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Imagen de 'Power play'. RC

'Power Play': desacralización de la política noruega

Ganadora del último festival Canneseries, no se queda en una simple biografía, sino que va más allá, adentrándose en las tensiones y las crisis que sufrió en los 70 el Partido Laborista

Martes, 9 de enero 2024, 13:22

Gro Harlem Brundtland fue la primera mujer en ocupar el cargo más alto de la política noruega. Hoy, a sus 86 años, puede recordar cómo ... llegó hasta ahí viendo 'Power Play' (Filmin), la serie de seis episodios que cuenta la forma en la que esta doctora y activista a favor del aborto pasó de ser ministra de Medio Ambiente en 1974 a primera ministra en 1981. Volvería a serlo en dos ocasiones más.

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Pero 'Power Play', ganadora del último festival Canneseries, no se queda en una simple biografía de la política, sino que va más allá, adentrándose en las tensiones y las crisis que sufrió en los 70 el Partido Laborista. Es en ese momento cuando aparece en escena Gro Harlem Brundtland (Kathrine Thorborg Johansen), y aprovechando los enfrentamientos entre el primer ministro y el presidente del partido, acabará erigiéndose en la líder política más joven su país. Pero no será fácil: está rodeada de una casposa vieja guardia formada por un grupo de hombres ineptos y borrachuzos más preocupados por alcanzar y mantenerse en el poder que por realizar políticas efectivas. Tampoco Gro aparece retratada como una heroína: aunque comienza su carrera con unos valores sólidos que ella cree inmutables, poco a poco va renunciando a parte de ellos según va aprendiendo a manejar los hilos del sistema en su propio beneficio.

Rodada en 16 mm. con la intención de sumergirnos, aún más, en la época, la serie es una sátira sobre la política noruega de los años 70. Para subrayar ese aspecto mordaz, 'Power Play' no solo abre cada capítulo con la frase «Basada en la verdad, en las mentiras y en la mala memoria», sino que no duda en echar mano de todo tipo de recursos actuales, como la mezcla de formatos (aparecen imágenes documentales), la ruptura de la cuarta pared, la agilidad en el montaje, los rótulos sobreimpresionados con marcado acento irónico o las pantallas partidas en las que un personaje salta de una a otra.

Desacralizar la vida y la obra de los dirigentes del Partido Laborista en los 70 a través de mostrarnos sus muchas miserias con ingenio, socarronería y bastante insolencia, parece el afán de Silje Storstein, Kristin Grue y Johan Fasting, los creadores de 'Power Play'. Y lo han conseguido.

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