Secciones
Servicios
Destacamos
Es chocante que la polémica en torno a la actriz Karla Sofía Gascón (nominada al Óscar por 'Emilia Pérez') se produzca en el país que ahora mismo, bajo la mano implacable de un presidente con una personalidad psicopática (ya he avisado repetidamente en esta columna ... de lo que se nos venía encima) violenta todo atisbo de docencia e incluso del sentido común. El último episodio del matón Trump es ya puro delirio: convertir a Gaza en una «Riviera de Oriente», desplazando a sus habitantes a los países de su entorno («que los acojan, que para eso son naciones ricas», ha dicho), un plan que constituye un atentado flagrante contra las leyes internacionales que prohíben los desplazamientos masivos forzados. Y en este país que ahora mismo va a la caza del inmigrante como si estuviéramos en el salvaje Oeste, pero también contra los agentes del FBI que tuvieron la osadía de investigar a Trump obedeciendo la ley, unos tuits de la Gascón provocan un estupor generalizado.
Mikel Labastida, en su columna de ayer, ya señaló lo injusto de medir a una actriz por comentarios de hace muchos años, cuando las circunstancias de su vida y de aquellos momentos eran bien diferentes. Con toda seguridad que Gascón, en esta realidad suya de estrella de cine, no habría publicado tales opiniones. La propia estructura de las redes sociales hace difícil plantear con un mínimo de rigor una opinión que comporta importantes matices, razón por la cual, salvo los muy versados en el arte del fuego cruzado en pocas líneas (como Pérez Reverte), o los que disfrutan esparciendo odio porque lo precisan para sustentar su autoestima (y hay millones de estos) parece juicioso abstenerse de usarlas con tales fines.
Pero la cuestión es, insisto, que esa cruzada para borrar a Gascón (Netflix la ha apartado de toda promoción) ocurre en un país que ha elegido a un presidente que ha considerado héroes a los que asaltaron el Capitolio y que se ha cansado de insultar de modo soez a todo aquel que se le haya opuesto, haciendo de la burla y el escarnio su sello personal. Que se condene a una actriz por publicar tuits que pueden resultar a algunos ofensivos en el mismo país que elige como presidente a un hombre que pisotea todo derecho y decencia me parece asombroso, pero al mismo tiempo me lleva a una reflexión. Es muy posible que la ideología de lo que es 'correcto' haya olvidado que la gente quiere vivir bien y que no le coman la cabeza. El reinado de Trump puede ser el resultado de que los liberales se miraron demasiado el ombligo y no vigilaran a la fiera que les acechaba. Y ahora todos la padecemos. Karla Sofía Gascón, anti-Trump, ha sido sacrificada por la clase intelectual que tanto odia el presidente.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.