Urgente La Aemet a Emergencias, la mañana del día de la dana: «No vamos a marearos con más avisos, las precipitaciones se van al norte»

Con el segundo vaso a medias, aplacada ya la urgencia de la sed, caes en la cuenta del letrero del envase que has abierto hace poco. Con letras más grandes que la propia marca, te informa: «Botella 100% hecha de otras botellas». Ostras, Pedrín, ¿cómo ... cogemos esto, del derecho o del revés?

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Primera reacción: ¿Le hacemos ascos o nos lo tomamos con benevolencia? Segunda reacción: Impera el marqueting del reciclaje y no se paran en remilgos.

El agua está realmente buena, y fría. ¿Pero te gusta porque refresca o le notas una bondad intrínseca? Paladeas la que quedaba en el vaso, te pones un poco más, la saboreas. La verdad es que te gusta. Recuerdas aquello de que el agua no tiene olor, sabor ni color... Pero no, hay agua del grifo que sabe a cloro, agua embotellada con la que te cuesta aplacar la sed... y ésta es de las que saben bien, desde luego. Serán matices, y por lo que dice también la etiqueta: «Agua de mineralización débil...»

Seguro que es inocuo, pero da que pensar: ¿qué contuvo antes ese plástico reciclado para beber agua?

Caray, pero eso de que la botella esté hecha de otras botellas... No pasará nada, ¿verdad? Seguro que no, lo habrán investigado a tope, estas cosas se miran y remiran, y de haber encontrado algo se sabría. O no. Hasta que alguien descubra lo que esté por descubrir.

Porque, a todo esto, ¿qué contenían las botellas con las que se fabricó esta botella cuya agua me bebo?. Tan rica, tan fresquita, pero, ¿y si aquellas botellas precursoras contuvieron productos tóxicos? ¿O simplemente cualquier guarrada? Por las cunetas y rotondas proliferan botellas repletas de orines que tiran conductores que no pueden parar a hacer sus necesidades en orden de mejor salubridad pública. Hay quien piensa que son restos de refrescos, pero son orines, una cochinada, y de vez en cuando las recogen operarios de mantenimiento de esas vías públicas. Se supone que esas botellas también irán a donde corresponda para la buena gestión de los residuos plásticos. ¿Acabarán igualmente en las tolvas que alimentan modernas maquinarias donde se convierten en materia prima de botellas nuevas? ¿El fuego lo cura?

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No sabes qué pensar. Lo más llamativo es que los letreros de las etiquetas, de ésta y otras marcas, no se limitan a decirlo por porque sí. Sacan pecho. Reciclan las botellas de plástico. Limpias o sucias. ¿Qué asco?, No, qué guay. Es para salvar el planeta. Con eso y lo del incordiante taponcito de rosca mínima atado a la botella. Nenes, que no se pierda.

Nos convencieron de que no había que rellenar botellas de plástico, porque el agua se contaminaba, era malo. Ahora las hacen de otras botellas, que a saber que contuvieron. Pero es por nuestro bien. El agua estaba buenísima, y fresquita. No pensemos en el letrerito.

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