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m. h. / j. c. f.
Lunes, 14 de junio 2021
La hoja de ruta del 'sanchismo' se sigue cumpliendo a rajatabla dentro del partido. Y este fin de semana se ha cobrado su última víctima ... de la lista de bajas promovidas por el aparato del partido, con la derrota de la líder del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, que perdió el domingo las primarias contra el candidato de la dirección, Juan Espadas. Un aviso a navegantes que quiere escenificar que la actual dirección federal está fuerte y cuenta con una militancia movilizada en torno al secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Ayer, en todas las familias socialistas del PSPV se analizaban los resultados andaluces en clave valenciana con conclusiones apuestas entre afines a Puig y a Sánchez (corriente aglutinada alrededor del ministro José Luis Ábalos en la Comunitat). Los abalistas ven con claridad que los datos de las primarias del PSOE de Andalucía mandan un mensaje claro a las direcciones del resto de comunidades. Cuando no se integra, se corre el riesgo de contar con una alternativa que sí aglutine a las distintas corrientes del partido. Y ese creen que es el caso valenciano. De hecho, la pasada semana la secretaria provincial del PSPV de Valencia y persona de la máxima confianza del ministro, Mercedes Caballero, ya reclamó la integración de un porcentaje del 'sanchismo' en la ejecutiva que salga después del congreso del PSPV para garantizar al actual secretario general, Ximo Puig, un congreso de unidad. Sin un pacto de integración, no está descartada una alternativa a su candidatura, sobre todo después de las primarias andaluzas. Así se desliza ya abiertamente desde el abalismo en la Comunitat, que incluso habla ya de «congreso del post ximismo». Y es que, lejos de haber comenzado a tender puentes, desde el 'sanchismo' consideran que el líder del PSPV incluso lo ha enfriado, con declaraciones como las que realizó la noche del domingo, con el resultado de Andalucía ya conocido, en una entrevista en À Punt, en las que aseguró haber tratado de integrar «a todas las personas» que consideraba «útiles para la causa común». Unas declaraciones que han levantado ampollas. De hecho, los abalistas recuerdan que en las direcciones provinciales que ellos lideran sí existe reparto de poder y fueron refrendadas por amplias mayorías. «¿Es esa gente que ha votado a favor de esas direcciones inútil?». se preguntan.
Desde el entorno del presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, sin embargo, hacen una lectura completamente diferente. Aseguran haberse desmarcado de la presidenta andaluza hace años, por lo que no se sienten parte de su derrota ni de sus movimientos. De hecho, las mismas fuentes aseguran compartir el resultado porque un revés a la candidatura promovida por la dirección federal habría dañado a la marca PSOE y al propio presidente del Gobierno, con quienes los afines a Puig dicen tener ahora una buena relación. No sucede lo mismo con los representantes del 'sanchismo' en la Comunitat, con los que hay un cruce de declaraciones abierto que aventura un congreso federal y nacional cuanto menos, movido.
Y es que desde el abalismo son partidarios de un reparto de cargos dentro de la nueva dirección del partido que refleje a todas las sensibilidades de manera proporcional a los apoyos que fijan los actuales apoyos de unos y otros. Una de las áreas que serán clave para pacificar la reelección de Puig es la de Organización. Actualmente el puesto vinculado a la gestión del aparato está en manos de José Muñoz, afín al secretario general, mientras que en la dirección provincial el puesto está ocupado por un representante de los críticos (afines a Puig) para evidenciar la integración.
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