El historiador de cine y novelista Carlos Aguilar ha publicado dos novelas ilustradas en un mismo volumen, 'Mejor para los buitres' y 'Cena escarlata en Transilvania' (Quatermass, 2023). Los títulos no dan lugar a equívocos: el primer relato está ambientado en el 'lejano Oeste', y ... el segundo en escenarios góticos de mordiscos en el cuello. Las ilustraciones, numerosas: carteles de películas y fotos de Richard Widmark, John Phillip Law, Ingrid Pitt, Peter Cushing, Christopher Lee...

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Bajo el rótulo de 'Programa Doble', el libro es un homenaje a los antiguos cines de barrio, influyentes en la formación vital de varias generaciones. Entristecido, recuerdo los de Valencia en mi niñez. Estaban 'los cines de estreno': el Rex, el Capitol, el Serrano, el Lys, el Eslava... Documentales, trailers y una sola película. Las salas, bonitas y confortables. Pero las entradas, caras para los bolsillos infantiles.

Teníamos cines de reestreno, con programas dobles: Coliseum, Goya, Tyris, Avenida, D'Or... Un film poderoso y otro de relleno. En las taquillas de los de reestreno, si pedías 'carteleras' de las películas programadas te las daban sin cobrarte nada. Eso nos parecía un gran detalle. En la cadena de exhibición estaban, por último, los cines de barrio: salas destartaladas en edificios vetustos. En lo que concierne a la ciudad de Valencia estoy hablando del Mundial, el Ideal, el Iberia, el Savoy, el Español, el Torrefiel, el Versalles... La entrada, muy barata. La del Iberia, 2,50 pesetas.

El principal atractivo de los cines de barrio -hoy día, todos engullidos- no era el precio de las entradas, siendo importante esa cuestión. Su fuerza radicaba en ser salas grandes con muchos espectadores -ver películas en compañía de la multitud tiene encanto social- y, sobre todo, en su oferta cultural: los cines de barrio programaban dos excelentes películas, a veces una tercera de regalo y, casi siempre, también cortos de Charlot, del Gordo y el Flaco o de Jaimito (muy popular entonces y del que ahora nadie se acuerda).

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Antonio Llorens y Pedro Uris realizaron en 1984 'El misteri dels cines desapareguts', sensible cortometraje sobre las salas de cine valencianas que en los años 70 cerraron o se convirtieron en bingos. Desde mi butaca y ante mi tele, el pasado domingo volví a ver este emocionado documental.

Excelentes los programas de los cines de barrio. Veíamos las copias con cortes de la censura, maldita sea. Pero las películas eran espléndidas, sí. Citaré unas cuántas sin necesidad de forzar la memoria. En una misma sesión vi en el Iberia 'Drácula' (Terence Fisher, 1958) y 'Centauros del desierto' (John Ford, 1956). Nada menos. Dos obras maestras que ahora nos parecen incluso mejores que antes.

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'Imitación a la vida'

En el Iberia admiré 'Imitación a la vida' (Douglas Sirk, 1959, protagonizada por Lana Turner y Juanita Moore) y 'Con la muerte en los talones' (Alfred Hitchcock, 1959), con Cary Grant, Eva Marie Saint y James Mason. ¿Puede pedirse más? En la última secuencia de 'Imitación a la vida' lloré con el 'góspel' de Mahalia Jackson.

En el cine Mundial recuerdo haber visto un poderoso programa doble: 'Lilí' (Charles Walters, 1953, fábula musical con Leslie Caron y Mel Ferrer), y 'Todos los hermanos eran valientes' (Richard Thorpe, 1953), aventuras marineras con Stewart Granger, Robert Taylor y Ann Blyth.

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Eva Marie Saint, Leslie Caron y Ann Blyth son tres supervivientes de una época perdida en el túnel del tiempo. Eva Marie Saint cumplirá 100 años el próximo 4 de julio; Ann Blyth 96 el 16 de agosto y Leslie Caron 93 el 1 de julio.

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