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Las 9 pequeñas joyas de la Comunitat

El territorio valenciano alberga rincones con ciertas curiosidades que merece la pena visitar

Martes, 11 de octubre 2022

El pueblo más pequeño, paredes llenas de murales, un museo en miniatura, una roca gigante en medio de una calle... son sólo algunas de las curiosidades que guardan localidades de la Comunitat Valenciana.

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El territorio valenciano está integrado por más de 540 municipios. Una riqueza cultural inmensa. Cada uno de estos rincones tiene su propia historia, gastronomía y costumbres que los hacen diferentes del resto.

Solemos creer que viajar es coger el equipaje y elegir un lugar bien lejano, a ser posible, fuera del mapa nacional. No obstante, no hace falta recorrerse kilómetros y kilómetros para descubrir auténticas maravillas. Estas son algunas de ellas:

Castellón

Fanzara

Un museo de arte urbano al aire libre. Eso es Fanzara, una localidad castellonense en el que sus paredes son lienzos. Las fachadas de las casas, las plazas y cualquier lugar del pueblo pueden convertirse en murales. Actualmente, acumula más de 160.

Esto es gracias a la acción del Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU), que atrae tanto a artistas de todo el mundo como a turistas. Las pinturas quedan plasmadas durante todo el año y han conseguido salvar al municipio de la despoblación.

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Además de ser la capital del graffiti, permite a los visitantes disfrutar de la naturaleza. Cuenta con algunas rutas para descubrir las ruinas de su castillo y conocer la Cueva de la Muela.

Castellón

Mascarell

Esta pintoresca localidad está enteramente amurallada. Una peculiaridad que sólo se repite en un pueblo de Valladolid llamado Ureña. Este municipio de Castellón pertenece, desde finales del siglo XIX, a Nules. Está considerado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1995.

El hecho de que todas sus casas estén dentro del recinto fortificado le otorga un aspecto de otra época. Además, la muralla está rodeada por campos de naranjos que lo hacen, todavía, más auténtico.

Parte de la muralla de Mascarell. LP

Castellón

Culla

Pasear por sus calles es todo un viaje a la época medieval. Esta joya del Alto Maestrazgo fue la a última posesión que la Orden del Temple de los Caballeros Templarios adquirió antes de su desaparición.

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Forma parte de la red de 'Los pueblos más bonitos de España' gracias a la singularidad de sus calles empedradas, por las que parece que no haya pasado el tiempo. Se puede conocer parte de su historia gracias a su castillo, la antigua prisión y el viejo hospital, reconvertido actualmente en centro cultural.

Castellón

Vilafamés

En el interior de Castellón se encuentra uno de los pueblos más fotografiados de la Comunitat Valenciana. En una de sus calles más transitadas, se encuentra la Roca Grossa, una roca de gran tamaño que, nada más verla, asombra a los visitantes porque parece de lo más inestable.

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Este elemento lleva cientos de años inmóvil siendo una parte más del pueblo. Cuenta la leyenda que se tiene que tocar y pedir tres deseos para que, al menos, uno de ellos se cumpla.

Así es la Roca Grossa de Vilafamés. LP

Castellón

Chodos

Al borde de un principio. Sí, has leído bien. Este curioso enclave tiene una ubicación única. A los pies de la cima del Peñagolosa, este pueblo castellonense destaca por sus calles estrechas y empinadas que recuerdan que está, prácticamente, colgando en la ladera de una muela de unos 100 metros de altura.

Los restos del castillo, que conserva aún parte de su muralla, coronan lo alto de la montañana.

Alicante

Guadalest

Este rincón alicantino destaca por su castillo, situado sobre una gran roca en la parte más alta del pueblo. Subir hasta él otorga unas vistas panorámicas del embalse y del pueblo. La entrada a la localidad es de lo más singular: se hace a través de un túnel que atraviesa la roca de la montaña sobre la que está construido el castillo.

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Las calles del pueblo respiran un ambiente medieval con las calles empedradas. Entre ellas, se encuentra uno de los lugares más curiosos del mundo: el museo de microminiaturas. En él, puedes encontrar la Torre Eiffel en la punta de una cerilla, la Estatua de la Libertad dentro del ojo de una aguja y una carrera de galgos en un cabello.

Vista desde el castillo de Guadalest. Fotolia

Alicante

San Miguel de Salinas

En este pueblo alicantino, te puedes adentrar en un barrio cavernícola pero en pleno silo XXI. En el municipio hay un grupo de casas-cueva que se conservan a la perfección en una colina.

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Estas construcciones centenarias excavadas a pico y pala son ahora viviendas particulares, restaurantes, negocios o galerías de arte que atraen las miradas de turistas.

Cuevas en San Miguel de Salinas. LP

Valencia

Chulilla

Este pueblo lleno de casas blancas que destacan entre el color de la montañana guarda uno de los mayores atractivos para los amantes de la aventura: la ruta de los Puentes Colgantes, un paseo entre pasarelas de madera que recuerdan a las del Himalaya. El primero de los puentes, a 15 metros de altura, es sólo apto para aquellos que no tienen vértigo. El final del camino lleva al embalse de Loriguilla, en el que merece la pena pararse a disfrutar de las vistas.

Ruta de los Puentes Colgantes de Chulilla. fOTOLIA

Valencia

Emperador

En Valencia se encuentra el pueblo más pequeño de España. Una localidad con sólo nueve calles en las que pocas personas usan el coche para moverse en ella. Su nombre, no obstante, lo hace grande: Emperador.

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Ocupa nada más y nada menos que 190 metros de largo por 150 de ancho. Curiosamente es, al mismo tiempo, la localidad con mayor densidad de población del país.

No obstante, que tenga tan poco espacio no signifique que no cuente con servicios. Sus habitantes, llamadas venteros, disponen de instalaciones deportivas, un centro social y un consultorio médico, así como seis tiendas regentadas, eso sí, casi todas por la misma familia. En 1771, un adinerado empresario, Agustín Emperador, instaló en él sus principales negocios. Cuando se constituyó como pueblo, decidió darle el nombre de su apellido. Cuatro siglos después, sólo se conversa la ermita desde su fundación.

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