El Botánico decidió inaugurar este lunes el curso político en Les Corts, donde se celebró el debate de política general, con el otoño ya empezado. A pesar de que la legislatura acaba de pasar su ecuador, el tono de unos y otros era crepuscular, de ... ciclo agotado, tanto que el PP pidió adelantar elecciones. El discurso del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se alimentó de las medidas para la desescalada que unas horas antes había aprobado el Consell en una reunión interdepartamental. El jefe del Consell recicló propuestas casi tan antiguas como su propio mandato, tal es el caso de la intención de exigir al Gobierno central las competencias de los Cercanías, algo que ya se anunció en 2016, y en 2017, y en 2018. El Botánico llegó al parlamento con la resaca de una pelea interna que no cesa desde el inicio de la legislatura, pero que en el último mes ha registrado uno de esos repuntes que sufre el tripartito de manera periódica. Esa espesura se ha filtrado en la intervención inicial de Puig, más larga que en otros debates, así como en su réplica a la líder de la oposición, María José Catalá, también extensa y difusa. El presidente parece que aprovechó la pausa del mediodía para recuperar aliento, después de que durante la mañana enfatizase ideas como la recuperación de la Albufera o la factoría de baterías eléctricas. Los titubeos matinales ante Catalá se transformaron en un tono mucho más incisivo frente a las críticas de Ciudadanos y Vox.
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Tanto la rehabilitación del lago del parque natural valenciano como el impulso a la factoría son dos asuntos recurrentes que el Consell ha esgrimido a lo largo del último año.
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El presidente resaltó la recuperación de la presencialidad en la atención primaria sanitaria. La vuelta a la normalidad convertida en hito en un hemiciclo donde ya acuden todos los diputados. El líder socialista sacó pecho por la inversión en el Plan Edificant, el programa de inversiones para reducir los barracones en los centros educativos, lo que generó un murmullo de sorpresa que se repitió ante el modo en que el jefe del Consell rebajó las secuelas de la infrafinanciación, alegando que el Gobierno central la compensa actualmente a través de inversiones en los Presupuestos Generales y de los fondos para luchar contra la crisis generada por la pandemia.
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No faltaron los términos inventados en el laboratorio de Presidencia («buroesclerosis», para referirse a la necesidad una Administración más moderna y ágil frente a la burocracia) ni el recuerdo a la etapa del PP en el Consell, que finalizó hace más de seis años. Tampoco se echaron de menos las citas a filósofos y literatos, desde Séneca al músico italiano Franco Battiato. Decenas de frases, unas de peso y otras gratuitas. Ni faltaron los comentarios sobre las políticas del PP en la Comunidad de Madrid. Y también hubo decenas de anuncios de nuevas medidas, si bien fuentes del Consell admitieron que el mensaje del presidente adoleció de un «hilo argumental, no hemos transmitido la idea de que tenemos un plan». Algunos diputados socialistas admitieron cierto tono plano. El líder del PSPV se manejó inicialmente con un talante más vinculado al final de un ciclo que a las aspiraciones del Consell en mitad de la legislatura. La gestión de la pandemia, la realizada hasta ahora, capitalizó una buena parte de la intervención del Molt Honorable, que apoyó el futuro de las políticas del Consell en los fondos provenientes del Estado y de la Unión Europea para combatir los efectos del Covid.
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El bloque de la derecha demostró diversos talantes frente a la gestión del Botánico. Tanto la cuestión de los impuestos como el reproche a Puig por el agotamiento de su gestión fueron los nexos de unión en el discurso de la oposición. Pero hubo matices. El PP fue duro y descreído ante las apuestas del Consell, Ciudadanos apostó por el pacto para reconducir las políticas del tripartito, mientras que Vox disparó contra todo y contra todos.
Catalá se centró en Puig y Oltra, en las divisiones internas en el Consell y en la necesidad de modificar la política fiscal, algo que en Presidencia tenían previsto. El PP pidió un adelanto el electoral, una reclamación que Puig soslayó. También sobre la importancia de bajar impuestos giró el discurso de Ruth Merino. La portavoz de Ciudadanos abogó por ampliar los consensos a la hora de gobernar la Comunitat y reprochó, a su izquierda, el triunfalismo del Botánico y, a su derecha, el catastrofismo del PP. Vox también exigió detener la escalada tributaria, si bien cargó contra los populares a la hora de criticar la política educativa y lingüística del Consell. En los pasillos de la Cámara, las tres portavoces coincidieron en señalar la escasa concreción de la intervención del presidente. En la trona, pocas, muy pocas menciones a asuntos como los aprietos judiciales del hermano del presidente, o esa investigación judicial que ha acabado con el síndic del PSPV, Manolo Mata, como abogado de uno de los acusados de graves delitos de corrupción.
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IRENE MARSILLA
Los socios del PSPV explicitaron esos asuntos por los cuales el Botánico no llegó en plena forma el debate de este lunes. Podemos recordó su posición contraria a la ampliación del Puerto de Valencia e insistió en la necesidad de implantar la tasa turística en la Comunitat, dos asuntos en los que los socialistas han manifestado su rechazo frontal. No obstante, la coordinadora de Podemos, Pilar Lima, expresó su posición sin señalar directamente a sus compañeros en el Consell y en el Gobierno central. La líder podemista asumió esas diferencias y cargó frontalmente contra la oposición.
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Desde Compromís emplearon un tono un punto más beligerante. Fran Ferri, el síndic nacionalista, reclamó más valentía respecto a la tasa turística, la ampliación del Puerto, la reclamación al Gobierno central de la financiación e incluso a la hora de reivindicar el Gobierno de coalición, el Botánico. El presidente dio la callada por respuesta en relación a la tasa turística, sin distinción, tanto cuando el PP la empleó para criticar la desunión del Botánico como en el momento en que nacionalistas y podemistas la reclamaron. Mata fue el encargado de hacerse eco del discurso de su secretario general y presidente de la Generalitat. El optimismo inicial de Puig fue recuperado por el síndic socialista para poner en valor las políticas del Botánico, con ese peculiar estilo de Mata, que lo mismo divaga que da justo en el clavo, que lo mismo sirve para atacar que, como este lunes, para evitar hacerse daño entre los socios de la izquierda.
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