Amigos, pero no para siempre

El retrato de Buñuel pintado por Dalí cumple cien años. Ambos unieron sus talentos para realizar 'Un chien andalou' y 'L'âge d'or'. La guerra civil destruyó aquella gran amistad

Viernes, 11 de octubre 2024, 00:21

La música de 'Amigos para siempre', compuesta para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, es de Andrew Lloyd Webber. La letra, de Don Black, está escrita en inglés con un estribillo en inglés, castellano y catalán. Luis Buñuel (Calanda, 1900-México, 1983) y Salvador Dalí ( ... Figueres, 1904-1989) construyeron en los años 20 una relación con todos los visos de ser 'para siempre'. Pero no, no fueron amigos para siempre. La guerra civil separó a los dos creadores, nombres de oro del surrealismo. El afecto se convirtió años después en extrañeza y desdén.

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Buñuel y Dalí se conocieron en 1922 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, centro cultural y educativo que reunió a jóvenes intelectuales y artistas de toda España. El poeta Federico García Lorca fue otro de los condiscípulos de Buñuel y Dalí en la Residencia. En el otoño de 1924 -hace ahora un siglo exacto-, Dalí pintó el retrato de Buñuel. Este fascinante lienzo pertenece a la colección del Museo Reina Sofía.

En 1929, Buñuel y Dalí aunaron sus talentos para realizar el cortometraje 'Un chien andalou' (21 minutos), con guion de ambos y dirección de Buñuel. La producción corrió a cargo de la madre de Buñuel, que aportó de su propio patrimonio 25.000 pesetas (mucho dinero para la época). 'Un chien andalou' se estrenó en el Studio des Ursulines de París, con algún escándalo por sus provocadoras imágenes. Luego se exhibió durante nueve meses en el parisino Studio 28.

Un año después se repitió la aventura con 'L'âge d'or' (60 minutos), película financiada por los aristócratas Charles y Marie-Laure de Noailles. ¿Cómo evolucionó en la década de los 30 la amistad de Buñuel y Dalí? Muy mal. Una relación en la que Buñuel, además de aliado cultural y cómplice en numerosas travesuras vitales, fue también para el pintor catalán algo parecido a una figura paterna. Las diferencias ideológicas destruyeron aquella intensa unión afectiva.

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En sus memorias ('Mi último suspiro', Penguim Random House), Buñuel lo cuenta con tristeza y algo de abnegada paciencia. «Su vida sexual fue prácticamente inexistente. Era un imaginativo con tendencias ligeramente sádicas. Por completo asexuado, de joven se burlaba de sus amigos que amaban y buscaban a las mujeres... hasta el día en que, desvirgado por Gala, me escribió una carta de seis páginas para explicarme a su manera todas las maravillas del amor físico. Gala es la única mujer con la que ha hecho realmente el amor. Llegó a seducir a otras mujeres, sobre todo multimillonarias estadounidenses, pero se conformaba con desnudarlas en su apartamento, freír un par de huevos, colocárselos a las mujeres sobre los hombros y despedirlas sin decir palabra».

Exhibicionismo egocéntrico

«Cuando pienso en Dalí -sigue contando Buñuel-, pese a todos los recuerdos de nuestra juventud y pese a la admiración que todavía hoy me inspira una parte de su obra, me es imposible perdonarle su exhibicionismo ferozmente egocéntrico, su cínica adhesión al franquismo y, sobre todo, su odio declarado a la amistad. Hace algunos años, declaré en una entrevista que, de todos modos, me gustaría tomar una copa de champán con él antes de morir. Él leyó la entrevista y dijo: 'A mí también, pero no bebo'»

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Veo de nuevo, como homenaje privado al talento creador de Buñuel y Dalí, la turbadora 'Un chien andalou'. Un hito de la historia del cine. Y leo con avidez el magnífico estudio publicado por la revista 'Dirigido por...' en sus dos últimos números (septiembre y octubre) sobre la filmografía de Buñuel, uno de mis cineastas preferidos, junto con Chaplin, Dreyer, Hitchcock, Ford, Lang, Michael Powell...

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