Como siempre les cuento cuando hay jornada intersemanal, escribo mi rinconcito de los jueves en LAS PROVINCIAS antes del partido del Valencia CF en Bilbao. ... Esperemos que no hayan perdido para evitar males mayores pero, en este caso, tanto da. De lo que voy a reflexionar hoy nada tiene que ver el resultado de anoche.
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Esta semana termina un nuevo mercado de fichajes para Meriton. El mercado es nuevo pero los vicios antiguos. Lim ha hecho -como cada año- una gran venta -la de Mamardashvili- pero esta vez ha ido un poco más allá en la descapitalización de la plantilla. Así, con números gruesos, va a ingresar 35 millones por una venta y se ha gastado en la plantilla 1,2 millones en fichajes. No hace falta que les diga que las cesiones no contabilizan como fichajes. Así que se llevará a la pera casi 33 millones tras este verano. Hay que recordar que, el año pasado, se gastó 5 millones en contratar a Pepelu y otros cinco para fichar a Cenk (otra operación grandiosa del director deportivo Lim). Es decir, el año pasado 10 y este año 1,2. Si el curso pasado nos parecía miserable tras casi bajar a segunda, ya me explicarán que tenemos que pensar para este curso.
Lo de Lim no tiene nombre. Bueno, sí lo tiene, pero podría ser constitutivo de controversia jurídica. La desinversión en el club de fútbol es total y la desconexión con la empresa definitiva. Solo queda esperar que venda, que el comprador sea más digno -cosa sencillísima- y que por el camino el club no haya descendido. Porque, como por los jueguecitos del hambre de Peter el Valencia CF caiga a segunda, no habrá nadie ya que lo pueda salvar. De Meriton no hay que esperar ya nada más que su marcha. Y, si es posible, que con Meriton se vayan la pandilla de pelotas asalariados que, con la excusa de ayudar desde dentro, se ríen de todos los de fuera. Se ríe Solis cuando le enmarronan para hablar -al menos a este se le nota la incomodidad ante el papelón- y, sobre todo, se ríe el cooperador necesario de la eterna sonrisa. No he conocido tipo más desahogado que MA Corona, que lejos de aprender de sus ligerezas habituales, mantiene ese discurso socarrón en el que nos trata a todos de imbéciles mientras él abre el bolsillo mes tras mes con absoluta naturalidad. Es el funcionario ideal. Pero no se equivoquen; hace falta ser de una pasta muy especial para ser como él. No crean que todo el mundo vale para no tener escrúpulos ni dignidad mientras te mira a la cara. Tuvo un buen maestro en Anil Murthy.
Y, en medio de todo esto, Ruben Baraja. Señalado por algunos por la tibieza en su mensaje y acusado de complicidad con Lim por parte de los más viscerales. Yo entiendo a todos los valencianistas que quisieran que su ídolo y bandera dentro del club empatizara verbalmente con más claridad con el sufrimiento de la gente. Que rajara, vaya. Y lo entiendo perfectamente. Pero yo les hago una pregunta; si Baraja dijera claramente lo que piensa de Lim y su política con el club de su vida ¿cuánto duraría en el cargo?
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Todos disfrutaríamos diez minutos de sus palabras pero, después de eso, llegaría su fulminante despido. ¿Y, entonces, qué? Baraja habría satisfecho el oído de la gente y llegaría otra vez la oscuridad que vino tras Marcelino. ¿Se acuerdan? Una oscuridad que, con esta plantilla, no quiero ni imaginar. Piénsenlo cuando no les guste lo que diga el entrenador del Valencia. Y traten de empatizar con él. Vive un equilibrio imposible; no mentir a los suyos y que no le despidan. Y eso es muy jodido.
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