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La oposición no sólo es un periodo de reflexión y de necesaria autocrítica sino también de severos ajustes ante el descenso de los ingresos. No ... hay formación política que haya evitado una travesía por el desierto, con mayor o menor crudeza, en sus tiempos alejados de la moqueta.
El PP se vio obligado a dejar su histórica sede de la calle Quart al igual que el PSPV vendió la emblemática de Blanquerías. Ambos se reubicaron en el centro de Valencia, pero en emplazamientos más modestos. Ahora las dudas se ciernen sobre Compromís. No hay una decisión tomada. Y, desde el partido, de manera oficial, evitan pronunciarse. Pero sí existe cierta preocupación o más bien resignación ante una medida que puede resultar inevitable.
Fuentes del partido admiten que es momento de recalcular los gastos y dentro de los costes fijos, el de menor impacto personal, sería el cambio de sede. Lo último de lo que se quiere abordar son los despidos de trabajadores que, además, constituyen una necesidad del propio partido. La decisión, finalmente, se abordará cuando quede constituido el Gobierno central. Un Ejecutivo donde se espera obtener puestos de representación y, por tanto, ingresos.
Pero la preocupación acerca de si se mantendrá la emblemática sede de la plaza de El Pilar existe. La mayor pérdida de ingresos proviene de los cargos en la Administración autonómica. La desaparición de estos puestos supone un considerable agujero en las cuentas de la organización. Si no hay sueldo público no hay aportación. La web de Compromís ofrece, por ejemplo, algunos de estas aportaciones. Joan Baldoví gana 71.000 euros anuales en su puesto de diputado. Cada mes, según las cuentas de Compromís, aporta 684 euros a las arcas. Otros cargos públicos, por ejemplo, han disminuido notablemente su contribución porque también lo ha hecho su sueldo al no estar en el Gobierno.
Compromís no facilitó ayer el coste de la sede, ubicada en el corazón de Valencia y escenario, también de la etapa de mayor bonanza de la coalición. Pero las cuentas del partido del último año disponible (2022) recogen que las aportaciones de altos cargos y afiliados supusieron más de 800.000 euros ese ejercicio. La mayor parte, evidentemente, proviene de los sueldos públicos. Los costes, entre salarios y otros conceptos, ascienden a 2,8 millones.
En Podemos también aprietan las necesidades. La formación morada se plantea despedir a los siete trabajadores de la federación valenciana y el cierre de la sede que mantienen en la avenida Constitución de Valencia. La formación morada ha abierto un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que implicará el despido de al menos la mitad de su plantilla.
Un primer análisis, una «valoración inicial» de la nueva situación, anticipaba unas pérdidas de un 70% a nivel estatal y un 90% aproximadamente en los territorios. La coyuntura de Compromís no se antoja tan grave, pero los tiempos de bonanza han terminado.
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