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Ciudadanos en la Comunitat entra en shock mientras Cantó cuestiona a Inés Arrimadas

Ciudadanos en la Comunitat entra en shock mientras Cantó cuestiona a Inés Arrimadas

«Esto ha sido un suicidio», comenta perplejo una de sus señorías de la bancada naranja en Les Corts, donde ayer especulaban sobre cuál será el futuro de su grupo parlamentario

burguera

Jueves, 11 de marzo 2021, 00:36

«Esto ha sido un suicidio». Así definía ayer la situación de Ciudadanos una de sus señorías en Les Corts tras la detonación del gobierno murciano por parte de sus compañeros de filas en la región vecina. Los miembros del grupo parlamentario de Cs en la Cámara valenciana estaban en estado de shock. No sabían qué decir ni qué hacer mientras su líder, el síndic del partido en el parlamento, Toni Cantó, se parapetaba en las redes sociales y evitaba dejarse ver. Desde internet, Cantó (que podría proyectarse como alternativa a Inés Arrimadas, si bien no se sabe exactamente hacia dónde se proyecta el partido) discrepó de la luz verde que la dirección nacional de Ciudadanos dio secretamente a esa alianza entre los naranjas y los socialistas para desbancar al PP de la presidencia del gobierno de Murcia.

«Cualquiera que me conozca puede imaginar qué pienso de la decisión tomada por mi partido en Murcia y de las consecuencias que eso acarrea», señaló Cantó en las redes sociales. Imaginación al poder. «Como gran parte de la ejecutiva, no era conocedor de esta decisión. He pedido una convocatoria urgente para trasladar allí mi opinión», añadió Cantó, que ya a mediados de febrero se despachó a gusto tras las elecciones catalanes, exigió una reflexión y algún tipo de reacción y ayer se encontró con un escenario con el que no contaba. En el grupo parlamentario reconocían que su líder está «cabreado» y que la operación «le ha pillado con el pie cambiado». A él y a todos.

Uno de sus diputados, Vicente Fernández, ante las chanzas del Botánico durante un debate parlamentario por el modo en que su partido va dando bandazos, advirtió a los socialistas desde la tribuna de Les Corts: «Cuando se acabe mi partido o cuando acabe mi mandato, a mí no me busquen». Fernández descartó, así, el trasvase al PSPV, donde tampoco le ven que dé el perfil. Y mientras, Ruth Merino y Emigdio Tormo comían juntos en la cafetería de la Cámara comentando la delicada situación. Fernando Llopis miraba el móvil mensajeándose con unos y otros. Mamen Peris miraba a su alrededor, en una bancada prácticamente desierta. Tony Wooward intentaba redactar algo relacionado con su intervención, aunque de vez en cuando algún mensaje le entraba por el móvil. Diputados alicantinos de Ciudadanos admitían su perplejidad y su incomodidad por esos pactos con los socialistas en Murcia («no es el mejor momento, desde luego»). Nadie en las filas de Cs la Comunitat tiene muy clara la estrategia nacional. La autonómica, por ahora sí parece que se mantiene sin novedades. Es decir, que el Ayuntamiento de Alicante y la Diputación, en manos de los populares Luis Barcala y Carlos Mazón, respectivamente, no se tocan. Por ahora. O eso parece. O eso dicen.

Tanto desde Cs como el propio PP intentaron establecer ayer un cordón sanitario respecto a la chispa que prendió en Murcia y que horas más tarde se extendió a Madrid. Control de daños. Hasta el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pareció intentar no echar más leña al fuego, si bien sus compañeros alicantinos sí habían buscado tentar a Cs. Los populares, por boca de Eva Ortiz, admitieron su disgusto. Entre otras cosas, hoy iban a recibir la visita de Teodoro García Egea, el número dos del presidente nacional del partido, Pablo Casado. Pero a García Egea le surgieron ayer unos asuntos en forma de monumentales crisis de gobierno en Murcia y Madrid y ha postergado su visita a tierras valencianas. Ortiz calificó de «irresponsable» la decisión de Cs en Murcia y consideró que les pasará «factura». Tampoco se quiso extender demasiado en críticas a Ciudadanos, de los que dependen sus líderes alicantinos para seguir en el poder, y ya ha podido comprobar lo volátil que es todo en política.

Ciudadanos en la Diputación de Alicante ha rechazado la mano tendida que le ha ofrecido el PSPV, ya que según el coordinador provincial de Cs, Javier Gutiérrez ese acuerdo con el PP goza de «buena salud». La situación «no es extrapolable» a Alicante, según Gutiérrez, algo en lo que coincidió el propio Mazón. La portavoz adjunta de Cs, Ruth Merino, fue la encargada de ejercer de Cantó en los pasillos de Les Corts y también se esforzó en desligar la situación de Murcia con la de Alicante, y al menos en eso sí coincidió con Ortiz.

«Lo bueno de tener a Cantó es que puede decir una cosa o la contraria con mucho aplomo», ironizaba en los pasillos de la Cámara un miembro del Botánico. Una de sus señorías naranjas especulaba con el futuro del grupo mientras los periodistas se preguntaban si la formación parlamentaria, ya fracturada por las batallas internas entre Cantó y Argüeso, viviría una nueva división, si es que queda margen para separarse aún más, ahora a cuenta de Arrimadas y, otra vez, Cantó.

El propio presidente Puig evitó entrar demasiado en polémicas, o sembrar cizaña. El dirigente socialista, un especialista en luchas internas de los partidos, sabe que en estos casos es mejor verlas venir tranquilamente. «Cada institución tiene la capacidad de definir sus proyectos políticos», señaló el líder del PSPV, para quien, en Alicante, «si en algún momento determinado los partidos políticos que forman parte de la institución piensan que es necesario un cambio, lo articularán. Pero no puede ser una cuestión de mirada partidista. No se puede trasladar a la opinión pública que las instituciones están simplemente en un juego partidario». Puig aseguró que su relación con el anterior gobierno murciano era buena y con el próximo tiene intención de que siga siéndolo.

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