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Cambio de aspecto de Benavent en el año 2000 y en la actualidad. LP/damian torres

Todas las caras de Marcos Benavent

El exgerente de Imelsa ha pasado de colaborar con la fiscalía a dinamitar la causa y de mostrar un aspecto 'hippie' al actual, mucho más 'casual'

A. Rallo

Valencia

Miércoles, 27 de octubre 2021, 12:16

Toda historia necesita vestirse. En el sentido figurado, pero también en el literal. Marcos Benavent se convirtió en una poderosa imagen de marketing hace seis años. Tras un viaje-fuga por medio mundo -de catarsis, se dijo en su día- apareció por los juzgados disfrazado ... a medio camino entre un anacoreta y el último acampado del 15M en la plaza del Ayuntamiento. Entonces anunció como si de un Mesías se tratara que iba a «salir mierda a punta pala». Lo de la barba, los tatuajes -¿todavía estarán?- su buen rollo de cambiar el mundo y sus pantalones cargo construían la fachada perfecta para un arrepentido. Y además parecía simpático. Completaba el atuendo con zapatos que parecían salidos de cualquier puesto de artesanía de los que trabajan la piel a mano. Era el arrepentido, el colaborador, el hombre que venía a cambiar el mundo corrupto de los populares. Y se puso hasta un nombre. «El yonki del dinero». Contó incluso con una tropa de aduladores en el mundillo periodístico. Le encargas todo este montaje a una agencia de comunicación y no da con él. Benavent, un superviviente de la corrupción, siempre está dispuesto a dar una vuelta de tuerca.

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Hoy, el relato es diferente. Ni colabora ni tiene ganas de cambiar aparentemente más mundo que el suyo, harto supuestamente de la colaboración con la Fiscalía y dispuesto a dinamitar la causa de Imelsa. De hecho, ya ha presentado un escrito para anular las grabaciones que durante años realizó a compañeros de su partido y que constituyen el inicio de la investigación contra el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus.

Benavent ha comparecido hoy en el juzgado dispuesto a pedir la nulidad de la causa. Llegó ataviado con una cazadora de cuero y unos pantalones baggies de color verde. Ya no es el hombre de negocios con traje y corbata de los días en que trabajaba en Imelsa, pero tampoco aquel con aspecto más hippie que un día vio la luz y decidió destapar prácticas corruptas como el presunto cobro de comisiones.

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