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El inicio de 'L'anell del nibelung' (Proa, 2025) relata la llegada en tren a su ciudad natal de Ernest Millet, profesor jubilado de ... Geografía Física. Tras 40 años de ausencia, brotan los recuerdos: «Anna Ferrer, la mare d'Ernest, prenia el fill per la mà per pujar el esglaons de la passarel.la, i solien aturar-se en un extrem del pont per evitar les fumeroles de les grans locomotores». Esa ciudad natal ¿es Valencia? Yo diría que sí, aunque el narrador siempre se refiere a ella con una escueta 'M.'
Varios temas se entrelazan a lo largo de las 563 torrenciales páginas de esta segunda, magna y proustiana novela de Amadeu Fabregat (Torreblanca, 1948, exdirector general de RVTV, 1988-1995; su primera novela fue 'Assaig d'aproximació a Falles Folles Fetes Foc', 1973). El motivo del regreso quizá sea solo una excusa cultural: Millet siente pasión por Richard Wagner y asistirá a la representación en 'M.' de las cuatro óperas de 'El anillo del nibelungo'. Desea conocer mejor la amistad (más tarde enemistad) del compositor con Nietzsche. Busca también Millet el reencuentro con los paisajes urbanos de su juventud y reencontrarse con sus amigos y amores de entonces. Más adelante el lector conocerá el secreto de la relación que mantuvo con su hermana Júlia.
Amadeu Fabregat vive en Madrid desde hace décadas. Sus amigos -fui uno de ellos y sigo siéndolo, aunque hace años que ni siquiera nos contamos cosas por el móvil- previsiblemente leerán esta novela con el placer (o el temor) de encontrar alusiones personales. En ese aspecto habrá decepciones: 'L'anell del nibelung' no son unas memorias, es un relato de ficción alejado de los pequeños cotilleos. Con todo, hay un pasaje en el que creí reconocer al verdadero interlocutor del profesor Millet. Su nombre en la ficción es el deslenguado periodista Martín Rus.
Reproduzco una intrépida tesis de Rus: «No dubto que se'm rifarien els partits, si em decidís a sortir al mercat, perque totes les sigles van com boges buscant homosexuals amb titulació universitaria per cumplir amb la cuota. Però la política avui dia es un ofici en decadencia, sense un bri de grandesa». El personaje real, que ya no está entre nosotros y que adopta en esta novela el seudónimo de Martín Rus es... Prefiero no decir nada, por si meto la pata y peco de inoportuno. Solo diré que Martín Rus también fue amigo mío.
Hace años coordiné el libro colectivo 'Ocurrió en Valencia' (Ruzafa Show, 2012), con textos de Mª Consuelo Reyna, Ángeles López Artiga, Miquel Navarro, Rafael Gasent, Carles Gàmez, Mikel Labastida, Lucas Soler, Encarna Jiménez, Juan Lagardera, Mª Ángeles Arazo, Carmen Amoraga, Carlos Aimeur... Fabregat fue autor del prólogo. Reproduzco un párrafo de su magnífico texto.
«Valencia no ha caído en la trampa de la modernidad, y lo que un día fue gravísimo defecto del 'cap i casal', ha devenido finalmente virtud, quizá porque el mundo se ha vuelto del revés mientras que Valencia permanece incólume, como una virgen responsable y prudente, ante el transcurso de los lustros. La vida, como la historia, da vueltas y revueltas para acabar apeándonos en el mismo sitio donde hace tantas décadas embarcamos. En eso, no me cuesta admitirlo, Valencia ha sido mucho más coherente que yo».
Fabregat abandonó en 1995 las tareas periodísticas para dedicarse con éxito al sector audiovisual.
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