BURGUERA
Martes, 21 de junio 2022, 12:02
Mayo de 2021. Isabel Bonig tiene que dar un paso atrás. Génova prefiere a Mazón. El día de su despedida, una presidenta del PPCV ... dura pero muy emotiva evocó el gesto político del que más se arrepentía: haber apoyado en Les Corts la reprobación a Rita Barberá, que hasta un año antes había sido la alcaldesa de Valencia. «Creo que nos equivocamos«, aseguró Bonig entre lágrimas. Los populares pagaron esa actuación con un enorme desgaste interno. En septiembre de 2016 se subieron a la ola del reproche contra Barberá y, tal y como admiten sus dirigentes, «la dejamos caer». Compromís se encuentra en una situación parecida en este momento. Una de sus fundadoras, su tractor electoral, está en la picota judicial. Imputada por un caso grave de profundo calado social. En la coalición nacionalista se admite que están en mitad de un «culebrón». Asumen con tristeza que la vicepresidenta de la Generalitat está siendo investigada y tendrá que declarar el 6 de julio. Compromís se rebela ante la sospecha sobre Oltra, porque de acatar la condición de imputada, investigada, señalada como presunta culpable de delitos graves (prevaricación, abandono de menores y de no perseguir delitos) dejarían a su líder en un escenario imposible de asumir políticamente, por no hablar del coste personal de la situación. Pero cada vez se rebela menos y entre sus dirigentes los hay que están maniobrando para »desenrocarla«. Que salga de la trinchera. Más bien. , sacarla y que se sacrifique políticamente por el colectivo.
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«No, no, no. Es una situación muy diferente», aseguran fuentes de Compromís. Pero no todas. Algunos admiten que, en términos políticos, se trata de una situación similar. «Tendríamos que aguantar, pero creo que no lo vamos a hacer», admite un alto cargo del Consell. La dirigente popular era un símbolo para el partido en Valencia, una especie de alfa y omega del PP, desde sus inicios, pasando por su llegada al poder, y hasta la salida de gran parte de las instituciones valencianas tras las elecciones de 2015. Oltra está en un estadio similar en Compromís. Con sus filias y sus fobias, pero es un personaje determinante y definitorio de la coalición. Darle de lado no debería ser, por tanto, una opción por el coste que supondría internamente. Sin embargo, la posición de Oltra ha sido tan clara y categórica que los dirigentes de la coalición pueden acabar parapetados en la «decisión colectiva».
El debate, por tanto, gira en torno a la idea de 'matar al padre'. En este caso a la 'madre'. En psicología se entiende casi como una necesidad, una fase vital por la que todo el mundo termina pasando con el fin de adquirir confianza en uno mismo, madurar e independizarse. Sin embargo, en política no está tan claro. Nada claro. El PP arrastró el duelo durante un lustro para, finalmente, Bonig arrepentirse y Mazón iniciar una campaña de recuperación de la figura de Barberá de la mano de Catalá.
En el caso de Compromís, además, dejar caer a la líder por parte de la coalición es complicado porque, al contrario del PP, no cuenta con una dirección única. Los econacionalistas son una trinidad. Tres. Més, el antiguo Bloc; Iniciativa, el partido de Oltra; y Els Verds.
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Los nacionalistas viven la situación desde un análisis más político, con sus pros y sus contras. Su inmensa mayoría recela de los intentos del PSPV de participar en la decisión, aunque también son numerosos los que albergan muchas dudas sobre la continuidad de Oltra. Los socialistas buscan en Més una correa de transmisión indirecta hacia la vicepresidenta. En el seno de los ecosocialistas de Iniciativa la situación se vive de manera muy emotiva. El partido de Oltra son apenas un millar de personas, muchos de ellos exiliados de Esquerra Unida al proyecto de Compromís, un grupo más cohesionado con amistades que van más allá de la política. En Iniciativa, el adiós de Oltra se viviría como algo traumático, y propiciar su caída sería interpretado por muchos como una traición casi familiar.
«La situación es extraordinariamente complicada y delicada», admite un alto cargo. Todos preferirían que ella diese un paso a un lado. Que Oltra dimitiese. Sin embargo, la vicepresidenta, el viernes, consideró que marcharse sería un modo de que triunfasen los impulsores de la «cacería política»: «Esta gente no puede ganar. Es una cuestión política de defensa democrática. Porque si me lo hacen a mí se lo pueden hacer a cualquiera». Esta semana, sin embargo, las posiciones en Compromís han variado y son muchas las voces (Robles, la consellera Mireia Mollà, el alcalde Joan Ribó) los que piden «una reflexión» para «tomar decisiones colectivas». En este sentido, Oltra ha anunciado que no acudirá a la Ejecutiva de esta tarde. Un modo de señalar a los propios dirigentes de la coalición como los responsables de una «decisión» completamente opuesta a la que la propia vicepresidenta ha anunciado de manera reiterada. Así, más que dejarla caer, Compromís se prepara para empujarla.
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