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La deuda de la Comunitat Valenciana supera, según los últimos datos publicados por el Banco de España, los 55.000 millones de euros. Se trata ... de una cifra récord, casi 15.000 millones más alta que cuando la izquierda recuperó en 2015 la hegemonía electoral en la Comunitat. Cada valenciano tendría que pagar más de 10.000 euros para hacer frente a ese gigantesco agujero. El recurso al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), la línea de recursos con los que el Estado atiende los vencimientos de deuda y los excesos de déficit de las CCAA, ocupa un porcentaje muy mayoritario de esa deuda, al alcanzar los 46.000 millones de euros.
Una deuda elevada nunca es una buena señal. Pero el índice de preocupación que supone esa deuda tiene que ver no sólo con su cuantía como con cuantos intereses hay que pagar mientras no se devuelve el dinero. Los tipos de interés bajos que la Eurozona mantuvo hasta principios de 2022 se han disparado de aquella fecha hasta alcanzar en la actualidad el 4,5%, el nivel más alto desde 2001. Las autoridades europeas suben el precio del dinero porque tratan de contener la inflación, aunque ello conlleve un enfriamiento de la economía.
Esa es la explicación. Las consecuencias para una administración pública tan endeudada como la Comunitat Valenciana son terribles. Sólo en 2024 la administración autonòmica tendrá que abonar 870 millones de euros. Sólo el pago de esos intereses ya representa el 0,63% del PIB autonómico. La cifra es escandalosa, máxime si se tiene en cuenta que los intereses de la deuda abonados este 2023 alcanzarán los 412 millones. Es decir, la subida de tipos de interés dobla de largo el coste de los intereses a pagar por parte de la Comunitat.
Sería sencillo concluir que la culpa es del Banco Central Europeo (BCE) por iniciar desde 2022 una senda de subidas que ha afectado tanto al mercado monetario como al mercado de deuda pública. Si los tipos de la deuda pública estaban en el entorno del 0%, con los actuales al 4,5%, el rendimiento en el mercado secundario de la deuda pública española a 10 años está al 3,8%, en apenas un año.
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El peso de la deuda, hasta el momento, no ha afectado ni a la sostenibilidad ni al propio déficit público, ya que el coste en estos años estaba en el entorno del 0,6%-0,8% mientras el PIB nominal crecía a una tasa nominal por encima del 4%. Pero... esa situación ha cambiado. El hecho de que la deuda tenga una vida media de algo más de cuatro años, significa que anualmente además de financiar el déficit, se debe refinanciar cada año aproximadamente entre 6.000 y 7.000 millones, lo que significa que a medio plazo todo el stock de deuda se habrá refinanciado a tipos de interés similares a los actuales. De hecho esa circunstancia provoca que los intereses de la deuda autonómica de los próximos cuatro años vayan a crecer hasta alcanzar una estimación, en 2027, de casi 1.600 millones de euros.
Y el incremento de los intereses afecta directamente al déficit -3.847 millones en 2022-. Para 2023, el componente de intereses en el déficit que pesaba un 0,28% en el déficit del ejercicio anterior pesará un 0,45% en 2023, es decir: el déficit de 2023 se elevará un 0,17% solamente por el peso de los intereses. En 2023 se espera que el déficit mejore aproximadamente un punto y se sitúe en el entorno del 2% del PIB.
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