El sumario del caso Azud resume la historia del PSPV de las derrotas electorales. Una época en la que el PP de Camps, antes de que saltara el caso Gürtel, era una apisonadora en las urnas y en la que los socialistas valencianos cerraban sus ... noches con ramos de rosas tirados en los baños de la sede de Blanquerías. En 2007, la maquinaria del PSPV trazó un plan para asaltar la Generalitat con Ignasi Pla y el Ayuntamiento de Valencia con Carmen Alborch. El fracaso fue rotundo y ni siquiera pagarle parte de la campaña a Unión Valenciana, con movimientos de última hora como recoge el sumario de Azud, evitó la aplastante mayoría del PPCV en ambas instituciones. Las elecciones de mayo de 2007 dejaron en la hemeroteca titulares tan ridículos como el de las elecciones más reñidas de la historia. Hoy, un Gürtel y quince años después, una investigación policial y judicial han sacado a la luz las maniobras al margen de la norma del PSPV.
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Al levantar un secreto de sumario, los nervios se instalan en aquellos cargos a los que salpica la investigación. De inmediato, surge el interés por si en alguna conversación o declaración sale algún apellido con pedigrí. En la pieza 7 del caso Azud, la que todavía seguía oculta, aparecen apellidos ilustres del socialismo valenciano. La mayoría de ellos surge en las declaraciones de varios de los testigos que pasan ante la Guardia Civil y el juez, testimonios que encajan las piezas del relato. La pieza 7 del sumario de Azud incluye 1.250 folios –registros aparte- con abundante contenido.
Uno de los ejemplos es el testigo Emilio Calvet, trabajador de la empresa familiar Industria Gráfica Valenciana (Ingraval), que es una de las personas que compareció para dar su testimonio ante los agentes de la UCO. Ingraval era una de las imprentas de referencia para el PSPV y aseguró que había realizado numerosos trabajos para el partido por lo menos hasta 2016. Calvet es uno de los testigos que pone sobre la mesa el nombre del ex líder del PSPV Jorge Alarte y lo cita por la relación que él, como responsable de la imprenta, tenía con Víctor Sahuquillo, hombre fuerte del alartismo en aquel momento. Calvet trata sobre varios trabajos con Sahuquillo para el partido, según apunta en su declaración. A Alarte también lo nombran de pasada en su declaración Francisco Martínez, exgerente del partido, y Voro Costa, el que fuera presidente de los jóvenes del PSPV.
El nombre de Alfred Boix, secretario autonómico de Promoción Institucional y uno de los hombres fuertes en el PSPV en los últimos años, es otro de los que aparecen en el sumario de Azud. En este caso en la declaración de Francisco Martínez, el exgerente, que apunta que Boix tuvo un papel importante en el desarrollo del partido en 2007, como miembro clave de la gestora creada desde Madrid, y a partir de 2012, cuando el triunfo de Ximo Puig en el congreso sitúa al de Gandia al mando de la secretaría de Organización. Voro Costa es el segundo testigo que en su declaración cita a Alfred Boix. Costa, al ser preguntado por los pagos, apunta que no recuerda el procedimiento: «Pero sería como siempre, la factura se pasaría al partido, y allí se encargarían de su recepción, tramitación y pago el gerente del partido, Paco Martínez, o el secretario de Organización, Alfred Boix».
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El apellido Puig, importante en todo el proceso, aparece serigrafiado en las camisetas del congreso de 2008. Puig representaba la herencia de Pla, que salió derrotada por el alartismo.
Durante los mandatos de Ignasi Pla y Jorge Alarte, el gerente en el partido fue Francisco Martínez, al que muchos de los testigos apuntan como la persona fundamental para dar el visto bueno a la hora de cobrar los trabajos realizados para las distintas campañas electorales. Martínez ha tirado de la manta y en su declaración, una de las más importantes del sumario, aparecen nombres como los de Ignasi Pla, José María Cataluña, María José Labrandero y Vicent Sarrià. Además de los de José Luis Vera y Virgilio Latorre, abogados que han trabajado para el PSPV.
El gerente apunta que en la campaña de 2011, cuando Jorge Alarte estaba al frente del partido, renunció al cargo de administrador de la campaña al no sentirse cómodo porque el presupuesto planteado no se ajustaba al techo de gasto.
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