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La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha comparecido este miércoles ante el pleno del Congreso para dar explicaciones de la actuación del Gobierno el 29 de octubre, el día que una DANA arrasó varias comarcas valencianas y se ha cobrado más de 200 vidas. Ribera ha señalado en su intervención a Mariano Rajoy, por dejar caducar la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que permitía la actuación en el barranco del Poyo; ha proclamado que el presidente de la CHJ, Miguel Polo, estuvo informando permanentemente de los caudales en el Cecopi reunido ese día.
También ha negado que hubiera un apagón informativo en esa reunión, como proclamó Carlos Mazón el viernes en Les Corts, y ha asegurado que la Generalitat los pasados meses de marzo y junio, aún remitió escritos a su departamento requiriendo desarrollos extra del paisaje. Un «esperen un poco más» ha señalado, por parte de la Generalitat.
Pero algunas de las afirmaciones de Ribera chocan, bien con el relato de los hechos, bien con la información que se dispone hasta la fecha sobre lo ocurrido en esa jornada.
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Ribera ha proclamado que entre las 16.26 horas y las 20.12 horas la CHJ emitió nueve mensajes que avisaban de elevados registros de lluvia. Y que siete de ellos se produjeron entre las 16.26 horas y las 18.43 horas. «No hubo ningún apagón informativo», ha concluido.
Lo que la ministra no ha remarcado es que esos avisos eran de lluvias, no de caudales. Y la información conocida hasta la fecha señala que entre las 16.13 horas y las 18.43 horas la CHJ no remitió al Cecopi informe alguno sobre el caudal que bajaba por el Poyo. De hecho, lo que ha trascendido de esa reunión es que en esa reunión la CHJ aportó información sobre la evolución de la presa de Forata, no sobre los destrozos que generaba el Poyo, que es el que provocó las más de 200 muertes.
Ribera ha elogiado el papel de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como ya hizo Pedro Sánchez. Y ha añadido en ese elogio al presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, del que ha destacado que durante la reunión del Cecopi estuvo aportando información puntual sobre el barranco del Poyo.
Sin embargo, la información que ha trascendido hasta la fecha sobre el desarrollo de esa reunión, el presidente de la CHJ no intervino ni una sola vez en esa reunión, a la que estaba conectado como Bernabé por videoconferencia, para advertir del enorme incremento de caudales en el Poyo. Polo, por cierto, no ha hecho una sola declaración pública respecto a lo ocurrido desde hace tres semanas, es decir, desde que tuvo lugar la DANA.
Ribera ha explicado en su relato que a las 17.52 horas la presa de Forata ya estaba en escenario 1 –primer nivel de aviso por riesgo de rotura- y que a las 18.05 pasó escenario 2, cuando ya existe peligro de rotura o avería de la presa. El aviso Es Alert no se remitió hasta las 20.12 horas, por tanto más de dos horas después.
La portavoz del PP en el Congreso Ester Muñoz ha señalado en su intervención en el Congreso que lo que la CHJ dijo a las 18 horas de ese 29 de octubre es que Forata tardaría 13 horas en desbordarse. Y en cambió, tardó 89 minutos en situarse en ese Escenario 3, que se concretó tras una llamada del secretario de estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, desde Colombia. En todo caso, por tanto, con un error de estimación más que notable por parte de la CHJ.
En la sesión de control al Gobierno, Ribera ha señalado directamente al Gobierno de Mariano Rajoy por dejar caducar la DIA que la propia Ribera aprobó en 2011.
Sin embargo, el 16 de septiembre de 2021, en una jornada de presentación de los Planes de Gestión de Riesgos de Inundación (PGRI) de las demarcaciones hidrográficas de segundo ciclo. En esa presentación se reconocía, respecto al Poyo y la Saleta que existe «una paralización de los proyectos y obras por falta de disponibilidad presupuestaria y problemas ambientales». Y en junio de 2020, otro documento constataba la vigencia de la DIA.
Ribera ha proclamado que tanto la Aemet como la CHJ trabajaron con efectividad en la comunicación de las alertas previas a protección civil de la Comunitat Valenciana sobre el episodio de DANA que llegaba a la Comunitat Valenciana. «Se generaron las informaciones y las alertas adecuadas por parte de Aemet y CHJ», ha proclamado. El sistema no falló, ha sostenido.
Sin embargo, existe un apagón informativo de correos relativos a caudales en el barranco del Poyo. Un silencio de 2,5 horas en las que el caudal pasó de apenas 30 m3/s a 1.700 m3/s. Cuatro veces el caudal del Ebro por un barranco que nunca lleva agua.
La AEMET informó por primera vez de esta DANA el jueves 24 de octubre. Emitió notas los días 25 y 26; un aviso especial de fenómenos adversos el domingo 27 que estuvo activo lunes y martes, ha explicado Ribera.
Lo que no ha señalado Ribera es que los avisos que dio la Aemet eran de lluvias de 180 mm y cayeron 5 veces más.
Ribera ha remarcado que con esta información, la Universidad de Valencia, la Diputación de Valencia, y 62 municipios de la provincia adoptaron medidas. Incluso la embajada de Japón sabe lo que es una alerta roja. El sistema no falló, ha insistido.
Pero en realidad emergencias sí que emitió avisos de riesgo hidrológico y se exigió constituir los CECOPAL a los ayuntamientos de las zonas que podían verse afectados. Solo se constituyeron dos.
Ribera ha detallado que el aviso rojo de la Aemet fue a las 7.36 horas, prorrogado a las 17:43horas, información trasmitida a Protección Civil de la Comunitat Valenciana. También ha destacado que se produjeron 198 comunicaciones al servicios de emergencias de la Generalitat entre las que se incluían las relativas a Forata y al barranco del Poyo.
Es cierto, la CHJ envió correos automáticos. Pero entre los 198 correos, envió un solo correo avisando que por el Poyo bajaba con 1700 m3/S. El problema es ese, los correos cuando el Cecopi contaba con la presencia de la CHJ y de la delegada del gobierno en el CECOPI y que no dijeran nada en ese momento. Un correo entre 198 para avisar de 1700 m3/s de agua.
Ribera ha venido a explicar que se necesitan actuaciones de emergencia para la restauración del dominio público hidráulico, de restauración hidrológico-forestal y medioambiental, restauración de playas, gestión de residuos y lodos, ayudas para abastecimiento, saneamiento y depuración, medidas para garantizar el suministro energético. Ha apostado por acelerar la acción climática, multiplicar esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; anticiparnos a los riesgos; adaptarnos a las consecuencias. Y ha apelado al conocimiento, la ciencia y la confianza en las instituciones. «Servicios públicos, respeto y coordinación para reaccionar juntos y unidos a los grandes desafíos».
Lo que no ha señalado es que se necesitan obras, especialmente obras estructurales contra las avenidas. Se necesita que no se condicionen los PGE al otorgamiento de ayudas, como dejó entrever hace pocas fechas Pedro Sánchez.
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