La Guardia Civil no encuentra ADN de Zaplana en los papeles que iniciaron la investigación de su fortuna

La diligencia fue solicitada a finales de 2022 por el propio Zaplana que trata de poner en duda el comienzo de las pesquisas judiciales, una de sus estrategias para desmontar el relato incriminatorio de la UCO. Ese ciudadano sirio, supuestamente confidente del CNI, entregó todo el material a Marcos Benavent, exgerente de Imelsa. Este los conservó y posteriormente se los dio a su abogado, Blasco Morales.

Finalmente, en el registro del despacho de este profesional, fueron requisados por los agentes de la Guardia Civil. Zaplana trata de poner en cuestión la legalidad de esa entrada y registro para tumbar todo el recorrido judicial de Erial. El resultado de la prueba de ADN, sostendría su tesis.

Esos documentos están considerados como la «hoja de ruta» del supuesto amaño de las licitaciones por la Generalitat de las adjudicaciones del Plan Eólico y las ITV, así como del presunto cobro de comisiones ilícitas en el conocido como caso Erial.

El servicio de Criminalística de la Guardia Civil recogió hisopos de los los propios papeles, de los bordes de una funda de plástico y de la carpeta. Pero el resultado ha sido negativo. No hay ADN del expresidente de la Generalitat.

Los papeles aportados en su día por este ciudadano sirio acabaron resultando claves en la investigación. Los especialistas siempre habían tenido la sospecha de que Eduardo Zaplana había cruzado la línea de la legalidad, pero fueron estos papeles que entregó el exgerente de Imelsa lo que permitió a unos sorprendidos agentes de la UCO averiguar y entender la enrevesada estructura societaria que había creado el expresidente para ocultar una serie de fondos de procedencia ilícita.