Joaquín Torres es conocido como el arquitecto de los famosos. Un prestigioso diseñador, con miles de seguidores en España, que tuvo en exclusiva la edificación de los chalés de La Finca, una de las urbanizaciones más exclusivas de Europa, territorio habitual de famosos y ... deportistas. Torres ha aclarado que está «atemorizado», pero no ha precisado el motivo. Los herederos del empresario Juan Luis Cereceda, dueño de la exclusiva promoción en Pozuelo de Alarcón, «boicoteó todos mis proyectos y tuve que cerrar mi estudio». «Vivía dignamente de la arquitectura», recordó.
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Tras esta intensa presentación, Torres comenzó a contestar al fiscal Anticorrupción. Ha indicado que conocía a Zaplana antes de que se lo presentara el conocido promotor inmobiliario. El expresidente tenía «interés» en comprar una vivienda -en realidad sólo fue una parcela- y que todo el contacto se hizo a través de «empresarios o trabajadores, intermediarios o amigos…» El fiscal le ha recordado que en instrucción habló de «testaferro».
«No sé cómo lo califiqué en su día. Sí dije que era la persona que llevaba los negocios de Zaplana«. El arquitecto ha indicado que se dirigía a la persona que el exministro había designado, en teoría, Joaquín Barceló. «Yo asumo que luego eso se lo decían a Zaplana», concretó. Respecto a lo de testaferro, cree que eso lo diría él »porque soy un bocazas«. A preguntas del letrado de Zaplana, ha rectificado. »Me lo pudo decir la Guardia Civil«. En cualquier caso, »es lo que parecía«.
En la comitiva de personas del círculo de confianza del exministro -asegura que era Zaplana por lo que le dijo en su momento el empresario Cereceda- había dos o tres personas que hacían preguntas. Pero no ha concretado si entre ellas figuraba Francisco Grau, el asesor fiscal del expresidente.
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El negocio para Zaplana fue redondo. Al arquitecto también se lo pareció. La compra de la parcela, en la zona de Los Lagos, el área de mayor lujo, fue en 2007 y se vendió en 2009. «El movimiento fue cero. No se le aportó ningún valor». La plusvalía fue de casi dos millones de euros, según la investigación. «No sé a usted qué le parece. Se ganó dinero sin añadirle valor. Yo no estoy acostumbrado», señaló al fiscal.
Torres siempre facturó a Procisa, la constructora del empresario. «Pero esto era habitual», aclaró. El arquitecto ya no mantiene ninguna relación con el expresidente desde aquel fructífero negocio para el político. «Ningún contacto ya con Zaplana. Hace cuatro o cinco años coincidí con su hija en Marbella. Fue exquisita. No me dijo nada, absolutamente nada -en referencia al proceso judicial-. Lo agradecí muchísimo».
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