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En el cine y en las series, hasta en los documentales, todo es mentira. Úrsula Corberó, la protagonista de 'El cuerpo en llamas', no lleva ... el uniforme de la Guardia Urbana de Barcelona porque a los responsables de la serie de Netflix no les gustaba cómo quedaba en cámara el amarillo fluorescente que vestían los agentes en 2017, cuando se produjo el asesinato de Pedro Rodríguez. Así que el uniforme que lucen es inventado.

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Los mecanismos de la ficción no impiden, sin embargo, que el 'true crime' de Netflix se devore, espoleados por el morbo que otorga estar basado en hechos reales. Cuesta orientarse en el complicado mapa sentimental de Rosa Peral, que salta de cama en cama de exmaridos, amantes y compañeros de trabajo. Pero una vez que hemos entrado en el caso sorprende favorablemente el tratamiento cinematográfico que la guionista Laura Sarmiento y el director Jorge Torregrossa otorgan a la historia.

El documental 'Las cintas de Rosa Peral', también en Netflix, y la serie 'El crimen de la Guardia Urbana', en Movistar Plus, aportan toneladas de información a este historia de celos y traiciones, un triángulo amoroso que se produce entre policías, un mundillo que la serie retrata sin caer en tópicos y con perspicacia psicológica: su obsesión por la forma física, los tatuajes, las conversaciones machirulas, la violencia cotidiana...

No es habitual que una ficción española se atreva con tantos saltos en el tiempo ni con estrategias narrativas como que los protagonistas lean los mensajes de móvil que se intercambian mirando a la cámara. Algunas soluciones son un pelín burdas, como el inserto de una araña (viuda negra) mientras limpian la sangre delatora, pero el conjunto final desprende riesgo y cierta fascinación, aunque sobren las canciones clásicas que rematan cada episodio.

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