S. P.
Valencia
Martes, 7 de mayo 2024, 20:05
Mal día para el expresidente en el juicio de Erial, la causa donde se investiga la supuesta fortuna oculta de Eduardo Zaplana procedente de comisiones por adjudicaciones. Diferentes testimonios apuntalaron este martes el relato acusatorio. de Anticorrupción. Uno de ellos, el principal, el del exchófer ... del exministro. Este colaborador ha admitido que, entre sus ocupaciones, figuraba una algo sospechosa. El traslado de sobres, fundamentalmente entre la secretaria del político, Mitsuoko Henríquez, y el expresidente. Este era el orden habitual, pero también se producía a la inversa.
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El tribunal, ante las dudas acerca del número y frecuencia de esos traslados, incidió en esta cuestión. Finalmente, admitió que era algo habitual, no extraordinario, y que había sobres de diferente tamaño, unos «como de billete de tren» y otros de mayor volumen. El profesional ha asegurado que desconocía el contenido.
El testigo, que era taxista de profesión antes de desempeñar este trabajo, ha asegurado que Zaplana le solía pagar «como una carrera de taxi», pactando un precio, y que cobraba en negro. Esto evidencia, por otra parte, la abundante cantidad en efectivo que manejaba el expresidente algo que resulta poco habitual.
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Zaplana, en un principio, contactó con este conductor profesional porque necesitaba un servicio para los fines de semana. El testimonio del taxista apuntaría la tesis de los agentes cambiarios, personas que por orden del testaferro Fernando Belhot entregarían dinero a la secretaria del ministro para hacer frente a sus gastos del día a día. A través de esta fórmula se facilitaron dos millones de euros, siempre según el fiduciario uruguayo.
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Por su parte, el periodista y exdiputado en el Parlamento Europeo Luis Herrero, que se ha presentado como amigo de Eduardo Zaplana, declaró como testigo. El comunicador reconoció que puso en contacto a Zaplana con el propietario de la urbanización La Finca de Somosaguas, Luis García Cereceda. Indicó que fueron a ver una casa de la urbanización, cuya compra se investiga, acompañados del presunto testaferro de la trama, Joaquín Barceló, alias Pachano. Aseguró que el interesado en comprar la propiedad era Zaplana y tanto él como Barceló «eran actores secundarios», lo que reforzaría la idea de que su amigo de la infancia era a su vez testaferro, cuestión que ha confesado en el juicio.
Otro de los testigos de la jornada ha sido Felipe del Baño, amigo del exministro y hoy alto cargo de la Generalitat. Ha reconocido que participó en tres cruceros con el expresidente, siempre invitado por él y que nunca pagó nada. «He tenido relación personal y espero seguir teniéndola»., señaló a raíz de su comparecencia. Este testimonio apunta a que los barcos, en realidad, eran de Zaplana y no se trataba de un pasajero más.
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También compareció el que fuera portero de los fines de semana en un exclusivo edificio en Madrid, en la calle Núñez de Balboa. En este piso residía Zaplana, aunque estaba a nombre de la empresa de su amigo Barceló. El expresidente dijo en su momento que usaba el montacargas porque tenía acceso desde el garaje, pero no para pasar desapercibido. El testigo corrigió esta versión y afirmó que tanto el ascensor como el montacargas salen de la primera planta, no del parking. En cualquier caso, nunca vio al exministro.
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