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Les Corts han aprobado esta mañana la nueva Ley de Plurilingüismo que fijará, a partir de septiembre, el peso de las lenguas oficiales y del inglés en la enseñanza no universitaria. La ley, aprobada sin las propuestas realizadas por padres y alumnos, se aplicará de forma progresiva desde el próximo curso y fija un mínimo del 25 % de horas lectivas en castellano y valenciano, y de entre el 15 % y el 25 % para el inglés.
Es el segundo modelo que impulsa el Consell del Botánico tras el malogrado decreto de hace un año, suspendido cautelarmente por los tribunales y posteriormente derogado por el propio Gobierno Valenciano. El debate ha sido bronco, con acusaciones cruzadas y sin aceptarse ninguna enmienda, lo que evidencia el abismo que separa a los partidos del Botánico, impulsores de la norma, de la oposición de PP y Ciudadanos, que han votado en contra. La proposición de ley sale adelante con 58 apoyos (incluidos los no adscritos) y 38 rechazos.
La ley establece que en todos los colegios públicos y concertados al menos el 25% de las horas lectivas durante la educación obligatoria se impartirán en castellano y otras tantas en valenciano (en la práctica será la asignatura de Lengua propiamente dicha y una troncal no lingüística). En cuanto al inglés (o la lengua extranjera elegida) oscilará entre el 15% y el 25%, a elección del centro. Lo mismo pasará con el tiempo restante, para cuya asignación existirá autonomía.
Todo se plasmará en el Proyecto Lingüístico de Centro (PLC), que las escuelas deben adaptar y enviar a la conselleria antes del 16 de marzo. Cuando empiece la admisión de alumnos los padres deben saber qué proyecto se aplica. En el caso de la etapa de Infantil (de 3 a 6 años), el inglés se fija en un 10% del horario de clase, mientras que en Bachillerato se establece una horquilla de entre el 10% y el 25%.
A diferencia del malogrado decreto, no se obliga a elegir más carga horaria en valenciano para poder acceder a una mayor exposición al inglés, ni existen titulaciones automáticas más altas en función del nivel elegido de lengua propia. Sin embargo, la ley también incluye una discriminación positiva del valenciano. En la exposición de motivos, recogiendo una idea del informe elaborado por las unidades de educación multilingüe de las universidades públicas valencianas, se dice que «en el ámbito de la investigación sobre programas multilingües hay un acuerdo casi unánime sobre la necesidad de que el uso vehicular de la lengua minorizada tiene que ser mayoritario si realmente se pretende corregir el bilingüismo social asimétrico».
Esto se traduce en que la conselleria promoverá que los centros se vayan hasta un porcentaje del 50% de valenciano y del 25% de inglés. Para ello, se prevé una serie de incentivos: dotación de profesorado adicional formado en estas lenguas, promoción de actividades extraescolares y complementarias o puesta en marcha de planes específicos de formación docente.
Exactamente la ley dice que todos los centros tendrán acceso a estas medidas, aunque se fija un orden de prioridad: en primer lugar figuran las escuelas con mayor número de alumnado no valencianohablante, en segundo lugar aquellas que escolaricen a mayor número de estudiantes en riesgo de exclusión, en tercer lugar las que tengan más volumen de alumnos recién llegados y en cuarto lugar las que «promuevan la normalización del valenciano y la mejora de la competencia en lenguas extranjeras mediante los tiempos curriculares determinados en el artículo 11», que son el 50% y el 25% respectivamente. En otras palabras, no se obliga a coger más valenciano para poder ofrecer más inglés, pero sí para tener prioridad en el acceso a recursos adicionales.
La ley es progresiva. El curso que viene los porcentajes que fijen los centros en el PLC se aplicarán ya a los tres cursos de Infantil y a 1º y 2º de Primaria. En el 2019-2020 llegará al resto de niveles de Primaria y a los centros de Especial (que tienen una regulación específica) y en el 2020-2021 a la ESO, Bachillerato, FP y Formación de Personal Adultas.
En cuanto a cómo y quién adapta el PLC a la ley, el articulado dice que será un procedimiento participativo basado en cuestiones pedagógicas, aunque la propuesta final la elevará la dirección a la conselleria para su aprobación. Eso sí, para ello es necesario el visto bueno del consejo escolar del centro por mayoría de dos tercios de los miembros. Si no se alcanza, decidirá la conselleria «de acuerdo con las evaluaciones y el contexto socioeducativo y demolingüístico del centro».
Otro de los cambios sustanciales es que a medida que se vaya aplicando la ley irá desapareciendo la llamada doble línea, es decir, la convivencia en el mismo centro de grupos que se forman con mayoría de asignaturas en valenciano con otros que lo hacen con mayor presencia del castellano. Por lo tanto, todos los alumnos de la misma escuela se regirán por los mismos porcentajes lingüísticos.
Además, la ley obliga, a los centros que ya tienen un programa de enseñanza en valenciano, a mantener, como mínimo, el mismo porcentaje de horas en la lengua propia. No aclara qué sucede con los que funcionan con doble programa.
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