La pieza 7 del sumario del caso Azud es lo más parecido a un manual para aprender a falsear y manipular facturas de campañas electorales. El PSPV hizo ostentación de merchandising electoral en 2007 y 2008 sin abonar directamente parte de los gastos a las ... empresas de publicidad y marketing que realizaron los trabajos, según se desprende de la investigación judicial abierta. Entre bambalinas, una serie de mercantiles se hicieron cargo de los pagos a cambio de futuros favores en forma de adjudicaciones y otros servicios. La clave de todo es que las instrucciones para hacer la trampa se daban directamente desde la calle Blanquerías, donde estaba la sede de los socialistas valencianos.
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La declaración del testigo Mario Real Pla, antiguo socio y administrador de la empresa Metro Films, es una de las más clarificadoras para desenredar la forma en la que se pagó parte de la campaña electoral de los socialistas valencianos para que Carmen Alborch fuera alcaldesa de Valencia.
Real Pla aseguró que una vez terminaron los trabajos para la campaña de la candidata socialista en 2007, desde la empresa Contexto Moda y Comunicación se le dijo que tenía que emitir una factura a nombre del PSOE. Después se desplazó junto a Porfirio Plaza, responsable de Contexto Moda, a la sede socialista en la calle Blanquerías para presentar la factura con la intención de cobrar los trabajos.
El testigo apunta que en la sede del PSPV se reunieron con un cargo del partido –no especificó el nombre en su declaración aunque posteriormente reconoce al exgerente Francisco Martínez al ver una fotografía– y le entregaron la factura. El responsable socialista, según Real Pla, y en presencia de Porfirio Plaza, le indicaron que tenía que realizar unos cambios en factura «tanto en el apartado de cliente como en el concepto».
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La primera instrucción fue borrar el nombre del partido y el motivo de los trabajos. Una forma de no dejar rastro en ningún archivo contable.
El siguiente paso fue instruir al empresario que quería cobrar la factura a qué mercantil debía de hacer el giro. La sociedad era Gigante Edificaciones y Obras, una de las empresas clave en el caso de corrupción Azud. Esta firma, según consta en el sumario, es una de las que ha actuado en más ocasiones de empresa pantalla para favorecer al PSPV con el fin de que el partido no asumiera gastos electorales que no tenía autorizados.
Además, del concepto tenía que desaparecer el nombre de Carmen Alborch: «En el concepto debía cambiar la alusión a los trabajos realizados para la campaña electoral de Carmen Alborch por servicios audiovisuales para la elaboración de un vídeo industrial».
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El testigo aseguró que en aquel momento las instrucciones que se le dieron en la sede de Blanquerías no le parecieron extrañas ya que desconocía la vinculación que existía entre la empresa Gigante Edificaciones y Obras con el PSOE. Real Pla señaló que él lo único que quería era cobrar el trabajo realizado durante la campaña electoral para poder pagar a sus proveedores.
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