Rafa Rubio: Adiós por la puerta de atrás

En 2007, con Alborch a los mandos del grupo municipal, Rubio compatibilizó su acta de concejal en Valencia con un escaño en la Diputación, donde llegó a ejercer de portavoz. Años que, tiempo después, le supondría una imputación en el caso Imelsa. El socialista se vio salpicado por las irregularidades en la empresa pública por las presuntas indicaciones que dio para que se realizaran determinadas contrataciones de personal en la firma. La sociedad dependiente de la Diputación pagaba la nómina pero, en realidad, no desempeñaban ninguna labor allí. La causa, que se reactivó hace semanas, había permanecido dormido cinco años. Período en el que uno de los hombres más queridos del socialismo de la ciudad hizo carrera en Les Corts.

Durante la corta legislatura de Alberto Fabra, Rubio fue portavoz adjunto del PSPV, y uno de los parlamentarios más atentos a la labor de fiscalizacion al Consell. Puso patas arriba la caja fija de la Generalitat, los contratos públicos y las líneas rojas de Fabra, además, de convertirse en la sombra del topo del Palau, el caso más sonado de la legislatura. Pero, con la victoria de Ximo Puig en el congreso del PSPV , no volvió a ocupar puesto en la lista autonómica.

Rubio, enmarcado en el abalismo en lo orgánico, volvió a su plaza de funcionario en el Ayuntamiento de Valencia, donde durante la pasada legislatura ocupó el puesto de Coordinador del Área de Urbanismo, a las órdenes de su amigo Vicent Sarrià. Un puesto que mantuvo con el cambio de concejalía, que pasó a manos de la vicealcaldesa Sandra Gómez. Pero, en junio del año pasado, con el nombramiento de Gloria Calero como delegada del Gobierno en la Comunitat, pasó a ser subdelegado. Un puesto en el que permaneció hasta ayer, y del que fue destitutidode manera fulminante tras conocerse su detención.

El partido, está en shock por la noticia que lo vincula a una trama de corrupción junto a cargos populares como Alfonso Grau, lo ha suspendido de militancia de inmediato y le ha abierto expediente tras conocer los motivos de la detención. Un triste final para un cargo que nunca tuvo enemigos internos y que se va de la política por la puerta de atrás.