El entorno de Mollà señala a Oltra por permitir su cese y dinamitar el Consell

Una prueba del impacto brutal y frontal, la sorpresa y preocupación generados en Compromís por la destitución de Mollà es el comportamiento en redes sociales de los altos cargos de la coalición, así como de los agitadores habituales de la militancia. Silencio. Como quien sufre un shock. No es lo habitual. Se trata de una formación muy bullanguera en redes sociales, opinadora hasta la autodestrucción, poco discreta. Sin embargo, en esta ocasión, se registra una ausencia pública de opinión que es como un zumbido que alerta de la sensación común de estar pisando terreno minado.

La vicepresidenta Aitana Mas explicó ayer la destitución como una circunstancia propia del Consell, por la necesidad de mejorar la gestión, sin componente orgánico mediante. Sin embargo, el modo en que los nacionalistas, podemistas y socialistas con los que comparte Consell han puesto todo su empeño en no verse involucrados en la situación advierte de por dónde van los tiros. O más bien, el tiroteo. La fisión que irradia esta explosión nuclear se localiza de una manera concreta y clara en Iniciativa del Poble Valencià, el partido integrado en Compromís que fundaron el 20 de octubre de 2007 los Mollà y Oltra al escindirse, o salir por la puerta de atrás, de EU. Hace quince años justitos.

En las culturas precolombinas se realizaban los ritos de la pubertad para celebrar la entrada a la vida adulta. De ahí proviene lo que se denomina la quinceañera. Una fiesta. Pues una de esas se está viviendo en el Consell, una salvaje francachela con mucho baile y mucha traca.

Un miembro del Consell con carné del PSPV, ante el dilema de valorar la situación, levantaba ayer las manos en mitad de la calle Cavallers, junto al Palau de la Generalitat: «No sé nada. Es cosa de ellas». Destacados dirigentes de Mes, el antiguo Bloc, socios de Iniciativa dentro de Compromís, apuntaban igualmente hacia Iniciativa y exculpaban a su partido de ser parte de la decisión. Y en Podemos, igual. Nadie sabe nada ni quiere saber. «Mireia iba a la suya porque no reconocía a Aitana. Lo que ha sorprendido es la contundencia», explica un destacado nacionalista con sueldo en la Generalitat.

La figura de la exvicepresidenta cobró protagonismo durante la mañana de este miércoles en la enésima crisis del Consell durante el presente año. El subsecretario de Mollà, Alfons Puncel, antes hombre fuerte en Iniciativa y desde 2019 en un papel más periférico, anunció en las redes sociales su dimisión dando a entender que se ha producido una purga y que desde el entorno de Oltra están dinamitando el Consell. Puncel explica que el martes «cesaron mediante una llamada de Aitana Mas de 15 segundos y sin dar tiempo para pedir explicación razonable, a la consellera Mireia Molla Herrera seguramente porque no había razones para ello, salvo que aceptemos pulpo como animal de compañía». También dimitió ayer la secretaria autonómica Paula Tuzón.

«Se la cesa de consellera por asuntos de partido lo que ya es una grave distorsión del concepto y la acción Política convirtiendo esta noble actividad en un asunto de egos que, sospecho (he de confírmalo) va más allá de la propia Aitana, siguiendo la máxima de «después de mí el caos y si yo no voy a estar en política pues me llevo por delante a todo lo que quiero», señaló Puncel, en alusión bastante clara a la exvicepresidenta Mónica Oltra.

«La pelota es mía, y si no juego yo no hay partido». Ese es el resumen de otro exdirigente de Iniciativa sobre cuál es la situación en Iniciativa y en el Consell, dinamitado a distancia por Oltra. La exvicepresidenta continúa siendo el epicentro del mal, antes para la oposición y ahora para miembros de su propio partido con los que se abrazaba hasta hace bien pocos meses. Preguntada Mas sobre si en sus decisiones hay una «influencia externa», la vicepresidenta puso cara de sorprendida y lo negó. Desde el entorno de Mollà sí indican que la vicepresidenta es un perfil influenciable que la exvicepresidenta puede dirigir a distancia.

A todo esto, Isaura Navarro es consellera, nombrada ayer. Una paradoja. La relación entre Mollà y Navarro fue durante mucho tiempo, digamos, distante. Por decirlo con suavidad. La nueva titular de Agricultura, con cara de circunstancias, agradeció ayer la confianza depositada en ella y aseguró que trabajará con el fin de mejorar la gestión, algo en lo que ella tiene experiencia dentro del Consell porque era secretaria autonómica de Sanidad desde 2019. «Muy agradecida a la vicepresidenta. Para mí es un nuevo reto. Estoy muy emocionada de trabajar por un campo que necesita toda nuestra atención», señaló Navarro, quien no considera «ningún problema» asumir la gestión de la conselleria a dos días de tener que cerrar el presupuesto.

Un alto cargo de Iniciativa al frente de la Administración consideró ayer que «la situación, orgánica e institucionalmente, iba a peor. Mireia (Mollà) estaba provocando con el objetivo de hacer de menos a Aitana (Mas) y dejar claro que ella sí es el relevo de Mónica (Oltra). Yo creo que Mónica, sencillamente, se ha encogido de hombros cuando Aitana se lo ha dicho. Digamos que no dado la cara por Mireia, que no le dejó más alternativa a Aitana que cesarla. O Aitana se plantaba o Mireia le ganaba espacio, institucionalmente (en el Consell, con Ximo Puig...) y orgánicamente». El entorno de Mollà en la consellería lo niega todo: «Es falso». Desde el equipo de la ya exconsellera se afirmaba que «no hay ningún pulso, se trata de algo que no es verdad y es un intento de justificar esa decisión» por parte de «aquellos que se dedican a buscar fantasmas y a retorcer la verdad hasta convertirla en una mentira». Trama, conspiración y purga.