El Botánico pierde a sus cascos azules

El Gobierno valenciano ha perdido en los últimos tiempos a algunos de sus principales muñidores, dentro y fuera del Ejecutivo y otros están llamados a reforzar su papel en el nuevo diseño que este fin de semana anunciará Puig.

Pero, lo cierto es que el Botánico se ha quedado sin cascos azules para acudir a las guerras internas en misión de paz. Y sin ellos, el Ejecutivo no sólo se encamina a su mayor crisis desde que tomara posesión, hace ahora siete años, sino que las disputas han comenzado a cruzar las puertas de los despachos para airearse casi en directo.Así que Puig no sólo tiene ante sí el reto de impulsar una nueva etapa Botánica, con una buena dosis de regeneración, sino que debe curar las heridas que algunos de los elementos del jardín presentan para encarar un año crítico como es el que culmina en unas elecciones autonómicas en las que se decide todo.

La salida del portavoz socialista en Les Corts, Manolo Mata, para hacerse cargo de la defensa del cabecilla del caso Azud, el empresario Jaime Febrer, lo ha desencadenado todo. Pero, con Mata fuera de circulación para centrarse en su profesión, se ha perdido a uno de los máximos interlocutores entre socios. Mata tenía buena relación con casi todos, propios y ajenos, y su labor de intermediación en este tiempo, junto con la del también exportavoz de Compromís en Les Corts, Fran Ferri, contribuyó a mantener engrasada la relación entre socios. Además, su cercanía con la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, ha ejercido de bálsamo en numerosos conflictos internos y externos. De hecho, fue uno de los que allanó la relación entre Puig y Oltra en 2015, hasta entonces dos desconocidos condenados a entenderse. Su salida ha dado pie a la que será la primera crisis de Consell al uso, tras retoques puntuales por bajas forzadas.Y con él, ha desaparecido la figura del enlace no sólo con Les Corts, sino también con la oposición y con los propios grupos del Botánico, que en el Parlamento van por libre.

Junto a Mata, ha jugado un papel fundamental a la hora de engrasar las relaciones entre socios el hasta ayer conseller de Educación, Vicent Marzà, una figura muy reconocida por el PSPV dentro del Gobierno. Un socio leal para Puig y uno de los miembros de su gobierno con el que mejor se ha entendido estos años. Marzà ha ejercido durante periodos de nexo con Compromís dentro del Consell. Ha favorecido la descompresión en situaciones de máxima tensión y ha tejido complicidades con sus compañeros de gobierno más allá de las siglas. De hecho, su conselleria ha sido siempre el ejemplo del mestizaje que funciona, con la buena relación entre él y sus secretario autonómico, Miguel Soler, del PSPV.

Así que ahora, en una situación de tensión, con las relaciones entre consellers ya deterioradas por el tiempo y por la convivencia y al entrada de nuevos perfiles, ante la proximidad de una campaña, el conseller Arcadi España y persona de la máxima confianza de Puig tendrá que ejercer más que nunca su papel de diplomático. El que no ha abandonado en siete años.