clara alfonso
Valencia
Jueves, 23 de julio 2020, 00:44
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Subir el Miguelete, la torre campanario de la Catedral de Valencia, es una de las experiencias que no te puedes perder tanto si vives allí, como si visitas la ciudad en vacaciones. Este monumento de base octogonal, construida entre 1381 y 1424, supera los 50 metros de altura hasta la terraza y 61 metros en total. Para llegar hasta la terraza, hay que subir 207 escalones, de 25 centímetros cada uno y en forma de caracol. Los campaneros suben alrededor de un millón y medio de escalones al año, lo que se traduce en 375 kilómetros subiendo y bajando escaleras. El acceso al Miguelete cuesta 2 euros.
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Declaradas Bien de Interés Cultural desde 1931, son uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad del Turia y un magnífico exponente de la arquitectura gótica. Estas torres, construidas por Pere Balaguer en 1392, son una de las dos puertas fortificadas de la muralla medieval de Valencia, que se utilizaron tanto con carácter defensivo como también como arco del triunfo. En la actualidad, el acto más destacado que tiene lugar a sus pies es la Crida, una llamada que realiza la Fallera Mayor de Valencia, el último domingo de febrero, para dar la bienvenida a las Fallas. Subir su extensa escalera de 33 metros de altura, es todo un lujo, ya que en lo más alto se disfruta de unas vistas preciosas de la ciudad y del cauce del río Turia. El precio de la visita es de 2 euros.
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Conocidas antiguamente como 'Portal de Cal', son unas de las puertas de la muralla medieval cristiana más conocidas, construidas entre 1441 y 1460. Se las llamaba así porque toda la cal que entraba en la ciudad desde 1650, tenía que hacerlo a través de ellas. A lo largo de la historia, se han utilizado como cárcel para mujeres y, también, como prisión militar. Con 34 metros de altura, su estructura se divide en tres partes: las dos torres de forma cilíndrica y el cuerpo central de planta rectangular donde se abre el portal, formado por un arco de piedra de medio punto. En el enlucido exterior todavía se pueden apreciar los restos del bombardeo que sufrió la ciudad en 1808. La entrada para visitar estas torras cuesta 2 euros.
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También conocida como Lonja de los Mercaderes, es una obra maestra del gótico civil valenciano, ubicada en el centro histórico de Valencia, frente al Mercado Central de Valencia. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, se empezó a construir en el año 1483, siendo Francesc Baldomar el titular del proyecto inicial. Su planteamiento siguió el de la Lonja de Palma de Mallorca, constituyéndose en un edificio emblemático de la riqueza del Siglo de Oro Valenciano. Para acceder a la torre y a la terraza de este monumento, se toma una escalera de caracol formada por 142 peldaños, desde donde se puede disfrutar de unas vistas de valor incalculable. La entrada al museo se puede conseguir desde 7 euros.
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Situada en la cima de la montaña de Santa Ana, en el término de la Llosa de Ranes, fue construida en el siglo XV en estilo gótico flamígero con el apoyo de la familia de los Borja y pertenece al territorio de Xàtiva. Su estratégica ubicación, le concede unas vistas espectaculares que se alcanzan tras subir alrededor de 90 escalones, desde donde se puede contemplar el desierto de Las Palmas hasta el Benicadell.
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Uno de los enclaves más característicos de la comarca. Construido en 1801 por el párroco Joaquín Cabos, asciende en forma en zigzagueante y vertiginoso camino, brillante y blanqueado hasta la cumbre del Cerro de San Antonio para alcanzar su ermita, con el pueblo a sus pies. Visible desde buena parte del territorio, con catorce rampas que punteadas de cipreses que salvan el desnivel hasta la cima. Todo esfuerzo merece la pena, ya que el Calvario de Sot es uno de los más bonitos y originales de la Comunitat.
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6,873 escalones, casi 15 kilómetros de ruta circular con tres bajadas y subidas de buen desnivel, fuentes, cuevas, despoblados, uno de los barrancos más salvajes de la Comunitat Valenciana, situado en la Vall de Laguar. Una combinación que es conocida popularmente como la Catedral del Senderismo: la ruta del Barranco del Infierno, una experiencia que te dejará, literalmente, sin aliento. Se trata de uno de los recorridos más espectaculares de nuestras tierras. Un paraje bello pero duro a la vez, rocoso pero repleto de vegetación.
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