Mientras el Congreso de los Diputados debate este martes la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez –surrealista es poco-, el día a ... día de la política en la Comunitat viene marcado por una fecha señalada en rojo en el calendario. 28 de mayo, elecciones municipales y autonómicas. Quedan poco más de dos meses para unos comicios que las encuestas pronostican como muy igualados. Con una izquierda desgastada, lastrada por la gestión del Ejecutivo central, y una derecha que se ve con posibilidades de recuperar la hegemonía electoral.
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Esas dos expectativas son las que marcan la precampaña electoral. Los candidatos del PP valenciano han saltado ya a carteles y vallas publicitarias. Maria José Catalá, la alcaldesa, lleva varias semanas mostrando su sonrisa y su garantía de triunfo en las elecciones municipales –recuperar el ayuntamiento de Valencia es, a juicio de los populares, el escenario más probable el 28-M-.
Catalá aspira a poner punto y final a las dos mandatos de Joan Ribó. El liderazgo de Compromís se ha visto seriamente comprometido con la caída de su líder, Mónica Oltra, imputada por la gestión de su conselleria en el caso de los abusos a una menor tutelada por la Generalitat. Sin Oltra en campaña, la coalición nacionalista ve los comicios del 28-M como un «suicidio», en palabras de su senador Carles Mulet.
Sandra Gómez también ha saltado a la cartelería publicitaria, consciente de que sus ocho años de socia de gobierno de Ribó ha limitado su nivel de visibilidad y su mensaje político. La líder del PSPV de la ciudad de Valencia aspira a consolidar su posición, e incluso los más optimistas en su partido la ven superando a Ribó y convirtiéndose en la próxima alcaldesa. Su candidatura electoral, que ya se conoce, parece más bien un ejercicio de bunkerización para el día después de las elecciones.
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Carlos Mazón también sonríe. Y lo hace, además de porque ese es el eslogan de su última campaña publicitaria, porque el líder del PP valenciano confía en que lo que las últimas encuestas comienzan a apuntalar, que la derecha puede alcanzar los 50 escaños que marcan la mayoría absoluta en Les Corts, acabe siendo una realidad. De Momento, Mazón es el único que ha sacado a 'pasear' en carteles a Pedro Sánchez. 'Ya se va', dice.
Algunas de las decisiones del Botánico dejan entrever que ese horizonte es posible. Las prisas con la renovación de órganos estatutarios, que ha acabado en fracaso, el cada vez menor disimulo por separar el debate político valenciano del nacional, el correcalles con la elaboración de candidaturas electorales… son síntomas de que, como mínimo, la perspectiva del 28-M es muy igualada.
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Puig no ha saltado a la carterlería electoral, sabedor de que su índice de conocimiento público superior al 90% no requiere de una inversión adicional. «Gestión y gestión» es el mantra que el líder socialista repite, por más que el balance de ese eslogan incluya diferencias notables con los socios de Gobierno, un éxito destacable –la gigafactoría de Volkswagen- en el que la multinacional automovilística ha jugado el papel principal, y es cierto, una cierta recuperación de la normalidad institucional después de que las últimas legislaturas del PP dejaran muy tocada la imagen de la Comunitat.
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