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Burguera
Martes, 2 de abril 2024, 23:51
Compromís ha experimentado una 'epifanía electoral' justo después de la Semana Santa. Aparición oltriana compromisera en toda regla, consecuente con el calendario valenciano, donde la Pascua se alarga hasta el próximo lunes, al contrario que en otras partes de España. Causa archivada sin indicios ... de delito. La coalición ve la luz. Su entrega total a lo que Oltra tenga a bien hacer tras conocerse el carpetazo al proceso da fe de que la formación sabía que sus expectativas para 2027 eran una dantesca bajada a los infiernos. O como decía un destacadísimo miembro de Compromís, alejado de la actual directiva: «Son un 4x4, quedan cuatro y les quedan cuatro años». La candidatura de Baldoví en las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo aguantó lo suficiente como para que, especialmente los nacionalistas, se repartiesen numerosos puestos públicos. Sin embargo, el día a día en la oposición, la grisura de sus voces y las grietas internas en los partidos que integran la organización, estaba invadiendo de dudas existenciales la coalición. ¿Hacia dónde vamos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Quién será nuestra guía? ¿Existe algo más allá de Oltra?
Preguntas sin respuesta, y ahora, de repente, la esperanza brota en Compromís. Con razón, sus dirigentes han salido en tromba a abrirle las puertas de par en par a la exvicepresidenta. Y alfombra roja le pondrían, si pudieran. Oltra revive tras un auténtico vía crucis judicial y Compromís celebra su particular Martes de Resurrección.
Ya se verá si la abogada y mediadora tiene intención de cruzar esa puerta y pisar esa moqueta, con ellos, los actuales dirigentes y la orientación que han tomado. Oltra es un animal político, que respira y vive intensamente la actividad pública desde su adolescencia. Es probable que el archivo de la causa le obligue a mirarse al espejo y preguntarse qué quiere hacer.
Oltra tiene 54 años. En 2027, previsible año electoral, tendrá 57, uno más que Puig cuando se presentó por primera vez como candidato del PSPV. Queda tiempo, cuentas por saldar y un mapa interno por reconfigurar, en el caso de que decida recuperar su carrera política.
Para la coalición, la vuelta de Oltra a la primera línea de la cartelería electoral sería lo mejor que les podría pasar. En dos años sin la exvicepresidenta, la orfandad de liderazgos, lejos de rebajarse, se ha acrecentado. Baldoví no es una apuesta de futuro. Aitana Mas (su sustituta en la conselleria cuando Oltra tuvo que dimitir, en junio de 2022) ha mantenido un perfil discreto, muy relacionado con sus circunstancias familiares. Faltan asideros ideológicos defendidos con una repercusión mediática que Compromís no tiene. La cúpula nacionalista admite que la «percepción» de que el grupo parlamentario en Les Corts no carbura es «síntoma» de que deben acometerse ajustes.
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La exvicepresidenta vio de qué están hechos los dirigentes de Compromís, supuestos compañeros de fatigas. Para Oltra, cuando llegó el momento de las duras, la actual cúpula de la coalición la dejó caer. Algunos, como Vicent Marzà, aseguraron que fue «ella misma, ella misma (insistió)» quien había «decidido dar un paso a un lado porque sabe que por encima de ella está la política para todos. Estamos seguros de que volverá con más fuerza». Si vuelve, seguramente Marzà no será el más beneficiado, ni sus asesores más próximos, repartidos por buena parte de los cargos con los que cuenta la coalición. El exconseller de Educación es el más deseoso de continuar con Sumar de entrar en la candidatura europea e irse a Bruselas. Y después, adiós Yolanda Díaz. Si bien Oltra tampoco tiene gran interés en la vicepresidenta del Gobierno (en su entorno no olvidan del modo en que evitó respaldarla), los nacionalistas que aprovecharon el vacío de poder originado tras la salida de Oltra quizá deban temer el momento de la penitencia por esa falta de una fe que la exvicepresidenta esperaba.
«Se abre un panorama nuevo. Tiene todas las puertas abiertas. Sería, seguro, la mejor candidata posible, tanto para la Generalitat como para lo que ella quiera. Pero primero la persona y después la política. Le hemos de dar espacio. Después, que plantee hacia dónde quiere ir. Estaremos encantadísimos de generar el espacio que ella quiera», señaló ayer Carles Esteve, diputado de Compromís, que estuvo una hora antes cara a cara con Oltra y su antiguo equipo. Si alguien sabía en Compromís de qué hablaba respecto a la exvicepresidenta, ese era Esteve, quien la señaló como «el motor real del cambio en el Botánico». Se trata de un mensaje hacia el embajador (de España en la OCDE) y expresidente Ximo Puig, que encabezó la lista del PSPV que se quedó sin gobernar la Generalitat después de que Oltra, por primera vez desde 2015, no fuese candidata electoral.
La abogada y mediadora mantiene la relación personal con algunos socialistas, no así con la cúpula del PSPV. Algo similar a lo que le ocurre en Compromís. Su conexión con el alto mando de la coalición es casi nula, una relación prácticamente inexistente que presenta, además, signos de congelación total respecto al sector nacionalista, el antiguo Bloc, Més Compromís, los que empujaron con más empeño a que Oltra saliese del Consell, tal y como le pidió Puig.
Con tales mimbres, los nacionalistas se muestran ahora mismo completamente empoderados y apoderados de la mayor parte de puestos claves en Compromís, sin dejar espacio a Iniciativa, el partido que fundó Oltra. Ni hubo llamadas tras su salida ni, sobre todo, conforme fue pasando el tiempo. El entorno de la exvicepresidenta admite su decepción personal frente a ese ejemplo del refrán: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Ese silencio de entonces y esa idea de que la vida sigue, es replicado ahora por la propia Oltra con un clamoroso silencio frente al entusiasmo expresado a hora por los nacionalistas, aposentados en la cúpula de Compromís, pero deseosos de hacerle hueco a la exvicepresidenta habida cuenta de que el archivo de la causa la convierte en un activo electoral de primer nivel para los que fueron sus votantes. La coalición, con Baldoví en 2023, perdió un 20% del apoyo electoral que recibió Oltra en 2019.
Joan Baldoví recordó que «puse la mano en el fuego por Mónica y el juzgado nos da la razón». El síndic de Compromís en Les Corts y sustituto de Oltra como candidato a la Generalitat (con la incomodidad del entorno de la exvicepresidenta por la prisa que se dio el entonces diputado en darla por amortizada) mantiene una relación con la exvicepresidenta distante. Pasa algo similar con la inmensa mayoría de los nacionalistas en el antiguo Bloc y con una parte de los que fueron compañeros de Iniciativa (IPV), el partido que fundó, y dónde se han registrado voces críticas tras su marcha, especialmente desde el entorno de los Mollà, así como trifulcas orgánicas importantes. Sus sucesores al frente de IPV, Aitana Mas y Alberto Ibáñez, han sido seriamente cuestionados.
Entre los que continúan próximos a ella dentro de la esfera política: la diputada Isaura Navarro o el concejal en el Ayuntamiento de Valencia Giuseppe Grezzi, así como el exsenador Carles Mulet. La exvicepresidenta considera que el cariño de la militancia de la coalición no lo ha perdido y se siente conectada a esas bases. Otra cosa bien distinta es la dirigencia de la coalición.
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Mulet fue sustituido por Enric Morera como senador territorial después de que la dirección nacionalista hiciera uso (o abuso, según IPV) de su mayoría interna. Navarro podría optar a disputarle a Marzà el puesto en las listas europeas de Sumar que ambiciona Compromís, y que hasta ahora parecía reservado en exclusiva para el exconseller. Grezzi ha quedado en parte orillado en el grupo municipal y hace la oposición prácticamente por su cuenta.
La portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó, aseguró que la coalición, así como la ciudadanía valenciana, «siempre ha creído en la inocencia de Oltra y de todo el equipo de la conselleria que dirigía. Es una gran política, un referente para todas y será siempre lo que quiera ser dentro de nuestra organización. Si quiere volver a primera línea política, la esperamos con los brazos abiertos». Micó defendió que, en su momento, Otra «hizo lo que tenía que hacer» porque tuvo claro que «por encima de su persona estaba el proyecto político de Compromís». Sin embargo, la exvicepresidenta da la sensación de que cree que los políticos de Compromís pasaron «por encima de su persona».
Es más que complicado que la relación se retome, ya no solo en lo personal sino también en lo político. Y si se recupera, será con cambios.
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