez de la dana imputa a la exconsellera Pradas y al secretario autonómico Argüeso

Te pones a analizar el paso de los novilleros estos días por la plaza más importante del orbe taurino, Las Ventas del Espíritu Santo, y ... lo comparas con lo que fue antaño que un novillero se presentara en coso de tanta responsabilidad, y te dan escalofríos. Hasta los años ochenta y noventa, diríamos que hasta la irrupción de Julián López 'El Juli', que fue él último que salió catapultado hacia el estrellato el día de su presentación en dicho monumental coso, los novilleros punteros acudían a semejante examen, salvo alguna excepción, con un bagaje amplio, lo que venía a garantizar que al menos el parcial de la solvencia técnica lo aprobaran.

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Ahora no está siendo así. La formación de los chavales comienza justo al revés. Para poder torear en las plazas que organizan festejos menores -cada vez menos, por los altos costes que conlleva su montaje-, primero tienen que haber triunfado en Madrid. Semejante dislate viene avalado por el pretencioso argumento de que si el nombre de un chaval no cuenta con el altavoz de tan exigente, y a veces intransigente afición -Samuel Navalón puede dar fe-, el personal no va a verlos. Por si lo comentado no fuera suficiente revés, ahí está la muy habitual y desmesurada práctica de lidiar en lugar de entipadas novilladas auténticas corridas, que en muchos pueblos no las lidian ni las figuras.

A pesar de tan graves dificultades, de las dos novilladas celebradas cuando me pongo a escribir esta columna, chavales con tan corto bagaje como Diego Bastos, Samuel Navalón, Nek Romero, Ismael Marín o Roberto Martín Jarocho, han sabido resolver tal compromiso con suficiencia y dejando mensajes de futuribles, y hasta el más nuevo, Jarocho, logró cautivar logrando salir a hombros por la puerta de la gloria.

Dando por buenos estos resultados no hay que olvidarse que el problema existe, y que la solución pasa porque lo entiendan los profesionales. La ecuación es sencilla, si se reducen los costes habrá más festejos y por consiguiente más puestos de trabajo. ¡Decídanse!

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