Los cambios de Sánchez obligan a Bielsa a reconstruir vínculos con Ferraz

Bielsa es, además de vicepresidente de la Diputación, uno de los referentes más significados del socialismo valenciano. Desde su llegada a la dirección provincial del partido a principios de año, el alcalde de Mislata ha venido cumpliendo una hoja de ruta que le ha permitido no sólo renovar las direcciones comarcales del partido con un muy elevado nivel de consenso, sino situarse progresivamente en esa carrera oficiosa que existe en el socialismo valenciano y que responde a la pregunta de qué pasa si Ximo Puig no revalida en 2023 la presidencia de la Generalitat.

La respuesta a ese escenario, que refiere a una eventual derrota en las urnas y a los obligados relevos que se producirían en la dirección del partido, tiene un apartado en el que Bielsa tiene mucho que decir, sea para asumir las máximas responsabilidades, o bien para participar en la decisión de quién debería de asumirlas.

Bielsa, gran conocedor del aparato del partido, acostumbrado a esa labor de ir ganando adhesiones y sumando apoyos en la organización, contaba en la calle Ferraz con algunos apoyos esenciales, que contribuían a reforzar su posición en el partido. El de Adriana Lastra era uno de ellos, si no el principal.

La ya exvicesecretaria general participó en la clausura del congreso provincial que encumbró a Bielsa. Su salida -ella ha alegado razones de salud por un embarazo de riesgo aunque en el seno del PSOE se venía dando por descontada su caída desde hace semanas- supuso un golpe para el dirigente valenciano, que tenía hilo directo con la número dos socialista.

En redes sociales, Bielsa se ha mostrado especialmente cariñoso con Lastra para valorar su salida. «Querida @Adrilastra, con el sosiego del paso de los días, dejando atrás el ruido y el oportunismo, quiero desearte felicidad. Quizás el mejor de los deseos. Y poner en valor tu lealtad, capacidad de trabajo y audacia. Si hoy España avanza es tb gracias a tu esfuerzo. Ánimo y fuerza» escribió junto a una imagen de ambos.

La complicidad de Bielsa con Lastra era conocida. La que mantenía con Felipe Sicilia, hasta este jueves portavoz de la ejecutiva federal del PSOE, aún más. Sicilia participó hace pocas semanas en la interparlamentaria convocada por la dirección provincial que encabeza Bielsa. Y también estuvo en el congreso que eligió líder provincial al alcalde de Mislata.

Con el ya exdirigente socialista Bielsa compartía confidencias y análisis, por más que en alguna ocasión no pudieran evitar alguna metedura de pata, como cuando aprovechando una de esas visitas a Valencia el dirigente federal proclamó, en un alarde de sinceridad y atrevimiento, que el Gobierno central tenía «otras prioridades» antes que la reforma de la financiación autonómica.

Con la caída de Sicilia, igual que con la de Lastra, el líder provincial está obligado a rearmar sus vínculos con la dirección federal. Los mismos que quizá resultaron decisivos a la hora de que Pedro Sánchez eligiera precisamente Mislata para visitar un centro de Formación Profesional y anunciar una inversión multimillonaria.

Disponer de esas referencias resulta determinante para conocer los equilibrios de poder en el partido. Y al mismo tiempo, para anticiparse a la hora de componer acuerdos de futuro. Una circunstancia clave si, finalmente, hubiera que responder a esa pregunta relativa a qué pasa si Puig no revalida la presidencia de la Generalitat.