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Micó y Baldoví, este martes en el Congreso de los Diputados. EP
Compromís finge buena cara ante el miedo de acabar como Unión Valenciana

Compromís finge buena cara ante el miedo de acabar como Unión Valenciana

Micó se desmarca en Madrid de la reconstrucción de Sumar mientras las voces críticas en la coalición valenciana reclaman mejores liderazgos que activen unas bases desconectadas con el mensaje político actual

Burguera

Martes, 11 de junio 2024

Compromís ha adoptado una actitud clásica en política: poner al mal tiempo buena cara y aferrarse a los números que se traducen en cargos ... públicos. La digestión de las europeas en la coalición es aparentemente sencilla. En política, las apariencias y las percepciones son importantes. «Objetivo cumplido», fue el mensaje difundido a las pocas horas de las elecciones europeas. «No pasa nada, seguimos», es el discurso tras conocerse que la apuesta por Sumar se ha torcido con la dimisión de Yolanda Díaz. Hasta aquí las ideas públicamente anunciadas. ¿Pero y dentro? Dentro hay miedo. Como en Halloween. Miedos comunes, de toda la coalición, y miedos personales, de perder el puesto. De ahí que las ejecutivas de Més (el partido nacionalista, el antiguo Bloc, mayoritario en Compromís y cuya cúpula ha acaparado los cargos de mayor visibilidad) y posteriormente la de Compromís sirvieran el lunes para destilar una latente inquietud. La coalición empieza a sonar a hueco. Los análisis, al margen del discurso de la cúpula, son de preocupación. Entre los que estaban en el equipo inicial de Ribó en el Ayuntamiento de Valencia, entre los que han estado durante años en puestos de la Generalitat, entre nacionalistas de Més, soberanistas, entre dirigentes y militantes de Iniciativa, el partido de Oltra… asoma un horizonte confuso. El camino a no seguir, a evitar, que fue el de Unión Valenciana (UV) a finales de los 90. El partido fundado por Lizondo se instaló cómodamente en las instituciones. Sin embargo, en 1999 se volatilizó. Hasta aquellas elecciones autonómicas, en UV se produjo un tránsito de enfrentamientos internos que comenzó con la expulsión del propio Lizondo y de paulatino vaciado, de negación de la realidad y de huída hacia delante. El bipartidismo los devoró.

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