Marzà se encamina a sustituir a Ferri, lo que permitirá a Puig renovar el Consell

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La reafirmación de un perfil propio es el factor que explica el modo en que la posibilidad de que Marzà abandone el Ejecutivo se ve con buenos ojos en el entorno del conseller nacionalista. No obstante, el cambio también genera recelos. Oltra se ha resistido durante meses a una remodelación del Consell que desde la Presidencia de la Generalitat se estudiaba. Sin embargo, Puig no quiere que la renovación se limite a los cargos del PSPV. Ante las reticencias de la vicepresidenta, un cambio en el Consell se antojaba ya imposible en el último tramo de la legislatura. Y en eso llega Ferri y dice que se va.

No es el momento adecuado, según reconocen desde la propia coalición, pero sí es una oportunidad deseada por Marzà. El viernes, cuando Ferri comunicó su adiós, el conseller reunió a su equipo en Educación. Cierre de filas, si es que fuera posible cerrarlas más. El entorno de Marzà es tan fiel como impermeable. Su voluntad no recibe réplica. Ese entorno ha señalado que todo puede pasar y que el grupo parlamentario decidirá. Marzà, de esta forma, parece el que más puntos tiene para convertirse en portavoz, un puesto en manos de los más próximos a la dirección de Més. Su 'alter ego' en el grupo, con Ferri de salida, es Papi Robles, diputada que incluso llegó a sonar para más altos destinos en Les Corts. Otra persona muy próxima a Marzà es Nathalie Torres, la que fuera número dos de Rubén Trenzano, la mano derecha del conseller en Educación.

La presencia de Marzà como síndic le aportaría un tipo de visibilidad más política que de gestión, como la que cuenta hasta ahora en Educación. Su llegada a Les Corts permitiría a Més situar a su líder político y espiritual en un escaparate que les sirviese para tomar decisiónes si en un futuro próximo la situación interna en Compromís se complica. Escenario improbable pero posible, ya que Mónica Oltra apuesta por un tipo de alianzas (con Yolanda Díaz y su 'frente amplio') que en Més vigilan con cierta desconfianza. Si finalmente, en la coalición se rompiese la baraja (también posible pero aún más improbable), mejor un Marzà portavoz que un Marzà conseller. La sindicatura le garantizaría proyección pública y mayor margen de acción política. Los nacionalistas cuidan la idea de generar un perfil propio al margen del cartel electoral que ahora mismo nadie se atreve a discutir a la vicepresidenta Oltra. Y todo eso de puertas adentro.

La marcha de Ferri y un posible trasvase del conseller nacionalista a la portavocía parlamentaria de Compromís también dispara las especulaciones en el mismo Gobierno valenciano. La renovación que ya parecía descartada puede terminar por producirse. Puig podría aprovechar para mover piezas. En cualquier caso, fuentes vinculadas a Iniciativa, el partido de Oltra, no contemplan ahora mismo cambios de mayor alcance para Compromís en el Ejecutivo que los que impliquen al propio Marzà y su entorno en el Consell, si bien no descartan que el sustituto del responsable de Educación sea una sustituta, siempre de la más estricta afinidad con la dirección de Mès, lo que implica a pocas personas, entre ellas, por ejemplo, a la actual vicepresidenta de la Diputación de Valencia, María Josep Amigó.