José Luis Rueda ha continuado este lunes con su declaración después de que la indisposición del letrado de Consuelo Císcar el pasado jueves obligara a suspender la vista. Ha reanudado sus explicaciones con el mismo tono con el que ha concluido, notablemente molesto con algunas ... cuestiones por las que pregunta la Fiscalía. El acusado ha precisado que las obras bajo sospecha que se compraron por el IVAM se empezaron a negociar por parte de su padre con Carmen Alborch en 1992.
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El heredero siempre quiso «proteger» el legado de su progenitor e insistió en su particular ataque a Julio González que, según él, se encuentra en las mismas condiciones que la obra de Gerardo Rueda. «No las tiene numeradas», ha criticado. José Luis Rueda evitó contestar directamente al interrogatorio de la fiscal. Optó por recurrir a circunloquios o exhibir numerosos catálogos para esquivar las cuestiones nucleares. Hasta tal punto, que el tribunal le llegó a cortar y el letrado de Císcar, en su turno, le rogó que escuchara la formulación de las preguntas antes de comenzar.
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El hijo adoptivo recordó el supuesto proceso por el que su padre le dio las recomendaciones para poder continuar con su trabajo una vez este falleció. De nuevo, rechazó la existencia de «un plan» con Císcar para la compra fraudulenta de estas piezas. El descendiente del artista subrayó todos los controles y las distintas comisiones que tenía el museo. «Lo podían haber parado», repitió en referencia a la adquisición.
De igual modo, destacó que se hicieron 22 exposiciones por todo el mundo con el material de Rueda y «nadie denunció en ese momento». El acusado ya apuntó el jueves que todo esto responde a una «venganza» de Joan Llinares, actual director de la Agencia Antifraude y que llegó al IVAM después de Císcar.
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El letrado de Rueda trató de que su cliente fuera didáctico al explicar el concepto de obras únicas, originales y póstumas. En ese sentido, indicó que lo primero es una maqueta, de las que el acusado ha llevado una buena muestra al juicio.
De ahí, se pueden hacer hasta una docena de copias, según él, que serían catalogadas como originales. Si se vendiera la maqueta, sin más reproducciones, sería una pieza única. «No he cometido ningún delito porque digo claramente que son póstumas», proclamó.
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Rueda puso en duda que se falsificara una firma para que saliera la operación: «A mí me falsifican una firma una sola vez y voy a comisaría en el minuto uno. ¿Esto es una broma? Siete años y no se denuncia. Ni tampoco hasta 2015, cuando casualmente hay un cambio de gobierno», insinuó. «Esto es de risa», añadió según Europa Press. Aprovechó para elogiar a Císcar: «Hizo un trabajo extraordinario con 513 exposiciones y no se cuántas cientos de esculturas y obras donadas».
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