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A. G. R. / KOLDO DOMÍNGUEZ
VALENCIA/BILBAO.
Miércoles, 23 de agosto 2017, 00:01
La célula que ha atentado en Barcelona ha evidenciado el papel clave que ejercen los imanes en el adoctrinamiento de los jóvenes musulmanes. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado mantienen bajo vigilancia a media docena de imanes ante los indicios o sospechas de que protagonizan proclamas radicales o el elevado riesgo de radicalización.
Los especialistas «monitorizan» -es el nombre técnico de este especial control sobre los intérpretes del Corán-, lo que supone vigilar sus relaciones y la capacidad de influencia sobre los fieles al mismo tiempo que se analiza el contenido de sus discursos. Buena parte de estas vigilancias afectan a imanes de la provincia de Alicante. El seguimiento a los líderes religiosos se mantiene desde hace seis meses sin que hasta la fecha se haya producido ninguna actuación concreta contra los objetivos. Se trata de líderes religiosos que bordean la línea entre libertad de expresión de los mensajes religiosos y la posible incitación a la violencia.
Este tipo de actuación preventiva se completa con otro tipo de controles como reuniones de asociaciones y de determinados grupos en tiendas. En algunos casos, los guías de la oración no son imanes sino simplemente referentes dentro de su propia comunidad y con gran capacidad de persuasión, precisamente por ese reconocimiento del grupo.
En España no existe un censo de imanes ni hay establecidos unos criterios mínimos para poder ejercer esa labor. En cualquier mezquita existe la figura del imán que se encarga de dirigir las oraciones de los viernes. Pero esa labor la puede realizar cualquier persona de la comunidad que «tenga cierto prestigio o cualidades», explicó Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI).
Pero hay un segundo tipo de clérigo, que es el que imparte charlas, aconseja y orienta a los fieles, emite fatuas... «Para esa tarea hace falta mucha formación. Debe tener conocimientos de ciencia islámica y del Corán, además de en leyes y principios democráticos españoles, en valores sociales, y por supuesto, conocer el idioma y el entorno donde vive», detalló Benjelloun.
Ésa es la responsabilidad que asumió Abdelbaki Es Satty en Ripoll tras salir de la cárcel de Castellón y finalmente no ser expulsado pese a la orden contra él. «Los musulmanes en España nos hemos encontrado de la noche a la mañana con un grave problema. Ha aumentado el número de centros y hay pocos imanes con la formación suficiente. Y para cubrir ese vacío, a veces se ha recurrido a cualquier persona, gente que no estaba preparada». Benjelloun se refiere a clérigos venidos del extranjero, principalmente de Marruecos, Egipto o Arabia Saudí, que sobre todo en Ramadán «nos invaden» y que «tienen un discurso» muy censurable. «Son malísimos imanes porque no conocen el país. Hablan sobre realidades que no conocen y aconsejan cosas que están penalizadas en España. En algunos casos hemos tenido que pararles los pies», reconoce.
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