«Esquerra Republicana es la ultraderecha»

Dice Boadella que lo de Cataluña «lo tomas o lo dejas» y con él ocurre lo mismo. No hay término medio ante este bufón que levanta urticarias o rendidas adhesiones. El fundador del catalanísimo Els Joglars y hoy director de los madrileños Teatros del Canal sigue a sus 72 años denunciando el «nocivo nacionalismo» con ardor incombustible.

- ¿Se siente en guerra con sus paisanos?

- Me siento mal porque he visto cómo se desmoronaba la sociedad en la que he nacido. Una sociedad que hace no tanto era sensata, cívica, aceptablemente culta, y hoy es una masa adoctrinada.

- Se lo digo por los tres cipreses de su finca de Jafre.

- Los talaron a lo bestia, con hacha. La alcaldesa no me ha hecho caso porque está con el régimen. Supongo que considera que me lo merezco.

- Escapó de un consejo de guerra con Franco. ¿Esto es peor?

- Ha aparecido en Cataluña un libro en el que estamos señalados los traidores oficiales. Yo figuro por méritos propios. Pero mientras la Constitución rija allí no tengo problema.

- La Constitución la quemó Empar Moliner en TV-3.

- No es más que una pura mercenaria del régimen, la voz de su amo.

- Lo ha hecho para luchar contra la pobreza energética...

- Me parece muy lícito luchar por los desfavorecidos, pero hoy el populismo y la demagogia están fuera de control en España.

- ¿Qué se siente al ser el traidor oficial?

- Ser traidor a esa bazofia es un orgullo. Yo mismo reivindico constantemente el título de traidor nacional de Cataluña.

- No está solo. Félix de Azúa calificó la tala de sus cipreses de acto nazi.

- Entre anticuerpos tenemos que protegernos. Y somos los anticuerpos de una sociedad que se ha degradado. Yo también me solidarizo con él cuando le atacan.

-¿Suscribe que Ada Colau debería ser pescadera?

-Eso se interpretó mal. Suscribo que Colau es puro populismo y no tiene nivel intelectual ni ético para una gran ciudad como Barcelona. Vive para la promoción de su buenismo cósmico. Con los moralistas, y esto va también por Almodóvar, siempre tengo la impresión de que ocultan algo.

- Eso quizá podrían decirlo de usted.

- No. Yo más que moralista soy un tío cabreado cuando veo una injusticia. Y ahora mismo hay una parte de España que quiere destruir todo lo que ha significado la Transición y sentirse vencedora de una Guerra Civil que no ganamos.

- ¿Será que ven tics franquistas en la parte contraria?

- El franquismo es una cosa muerta y enterrada. No hay franquismo hoy en España. La corrupción está en todas partes, en el PP, en el PSOE... Y en el nacionalismo catalán, donde el caso de Pujol es el más grave y cínico que hemos tenido. Sonará franquista, pero hay una falta esencial de patriotismo, entendido como sentido colectivo. Al 90% de los españoles les gustaría un gobierno de coalición pero los políticos no lo hacen por falta de patriotismo. Y esto, lo mismo el PP que Podemos, los socialistas o mis colegas de Ciudadanos, a los que he votado.

- ¿Qué le dice el manifiesto por una Cataluña monolingüe?

- Que los ha retratado como lo que son: la ultraderecha, xenófoba e insolidaria. Lo que en Francia se llama Le Pen aquí lo llamamos Junts pel Sí o Esquerra Republicana. En España hay ultraderecha y está en el nacionalismo.