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Diana Morant y Ximo Puig, en una imagen de archivo lp

Manos libres para Puig en el PSPV, con Morant como sucesora en el horizonte

La salida del referente del sanchismo en la Comunitat allana el cónclave para el jefe del Consell, que coloca a la única ministra valenciana

M. Hortelano

Valencia

Sábado, 10 de julio 2021

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El terremoto político que ha ocasionado la remodelación del Gobierno abordada este sábado por Pedro Sánchez tiene numerosas derivadas, pero sin duda, una de las más relevantes será su réplica en la vida orgánica de la federación socialista valenciana. La salida del hasta ayer ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos supone un balón de oxígeno para la familia política que lidera el actual presidente de la Generalitat, Ximo Puig, enfrentada al sanchismo en la Comunitat, representado por los afines al ya exnúmero dos del PSOE.

Con Ábalos fuera de juego en el Gobierno y en el partido, la batalla que hasta ahora se había comenzado a gestar en la Comunitat tiene pocos visos de prosperar, con el clan descabezado. Por el contrario, el entorno de Ximo Puig gana peso en Madrid, con la nueva ministra de Ciencia, la todavía alcaldesa de Gandia, Diana Morant, que si bien ocupará una cartera con poco peso político, forma parte del entorno político de Puig y de parte de su núcleo duro, conocido como el clan de Gandia.

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Con los movimientos en Moncloa, el poder en el socialismo valenciano pasa a tener dos capitales: Morella y Gandia, los municipios del presidente de la Generalitat y de la ya ministra y única valenciana en el Gobierno. A nadie se le escapa que, con el movimiento de Sánchez, Diana Morant pasa automáticamente a convertirse en candidata mejor posicionada para suceder a Puig en el partido, de cara a una posible candidatura a la Generalitat. Una jugada que anula buena parte de la estrategia abalista en la Comunitat.

Y todo esto a escasos tres meses del congreso del PSOE, que se celebrará en Valencia, ciudad del hasta ahora secretario de Organización, que para ese momento ya no estará en el cargo. Pero también a cuatro meses del cónclave en el que Ximo Puig debe renovar su liderazgo. Una cita que con los movimientos de ayer puede acabar por convertirse en un paseo en barca para el actual secretario general, a la espera de que el sector abalista en la Comunitat se repliegue y decida qué hacer con el nuevo escenario en el que su principal referente en el Gobierno y en el partido ha quedado fuera de juego.

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Por contra, el entorno de Puig consigue situar a la única ministra valenciana con que contará el Ejecutivo. Una situación que se replica también con otras ministras como la aragonesa Pilar Alegría, cercana al presidente Javier Lambán o Isabel Rodríguez, afín a Emiliano García Page. Jugadas, por tanto, para normalizar la situación con los barones en su día más críticos y una apuesta a futuro en esos territorios.

Y es que el presidente del Gobierno englobó ayer su profunda remodelación de los titulares de los ministerios en un «relevo generacional» con el que dar paso a las nuevas generaciones del partido. Y no sólo a las más jóvenes (las nuevas ministras apenas superan los 40 años), sino también a quienes en su día formaban parte de un equipo distinto al que lideró el propio Sánchez en su vuelta a Ferraz. La titular de Educación, por ejemplo, o la propia Morant, hicieron campaña por Susa na Díaz de manera activa en su día. Pero ahora Sánchez ha decidido hacer borrón y cuenta nueva y comenzar a integrar. De hecho, en el caso de la nueva ministra de Ciencia e Innovación, una persona cercana al presidente de la Generalitat, aunque con un marcado perfil propio, la integración puede acabar suponiendo una operación de cambio de caras del sanchismo en la Comunitat. Una tutela de la sucesión de Puig guiada desde Madrid, pero con una socialista que no genera rechazo en la federación valenciana y que se ha forjado el puesto como alcaldesa de una de las grandes ciudades de la Comunitat. La de Morant se convierte, de hecho, en la cara más razonable para suceder a Puig, si las cosas en Madrid le van bien. Ganaría visibilidad nacional en una de las carteras con menos peso del Ejecutivo y, por lo tanto, con menos incendios. Y también autonómica, como la única valenciana en el Gobierno central, y con la vacuna española del Covid a las puertas, como emblema de su departamento, para marcarse un tanto en popularidad.

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