Ferraz fuerza a Bielsa y Soler a abandonar para que Morant lidere el PSPV

Consenso. O claudicación, según se quiera explicar. No hay que atribuir a la casualidad que la ministra Diana Morant presentase en Gandia este lunes su candidatura a liderar el PSPV sin hacer la más mínima mención a la existencia de rivales, de primarias y de un calendario previo al congreso extraordinario que a finales de marzo servirá para que culmine la sucesión de Puig al frente del PSPV. Morant sólo habló de «ganar a la derecha en 2027», dando por sentado varias cosas: que solo precisa del «permiso» de los militantes para liderar el PSPV, que el proceso para la renovación de la Secretaría General de los socialistas valencianos supone también la candidatura a la Generalitat, y que esas autonómicas se celebrarán dentro de cuatro años. Si Morant tenía así de clara la hoja de ruta era gracias a su condición de favorita de Ferraz, donde ha participado en una reunión con aquellos a los que no había nombrado un día antes, sus rivales, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, que han sido forzados a integrarse en su futura Ejecutiva. Sus supuestos rivales, borrados de la competición vía Ferraz.

Ferraz ha entrado en escena para convertirse en protagonista del proceso. Adiós a la neutralidad. La dirección del PSOE, que inicialmente intentó no pronunciarse frente al proceso de sustitución de Puig, decidió apretar el acelerador con el fin de despejarle el camino a Morant de cara a convertirse en la primera mujer secretaria general de los socialistas valencianos.

Los candidatos alternativos a la ministra han sido llamados a capítulo; o sea, a Madrid. En la directiva del PSPV observaban con temor el modo en que la formalización de las precandidaturas de Bielsa, secretario general de del PSPV en la provincia de Valencia, y Soler, líder provincial en Alicante, podía derivar en un frente común y un serio obstáculo para los planes de Sánchez de situar a Diana Morant como líder del partido y candidata del PSPV a las próximas elecciones autonómicas.

La dirección nacional del PSOE se ha encerrado con los tres candidatos y presionóo. En el PSPV no había hoy otro sonido que el de las tuercas apretándose. Su actividad en Les Corts o en la Diputación de Valencia estaba paralizada, aprovechando la inactividad parlamentaria en la Cámara y en virtud de una situación por la cual nadie tenía claro quién estaba con quién.

Paradójicamente, los baluartes primigenios del sanchismo, los socialistas que impulsaron la campaña contracorriente de Sánchez una vez volvió tras ser destituido en un Comité Federal del PSOE el 1 de octubre de 2016, eran hasta ahora el principal escollo para que Sánchez situase al frente del PSPV a Morant, su favorita. Alejandro Soler y el abalismo, con José Luis Ábalos a la cabeza, fueron apoyos pioneros de Sanchez cuando inició el proceso de recuperación del mando del partido, enfrentados con Ferraz, donde ahora copan los principales despachos los afines al presidente del Gobierno, que en el caso de la Comunitat han decretado como prioritario el consenso, un supuesto consenso que culmina con la integración de Bielsa y Soler en la futura Ejecutiva que liderará Morant.

El dirigente alicantino rechazó durante la semana pasada las condiciones que finalmente ha tenido que aceptar. Fuentes vinculadas al socialismo valenciano aseguran que la presión de Ferraz sobre Soler era muy importante. Finalmente, los rivales de Morant se integrarán en su futura cúpula dirigente de cara a preparar al PSPV para intentar ganar la Generalitat.