Hacienda arrincona la financiación en su estreno en Les Corts y los socios del PSPV le secundan

Podemos y Compromís han despachado la falta de financiación con menciones de menos de un minuto al final de sus intervenciones. El tripartito ha cerrado filas para enterrar la falta de financiación a un año de elecciones.

El anterior conseller, Vicent Soler, dimitió como diputado en 2019 para centrarse en ese tema: la negociación con el Gobierno central la puesta en marcha de un nuevo sistema financiero. España ha admitido el fracaso del esfuerzo del Gobierno valenciano en este asunto: «El objetivo no se ha cumplido». Eso sí, hay «avances», según España.

El conseller enmarca ese optimismo con el que mira la financiación en que «ya nadie lo discute», «está en la agenda política nacional», «hay una propuesta de Gobierno» y una «liquidez» nunca vista. Ya Montoro reconoció durante sus últimos años como ministro de Hacienda en el Gobierno de Rajoy que la Comunitat era la que bailaba con la más fea en la música dictada por parte del sistema de financiación. Montero ha hecho igual: le da la razón a la Generalitat. Sin embargo, no cambia nada. La propuesta del Gobierno es tan insuficiente y perjudicial para la Comunitat que hasta el Consell tuvo que rectificar su inicial alborozo cuando se conoció, en diciembre, ese proyecto, del que no se tienen noticias de un rectificado tres meses después de que el Gobierno valenciano presentase sus alegaciones.

Ni una palabra de la posición de la Comunitat, la última del país, en cuanto a ejecución del Presupuesto General del Estado en materia de infraestructuras. Ni una palabra del conseller sobre el fondo de nivelación que compensase la falta de financiación. Ni una palabra del futuro presupuesto de la Generalitat, si es que lo hubiera o hubiese, sobre el modo en que se confeccionará después de que Oltra impusiese una comisión política que tutela a la Conselleria de Hacienda a la hora de elaborar las cuentas autonómicas para el próximo año. Ni un palabra de la ley del sector público, más allá de asegurar que pronto se presentará un anteproyecto, una expectación que desde hace años no cristaliza.

España estaba tan abrigado y respaldado que la vicepresidenta primera de Les Corts, la exconsellera socialista María José Salvador, se ha permitido interrumpir el debate ante las críticas de la oposición por la ausencia de España en el debate del pasado viernes sobre la financiación para afirmar que era un acto para los diputados, obviando que numerosos consellers lo son también, al margen de lo que les interese la financiación.

El nuevo conseller de Hacienda ha demostrado su absoluta sintonía con las preferencias de Presidencia de la Generalitat. Si el jefe del Consell, Ximo Puig, prefiere poner el acento en todos sus discursos en la gestión de los fondos europeos, España ha seguido esa misma senda. El nuevo titular de Hacienda ha incidido en la necesidad de aprovechar bien esa liquidez. Ha ofrecido reiteradamente humildad, responsabilidad y diálogo.

Compromís y Podemos, los socios del PSPV en el tripartito, le han recibido con los brazos abiertos. Aitana Mas (Compromís) ha incidido en la necesidad de inyectar fondos en modernizar la Administración y Ferran Martínez (Podemos) ha subrayado también la importancia de los fondos europeos. Guante blanco y alfombra roja para el nuevo conseller. La oposición, obviamente, no ha sido tan simpática.

El bloque de la derecha ha recordado los asuntos pendientes, así como el incremento del gasto público y la deuda sin que el Consell lo haya compensado con una nueva financiación. Vox ha dudado del papel de España (¿«va a ejercer usted de jarrón chino»?, le ha preguntado Llanos Massó), Ciudadanos ha considerado que la conselleria no ha variado el paso marcado por los gobiernos populares en cuanto al incremento de los números rojos y el descontrol del sector público, mientras que el PP ha pedido concreción («diga algo, algo», le ha instado Rubén Ibáñez, que le ha preguntado si seguirá la estela de Soler y será el «conseller refictici», insistiendo en emplear ingresos inexistentes) y que sea más reivindicativo frente al Gobierno central. España ha repelido con argumentos políticos las preguntas dirigidas a la falta de financiación y ha subrayado la importancia de la unidad. Sin embargo, el nuevo conseller no parece contar con demasiado oxígeno por parte del Gobierno central ante el incremento del tono crítico de la oposición, que aún será mayor conforme nos acerquemos a la nueva cita electoral autonómica, en mayo de 2023.