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paula moreno
Lunes, 16 de agosto 2021, 01:08
El municipio de La Vall d'Uixó es un lugar lleno de patrimonio histórico situado a los pies de la Sierra de Espadán. Restos ... de poblados ibéricos, una necrópolis visigoda y torres medievales enmarcan la que es la joya de la corona de la zona: las cuevas de San José. Este grupo de cavidades naturales es la de mayor recorrido de toda la provincia de Castellón, con una longitud de 2.750 metros, y la segunda de toda la Comunitat Valenciana. Además, los grabados y pinturas prehistóricas también son motivo de peso para disfrutar esta experiencia.
En su interior cuenta con el río San José, cuyo origen es aún desconocido a pesar de las incursiones a esta cueva que se remontan a época paleolítica. La primera exploración registrada se hizo en el 1902 y, una vez se alcanzó el fondo de la cueva en los años setenta, se acondicionó para permitir el paso de barcas.
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La visita turística se hace tanto en barca como a pie. Los primeros 800 metros son navegables, mientras que los últimos 250 se hacen paseando. A este lugar es normal que acudan colegios de municipios cercanos, y si a eso se le añade el atractivo turístico que tienen las cuevas, se estima que las visitan podrían superar las 200.000 al año.
En el interior de estas grutas hay diferentes salas que impresionan al visitante por sus formaciones de estalactitas y estalagmitas. Una de ellas es la Sala de los Murciélagos, llamada así por estos animales, que antes llenaban la cueva. En la entrada de esta, es posible encontrar pinturas y grabados paleolíticos de hace 17.000 años.
Sus altas bóvedas dan una acústica especial a los conciertos que se celebran en la sala los viernes de julio y agosto, llamados Singing in the cave, así como a los que se hacen en el embarcadero. A pesar de la altura considerable de los techos en algunos tramos, en otros son tan bajos que los barqueros deben prestar constante atención para no chocarse con nada.
Más adelante, una vez superada la Boca del Forn, se alcanza el lago de Diana, de cinco metros de profundidad. No obstante, durante décadas no se pudo avanzar más allá de este punto, que deriva en la Galería de los Sifones, un estrecho de sesenta metros de longitud que se cobró la vida de un vecino de La Vall d'Uixó. Fue necesario dinamitarlo para ensancharlo y permitir el paso de las barcas.
Una vez superado este punto, se accede a la galería seca, tramo donde el visitante debe caminar. Aquí se pueden apreciar de cerca formaciones en la roca, como la Cascada de la Flor, un conjunto de coladas de catorce metros que se ha ido formando con la filtración de lluvia, o una silueta en la roca llamada 'El dinosaurio', así como la «cara del diablo».
Al final de este tramo, se accede a la Galería de las Estalactitas o la Catedral, apodada así por sus imponentes formaciones geológicas, como las columnas, estalactitas que llegan hasta el suelo, o su altura de doce metros. Aquí es posible observar formaciones curiosas, como la Medusa, una estalactita achatada que parece este animal.
Sin embargo, es posible navegar un tramo una vez superada la Galería de los Sifones, que transcurre en paralelo a la galería seca. Aquí se encuentran salas como la del Peñón o la de Perro Pachón, así como el Lago del Diablo. El llamativo nombre de este lugar se debe a lo oscuro de esta zona, a pesar de su iluminación artificial. Al final de este recorrido se accede a la entrada de la parte no accesible, a la que solo equipos de espeleólogos pueden entrar.
Dentro de esta zona no visitable se ha contrastado la existencia de grandes salas de treinta metros de longitud y dieciocho de altura, así como de sifones subacuáticos que es necesario atravesar con equipo de buceo. En exploraciones hechas en 2016 y 2017, se encontraron trescientos metros más de túneles, pero aún se desconoce el final de la cueva o el origen del río subterráneo.
No obstante, la barca guiada no es la única opción para visitar las cuevas. Para aquellos a los que les gusten los deportes acuáticos, también se organizan rutas en kayak llamadas 'espeleokayak', en las que se da a los visitantes el neopreno y la barca necesarias para navegar por las grutas, y también recorren la galería seca. La experiencia incluye un baño en una zona profunda, para evitar dañar las estalagmitas y otras formaciones de la cueva.
Al salir de las cuevas, hay bares, zonas de picnic y restaurantes en los que poder tomar algo, pero también es una opción acercarse a La Vall d'Uixó y probar sus cocas tradicionales de tomate o de verdura, así como los manjóvenes, unos roscos dulces típicos de Castellón que el visitante podrá tomar mientras rememora una visita inolvidable a las Cuevas de San José.
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