El día después de un terremoto es siempre el momento de comprobar los desperfectos. La casa puede estar sólo agrietada o amenazando ruina. Y las víctimas pueden ser leves, graves o mortales. La nomenclatura sísmica sirve para la situación de Ciudadanos y el giro que en la jornada del jueves le permitió llegar a acuerdos con el PSOE para arrebatar gobiernos donde mantenía pactos con el PP. Y las consecuencias, la valoración de la onda expansiva generada por el movimiento, llega a la Comunitat Valenciana.
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Lo hace, aunque, de momento, no parece que vaya a afectar a los acuerdos que los populares y la formación naranja mantienen en la Diputación de Alicante y en algo más de una docena de municipios. El motivo de que esos desperfectos alcancen a la Comunitat tiene que ver con el papel de Toni Cantó. El líder del partido en la Comunitat, que ya hizo visible su discrepancia con el análisis que su partido hizo el día después de las autonómicas catalanas -cuando planteó en la reunión de la ejecutiva si una debacle como aquella no iba a acarrear ninguna dimisión-, volvió a mostrar el miércoles, y ayer mismo, su sorpresa por lo ocurrido. Un movimiento, el del acuerdo con los socialistas en Murcia, que va en la dirección contraria del que el propio Cantó, como líder de Cs en la Comunitat, mantiene con el PP, por ejemplo, en la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante.
El nuevo escenario llevó el miércoles por la tarde a Cantó a mantener una primera reunión con algunos de los diputados de Cs en Les Corts. Un grupo heredado de la dirección del partido encabezada por Albert Rivera y en el que algunos de los pesos pesados en el partido aún mantienen una significativa ascendencia.
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¿Cuál es el siguiente paso? En el seno de la formación naranja se especulaba ayer con la evolución del enfrentamiento mostrado pro Cantó con este giro táctico de Cs. Algunas voces alertaban de que el líder del partido en la Comunitat habría puesto el foco de sus críticas en Carlos Cuadrado -vicesecretario y mano derecha de Arrimadas- quizá como una forma de buscar adquirir un mayor protagonismo en primera persona en la dirección nacional. Cantó, recordaron algunos veteranos, apostó inicialmente por Francisco Igea en lugar de por Arrimadas en el congreso nacional y no fue hasta que la actual líder le garantizó el liderazgo del partido en la Comunitat, y en puesto en la dirección nacional, que Cantó no se decidió a mover ficha.
Quienes sostienen esa tesis dan por hecho que el movimiento de Cantó no derivará en un proceso de ruptura. El recuerdo de lo ocurrido con los Agermanats, el grupo de diputados encabezados por Alexis Marí que abandonó Cs la pasada legislatura para pasar al grupo de los no adscritos asaltó ayer el partido hasta el punto de que algunas voces plantearon si el ahora líder de la formación naranja en Les Corts podría plantearse una decisión similar. La mayor parte de las fuentes consultadas consideraron más que improbable ese escenario.
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De hecho, Cantó ha venido reforzando en las últimas semana su presencia en medios nacionales, abanderando un discurso de oposición contundente al gobierno del PSOE en Madrid y en la Comunitat, que contrasta con el acercamiento que, durante algunos meses, mostró con el Consell del Botánico y que le llevó a abstenerse en la ley de acompañamiento de los presupuestos de la Generalitat.
Ese discurso más contundente que exhibe ahora, que también se le ha escuchado desde la tribuna de Les Corts y que dirigentes del PP o incluso de Vox admiten en privado que gusta por su contundencia. El nombre de Cantó ha llegado a sonar incluso como eventual alternativa a Arrimadas, a la que el batacazo del partido en las elecciones catalanas habría pasado factura.
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¿Y la dirección nacional? Fuentes de Cs subrayaron ayer que en el entorno de Inés Arrimadas habría llegado a circular la posibilidad de maniobrar para relevar a Cantó como Síndic del grupo en el Parlamento valenciano. Una propuesta de la dirección nacional en ese sentido pondría el foco en los 17 diputados que acompañan a Cantó en la bancada naranja. Un grupo en el que el líder de la formación cuenta con un círculo de máxima confianza que componen hasta seis diputados -se cita a Carlos Gracia, Mamen Peris, Ruth Merino, Fernando Llopis, María Quiles y Emigdio Tormo- pero en el que también se perfila una cifra similar de parlamentarios que en el caso de un planteamiento de este tipo, no respaldarían a su potavoz en el Parlamento autonómico.
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Cantó insistió ayer en su deseo de trasladar en la reunión de la dirección nacional su opinión sobre lo ocurrido -aunque el tuit del miércoles ya hizo evidente su discrepancia con una maniobra de la que, según él apuntó, era desconocedor-. «Es lo que debo hacer y el comportamiento leal que le debo al partido», recalcó a los periodistas en los pasillos de Les Corts. Cantó dijo sentirse «bien, firme y fuerte».
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Mientras Cantó evita mover ficha, el resto del partido en la Comunitat contiene la respiración, a la espera de medir la onda expansiva del terremoto y las bajas, en forma de salidas de la formación, que provoca.
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