Las europeas, primer pulso entre Mazón y Morant
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El PSPV dice afrontar como un «gran reto» la cita del 9-J, el estreno con su nueva líder, frente a un PPCV que ha ganado los tres últimos comicios en la ComunitatElecciones ·
El PSPV dice afrontar como un «gran reto» la cita del 9-J, el estreno con su nueva líder, frente a un PPCV que ha ganado los tres últimos comicios en la ComunitatEn poco más un mes, el próximo 9 de junio, los españoles están llamados a las urnas para elegir a sus 61 representantes en el Parlamento Europeo. Serán las primeras elecciones de dimensión nacional desde las generales del pasado 23 de julio que permitieron a ... Pedro Sánchez seguir en la Moncloa gracias a sus acuerdos con varias formaciones políticas, entre ellas algunas independentistas. Y será también la primera cita electoral desde que la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, fue elegida nueva secretaria general de los socialistas valencianos en sustitución de Ximo Puig.
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Esas dos circunstancias, la primera cita electoral –no autonómica– desde las últimas generales y el nuevo liderazgo en el socialismo valenciano, contribuyen a poner el foco en la Comunitat Valenciana. Las elecciones europeas permitirán medir el impacto de las decisiones que ha venido tomando el Gobierno de Sánchez esta legislatura –desde los acuerdos con ERC y el partido de Puigdemont hasta la decisión de no presentar Presupuestos Generales del Estado (PGE)–. Y también, servirá para mostrar el primer pulso en unos comicios entre el president de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón, y la propia Morant. Mazón y la nueva líder socialista se reunieron este pasado jueves en el Palau de la Generalitat. Primer encuentro desde el congreso de Benicàssim que eligió secretaria general del PSPV a la exalcaldesa de Gandia. Buenas palabras, buena predisposición, pero pocos o ningún acuerdo.
De modo que la falta de unidad entre los dos principales partidos valencianos para reivindicar la agenda valenciana frente a Madrid se mantiene. Y el bloqueo en la renovación de los órganos estatutarios pendientes de renovación, también.
Morant, desde su llegada al liderazgo del PSPV -después de que Ferraz forzara la retirada en primarias de los otros dos aspirantes- viene cumpliendo el guión que sus propios compañeros de partido daban por descontado respecto a cuál sería su discurso político. La dirigente socialista viene calcando el discurso de la dirección federal del PSOE, en particular al poner el foco en Vox y su participación en los gobiernos de varias CCAA presididas por el PP, como el caso de la Comunitat Valenciana. Una presencia que, según el discurso de los socialistas, radicaliza a los populares y contribuye a que una y otra formación se conviertan en «la máquina del fango», en expresión del propio Sánchez.
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Para la líder socialista, que en esa reunión con Mazón le animó a ser el primer presidente autonómico del PP en romper con Vox, después de haber sido el primero en cerrar un pacto de gobierno con ese partido, la proposición de ley de Concordia se ha convertido en uno de los principales argumentos de ataque contra el Gobierno valenciano. «El presidente del Gobierno, después de la reflexión de estos cinco días, lo que ha planteado es que como sociedad tenemos que ver de qué manera cuidamos mejor de nuestra democracia. Y ahora esto es un trabajo que vamos a tener que hacer toda la sociedad», expuso el 1 de mayo.
Está por ver, no obstante, que el 'argumento Vox' permita contrarrestar el que para muchos es el principal punto débil del liderazgo de Morant: su condición de ministra del Gobierno de Sánchez. Una posición que le obliga, obviamente, a asumir la posición del Ejecutivo central incluso en aquellos asuntos que se reivindican desde la Comunitat Valenciana y frente a los cuáles el Ejecutivo socialista sigue sin dar respuesta.
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La agenda valenciana da título a ese catálogo de exigencias al Ejecutivo central para las que la Comunitat no ha encontrado respuesta. Y la reforma del sistema de financiación autonómica -o lo que es lo mismo, el reparto de dinero entre las CCAA- ocupa una posición dominante. El modelo aprobado en 2009 está 'caducado' desde el 1 de enero de 2014. Y ni primero el Gobierno de Rajoy ni ahora el de Sánchez han sido capaces de renovarlo. Con el agravante, en el caso del socialista, de las reiteradas ocasiones en las que se ha comprometido con los valencianos a aprobar un nuevo sistema y no lo ha hecho.
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Pasa con la financiación, lo mismo que con el fondo de nivelación -un ingreso de recursos transitorio, a la espera del nuevo modelo- o con las inversiones del Estado en la Comunitat, presupuestadas pero escasamente ejecutadas. O con la financiación de la dependencia, los problemas de la red de Cercanías o el soterramiento de las vías a su paso por Alfafar. Incluso la ampliación de los aeropuertos de Valencia y Alicante, para los que Aena ha anunciado una 'extensión' aún no demasiado clara.
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La respuesta de Morant a estas exigencias que se plantean desde la Comunitat, y que el Gobierno socialista presidido por Ximo Puig también hizo suyas, no han sido concluyentes. Y es ese frente, unido al rechazo a las cesiones que Sánchez ha venido haciendo ante Puigdemont y ERC, el que complica las expectativas electorales de los socialistas valencianos.
Hace cinco años, con motivo de las pasadas elecciones europeas, los socialistas superaron al PP en la Comunitat Valenciana por 240.000 votos. Unos comicios celebrados poco después de que los socialistas valencianos revalidaran el Gobierno de la Generalitat, en las que fueron incluso el partido más votado.
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Aquel PP valenciano tiene poco que ver con el actual. Ni por las caras que lo dirigen, ni por los últimos resultados obtenidos. Por comparar con las últimas elecciones de carácter nacional, las generales del pasado 23-J, los populares cosecharon en la Comunitat 922.000 votos, frente a los 849.000 de los socialistas. Y en las autonómicas celebradas sólo unas semanas antes, la formación liderada por Carlos Mazón se impuso por más de 170.000 votos al PSPV de Puig, pese a la condición de president de la Generalitat de este último justo hasta ese momento. El PP valenciano acumula tres victorias en las tres últimas citas electorales -autonómicas, locales y generales.
Para las europeas del 9-J, las encuestas que han conocido hasta la fecha sobre los resultados en España vaticinaban un destacado crecimiento del PP, que en los comicios de hace cinco años obtuvieron un pésimo resultado, para convertirse en el ganador de esas elecciones. Y en cambio, un sensible retroceso de los socialistas.
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Pero claro, esas encuestas son anteriores a ese retiro espiritual de cinco días protagonizado hasta principios de esta semana por Sánchez, con esa supuesta amenaza de dejar el cargo por las acusaciones lanzadas contra su mujer. Cinco días de reflexión –hay quien dice que motivado por esas malas expectativas electorales del PSOE y con la intención de reactivar al electorado socialista– que a los ojos del CIS habrían servido para mejorar de forma notable las expectativas de voto del PSOE.
Sea o no por esa maniobra de Sánchez y por el cesarismo que destapa en su forma de actuar, los resultados del 9-J serán el primer indicador de cómo marcha ese pulso entre Mazón y Morant. Porque pese a ser unos comicios europeos, en los que la participación siempre es muy inferior, y a que ni uno ni otro son carteles electorales, sí que permitirá comparar porcentajes de voto de uno y otro partido. El PSPV-PSOE afronta las elecciones europeas del próximo mes de junio como un «gran reto», aseguró este jueves la dirección de ese partido. El 9-J será el momento de comprobar los resultados.
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El discurso más o menos obligado de cualquier dirección regional de un partido político nacional, cuando llegan unos comicios como las elecciones europeas del 9 de junio, es el de sostener que ha conseguido influir en la dirección nacional, por ejemplo, en la elaboración de las candidaturas. Nadie reconoce nunca que su influencia en ese tipo de procesos ha sido poca o ninguna, porque de ese razonamiento se acaba concluyendo que no existe poder efectivo en la capital y, en definitiva, que no se pinta gran cosa.
Y la realidad es que en unas elecciones como las de dentro de poco más de un mes, con una candidatura única de carácter nacional, la reivindicación para el líder del partido de que esa lista es suya y la hace él tiene más sentido que nunca. «No siempre es una cuestión de cuotas», admite un cargo popular. Ni lo es ni puede serlo.
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Para el 9-J, la influencia de las direcciones valencianas de PP y PSPV ha sido muy relativa. El mejor situado de los nombres valencianos es Esteban González Pons, que ocupa el número 4 de la candidatura popular. La presencia del dirigente valenciano, vicesecretario Institucional del PP y hombre de confianza de Núñez Feijóo, es consecuencia precisamente de ese peso político en Madrid del también diputado nacional, uno de los hombres fuertes del PP nacional. La dirección del PPCV puede estar muy de acuerdo con su posición y darle todo su apoyo, pero no ha sido ese el factor que ha determinado ese puesto.
Otro tanto ocurre con Leire Pajín. La exministra y exsecretaria de Organización del PSOE irá en el número 8 de la lista de los socialistas. Seguro que a Morant le ha parecido muy bien su presencia en la lista, pero a nadie se le escapa que la recuperación de la dirigente alicantina tiene mucho que ver, sino todo, con la indiscutible influencia de Rodríguez Zapatero.
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