Cambian los actores, pero los problemas siguen siendo los mismo. El Consell lleva camino de volver a apurar los plazos hasta el último minuto posible que marca la legalidad, da igual el año en que leas esto. Y las cuentas para 2023, las últimas de la legislatura ... , no se están negociando de manera distinta aunque más de la mitad de los consellers que estaban el año pasado hayan dejado sus puestos. Fuentes de la negociación del presupuesto consultadas este jueves reconocen la dificultad de que mañana el Consell apruebe el anteproyecto en un pleno ordinario, y apuestan más por una reunión extraordinaria el próximo lunes, último día del plazo legal que permitirá acompañarlos de la coletilla de que se han sacado adelante «en tiempo y forma». Y es que los consellers se han acostumbrado ya al papel de estudiantes que se dejan todo para la noche de antes del examen, sea cual se la materia.
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Según distintas fuentes consultadas, la principal novedad, este año, pasa por que los problemas no están en la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, como había sucedido en los siete años anteriores. Hasta el momento, las partes siempre habían puesto el foco en la exvicepresidenta Mónica Oltra, en la que se había personificado la pugna por las cuentas. Pero en las de 2023, las áreas que están suponiendo un mayor escollo son las de Economía y Educación. Dos departamentos liderados por Compromís, de nuevo. Una postura que desde algunas facciones socialistas se atribuye al año preeelectoral, como movimiento estratégico interno dentro de la coalición. Sobre todo con el anuncio ya hecho por el diputado Joan Baldoví, de optar a sustituir a Oltra como cartel electoral. No hay que olvidar que Iniciativa y Més (el antiguo Bloc) se disputan en privado ese primer puesto en las listas que hasta ahora había ocupado la líder de Iniciativa, y para el que ya ha oficializado su candidatura Baldoví, de Més. Una especie de ajuste de cuentas interno en un año en que según fuentes conocedoras de la negociación, la nueva vicepresidenta y coportavoz de Iniciativa, Aitana Mas, quería un perfil negociador más bajo, mientras estas áreas son las que presentan posturas más inamovibles.
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Aún así, a nadie escapa que habrá acuerdo y que se materializará por entregas. La primera, la que oficialice que el Botánico ha cerrado sus últimas cuentas por el momento, y con ello, ha conseguido sacar adelante todos los presupuestos de las dos legislaturas. Después, vendrá la puesta en escena de la letra pequeña de los números, donde se desvelará hasta qué punto el nuevo conseller de Hacienda, Arcadi España, ha tenido mano izquierda con las peticiones de los socios, en su primer año al frente del departamento que tiene la llave de la caja del dinero público.
Y es que desde su llegada a la Generalitat, en el Consell se ha instalado una suerte de guerra abierta por la elaboración de los presupuestos porque una parte del Gobierno (la formada por los dos socios minoritarios) considera cada año que las cuentas se han de elaborar y tratar como un conjunto en el que todas las sensibilidades puedan formar parte de su confección. Desde Unidas Podemos y, sobre todo, desde Compromís, se apuesta por unos presupuestos corales, en los que se pueda debatir acerca de las prioridades de todas las áreas y no como una negociación bilateral de Hacienda con cada una de las consellerias. Y con esa intención se creó la comisión política. Sin embargo, a nadie escapa que cada departamento acaba manteniendo encuentros bilaterales para mejorar la letra pequeña de sus cuentas.
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Formalmente, las cuentas se tienen que presentar antes del 1 de noviembre. Y no por capricho, sino porque así lo marcan la Ley de Hacienda y el Estatuto de Autonomía de la Comunitat. En concreto, en la Ley de Hacienda se desarrollan los plazos en el artículo 34, el que habla de la remisión de las cuentas a Les Corts, que es quien debe recibir el proyecto, enmendarlo si así lo considera y, en última instancia, aprobarlo como ley. La norma establece que sea «antes del 1 de noviembre de cada año» para su examen y aprobación o, en su caso, enmienda o devolución al Consell.
En el Estatuto hay que irse hasta el artículo 76 para encontrar el plazo de presentación de las cuentas. «El presupuesto debe ser presentado a Les Corts al menos con dos meses de antelación al comienzo del correspondiente ejercicio. Si aquél no estuviere aprobado el primer día del ejercicio, se entenderá prorrogado el del ejercicio anterior hasta la aprobación».
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Así que con la normativa en la mano, el Consell tiene en el próximo lunes el último día de plazo legal para presentar en tiempo y forma sus últimas cuentas. Aunque el año pasado no lo hizo y Les Corts adaptó el calendario parlamentario para que la ley de presupuestos entrara en vigor el 1 de enero de este año. Queda margen, pero como aseguran desde el Consell, «no hace falta llevar todo al límite cada año».
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