Si uno pone el foco en Rebeca Torró, tiene que abrir el objetivo a mucho más que sus nueve meses al frente de la ... Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, tres áreas que, por cierto, conoce bien por sus inicios como concejal en el Ayuntamiento de Ontinyent y por su paso previo –en el primer Botánico– por el departamento que dirige desde mayo de 2022, cuando tomó el relevo de manos de Arcadi España. Precisamente a éste debe gran parte de los proyectos que la conselleria tiene actualmente en marcha. El ejemplo se dio ya desde el inicio de su mandato, con la inauguración de la línea 10 de Metrovalencia, en la que tanto España como Torró tomaron parte un día después del traspaso de carteras.
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Torró no era nueva en la Generalitat aunque sí encabezando una conselleria. Fue directora general de Vivienda, Rehabilitación y Regeneración Urbana bajo las órdenes de María José Salvador durante el primer Botánico, cargo que dejó para volver al Ayuntamiento de Ontinyent, además de ser vicepresidenta segunda y diputada de Hacienda de la Diputación de Valencia entre 2018 y 2019. También formó parte de las listas del PSOE al Congreso, pero no llegó a obtener escaño.
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Es ahí, en esos años de trabajo con Jorge Rodríguez –el expresidente de la Diputación apartado del partido por el caso Alquería que acabó creando su propia marca en Ontinyent–, donde tuvo que apagar uno de sus primeros fuegos. Era mano derecha de Rodríguez y optó por situarse al lado de Puig y el PSPV, además de encargarse de reconstruir posteriormente el partido en la localidad. Ocupa también la secretaría de Transición Ecológica del PSPV. Labor de trincheras que tendría su recompensa con el paso a la primera línea política.
Coincidiendo con la segunda legislatura del Botánico, fue nombrada secretaria autonómica de Economía, donde demostró solvencia en la gestión de problemas en varios frentes. Por ejemplo, fue rápida encontrando un proveedor de material sanitario, a través de un empresario chino, tras el estallido de la pandemia de Covid y formó buen equipo con el staff de esta conselleria (que acusaba para los socialistas un problema de mestizaje) en las negociaciones con Volkswagen para la llegada de la gigafactoría de baterías a Sagunto.
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Ese papel en la negociación con la multinacional alemana es el que le dio billete directo para asumir una conselleria con la remodelación que realizó Puig el año pasado. Sin la rama de Vivienda –que camina en otra conselleria con Podemos–, el presidente la situó en Obras Públicas que, paradójicamente, cada vez tiene menos actuaciones en esta materia. En 2022, con seis meses imputables a Torró, la conselleria licitó menos de la mitad de inversiones que un año antes. Y los 300 millones extra que el Gobierno central asignó a la Comunitat en los Presupuestos del Estado se han dividido en multitud de actuaciones en vez de apostar por proyectos de envergadura en infraestructuras, aspecto criticado por el sector.
De hecho, muchos echan un mayor empuje de la consellera en este aspecto, al igual que sucede en proyectos estratégicos como el corredor mediterráneo o el Plan de Cercanías. Reivindicaciones históricas, que dependen del Gobierno pero que no se pelean con insistencia desde la Comunitat. Lo mismo sucede con otro de los asuntos de continua confrontación con los socios de Botánico, la ampliación norte del puerto, donde Torró ha optado por un perfil discreto.
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Presupuesto: Las cuentas han pasado de los 351 millones de 2019 a los 639,1 de este 2023.
Composición: Cuenta con un subsecretario y dos secretarias autonómicas, con cuatro direcciones generales. Tiene adscritas la Autoridad del Transporte, el Instituto Cartográfico, la Agencia de Seguridad Ferroviaria y la de Protección del Territorio.
Cierto que, por ejemplo, se ha dado un empujón a las concesiones de transporte público por carretera. Es en el transporte donde se da otra paradoja, en este caso en FGV: se logra un mayor uso por parte de los ciudadanos pero no se acompaña de más medios de personal y material. ¿Resultado? La huelga anunciada por dos sindicatos para los días grandes de Fallas.
No ocurre lo mismo con las energías renovables –también tiene voz–, donde encargó su conselleria era un tapón para los expedientes. El propio Consell y los empresarios apuntaban a la dirección de Paisaje (en manos de Compromís) y Torró optó por pedir instrucciones a la Abogacía de la Generalitat para saber cómo proceder y evitar la parálisis ante el aumento de las críticas.
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