La salida de Vox del gobierno es una constatación del fracaso de Mazón al frente del Consell». La frase es del síndic de los socialistas en Les Corts, José Muñoz, y forma parte de la valoración que el dirigente del PSPV ha realizado este ... sábado de la ruptura del pacto de gobierno que los populares mantenían con el partido de Santiago Abascal. Los socialistas valencianos, que hasta este jueves no habían dejado de reclamar que los populares rompieran con Vox, cuestionan ahora también el final de ese pacto.
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Ya no hay gobierno de coalición ni una mayoría parlamentaria estable en Les Corts. Se abre un nuevo escenario sólo un año después de las elecciones autonómicas de mayo de 2023. El acuerdo exprés alcanzado entonces entre PP-Vox permitió la investidura de Carlos Mazón como president de la Generalitat y el impulso de la legislatura con un Gobierno formado por los dos partidos.
El acuerdo ha durado doce meses. Un periodo en el que el Consell ha sacado iniciativas destacadas como la reforma fiscal, la derogación de la tasa turística o el desbloqueo de la nueva terminal del Puerto de Valencia. También, en el tramo final del periodo de sesiones, las cinco proposiciones de ley presentadas con Vox: Concordia, Libertad educativa, Antifraude, Transparencia y À Punt.
En sus últimas declaraciones, el president se mostró satisfecho del balance de este primer año: la libertad educativa se pone en marcha, ya no hay prejuicios contra la inversión y la Comunitat lleva cuatro meses con los mejores datos de empleo de España y con récord turístico. «Estamos haciendo políticas sociales con este Gobierno, están llegando inversiones. Siempre con sentido común, equilibrio y sin desmadres», señaló.
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Pero ahora se abre una nueva etapa. El nuevo Consell tiene una cartera menos -nueve, frente a las diez del anterior Ejecutivo o las 12 que tuvo el último Botánico- y el reto de profundizar en muchas de las políticas que el Gobierno de coalición con Vox ya había comenzado a impulsar. Vox deja en el aire el respaldo parlamentario a los populares en Les Corts, aunque también es consciente, o debería de serlo, que el margen para pasar a la oposición junto al PSPV y Compromís le puede situar en una posición complicada. Votar lo mismo que quienes hasta hace 48 horas eran los adversarios políticos no tiene una explicación sencilla.
Al PP valenciano la salida de Vox le puede generar problemas en Les Corts, pero le facilita el discurso político. Mazón mantenía una buena relación con los consellers de ese partido, y en especial con el vicepresidente Vicente Barrera -que este mismo sábado le ha agradecido al jefe del Consell y al propio Abascal su «apoyo y confianza»- y esa circunstancia ha contribuido a que no hubiera grandes discrepancias serias.
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Eso sí, en este periodo los consellers de Vox han dejado prueba del ideario político radical de este partido -con frentes abiertos en violencia de género, diversidad sexual, memoria democrática o agenda 2030- al que Mazón en primera persona ha tenido que responder. «Somos partidos distintos con planteamientos distintos», se le ha escuchado al líder del PPCV. El líder del PPCV, siempre habilidoso en el trato personal, incluso evitó calificar de desautorización la orden de recuperar la asignatura de violencia sobre la mujer en los cursos del Ivaspe. «Es un error, se corrige y a seguir», vino a decir.
Roto el pacto, la necesidad de justificar al exsocio desaparece. En su comparecencia del viernes para anunciar la composición del nuevo Consell, Mazón ya puso el acento en lo desafortunado que resulta que Vox decidiera «desde fuera» que había que romper el pacto con el PP en la Comunitat. Ese matiz, como la referencia a la situación en la que queda la presidenta de Les Corts, Llanos Massó -a la que no se puede destituir pero que ocupa ese puesto gracias al pacto de su partido con el PP que ahora se ha roto- son indicadores del nuevo escenario político.
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Lo que se percibe, lo que se puede intuir de cuál va a ser la actitud de los populares valencianos a partir de ahora sugiere un movimiento moderado, dirigido a tratar de seguir contando con el apoyo de Vox en el mayor número posible de asuntos en la Cámara, y al mismo tiempo, hacerse fuerte en posiciones más liberales, a la búsqueda del centro político.
Se trata de conjugar dos realidades que están relacionadas entre sí. Al PP valenciano le conviene llegar a acuerdos con el resto de grupos de Les Corts el mayor número posible de ocasiones –ahí entra en juego la designación como portavoz parlamentario de ese fontanero multiusos que es Juanfran Pérez Llorca–, y le interesa desbloquear la renovación de los órganos estatutarios que el Botánico de Ximo Puig dejó sin resolver–. Y a la vez, marcar un discurso propio, en el que ya no es necesario ceder cuota de protagonismo a Vox, porque el socio ha decidido dejar de serlo.
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En realidad, el Consell presidido por el líder popular ya ha procurado hacer una apuesta decidida por el liberalismo, sin descuidar la necesaria implicación en las políticas sociales. La búsqueda de inversiones o la bajada de impuestos es y debe de ser compatible con la lucha contra las listas de espera quirúrgicas o la libertad educativa. Desde ahora, en esa apuesta se puede profundizar sin que sea necesario compatibilizarla con las posiciones más ideologizadas de Vox. El partido de Abascal mantendrá sus ataques a la diversidad sexual o esas posiciones tan poco sostenibles sobre la Memoria o sobre el cambio climático, pero ahora ya no será un partido que forma parte del Consell el que lo haga. Lo hará una formación más con representación en Les Corts.
¿Y las otras dos formaciones? La decisión de Abascal de forzar la ruptura de los cinco gobiernos autonómicos de coalición con el PP –aparentemente forzada por la irrupción de Alvise Pérez y los últimos movimientos de la extrema derecha europea– coge al PSPV y Compromís en plena digestión, todavía, de la derrota electoral de hace justo un año. El PSPV ha cambio de líder y ha celebrado congreso extraordinario. Pero las habituales (en el socialismo valenciano) peleas orgánicas, en Valencia, Alicante y Castellón, amenazan el liderazgo de la ministra Diana Morant.
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La historia es conocida. Una líder impuesta por la dirección federal del PSOE, sin más apoyo orgánico que el que le da el haber sido señalada por Pedro Sánchez, y que tiene que hacer compatible su condición de miembro del Gobierno de España con la secretaría general del PSPV. Y mientras tanto, unos barones que se sienten ninguneados, invisibles en la dirección del partido y que son conscientes de que se les pretende hacer la cama.
¿Y en Compromís? La coalición nacionalista afronta su proceso de renovación igual de obligada que el PSPV a cambiar el chip de Gobierno a oposición. Y con la vista puesta en Mónica Oltra, como quien espera un milagro, aún a pesar del revés judicial que ha supuesto la decisión del titular de Instrucción 15 de Valencia de dictar auto de procedimiento abreviado contra Mónica Oltra y el resto de su equipo. La coalición, hace justo una semana, aprobaba una resolución que suponía una rectificación absoluta de su posición respecto a los afectados por investigaciones judiciales, al abrir la puerta a que los imputados o investigados puedan ir en listas electorales en el futuro. Lo que habría dicho Compromís si el PP hubiera aprobado una resolución así. Lo que habría dicho la propia Oltra...
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La relación entre los antiguos socios del Botánico tampoco es particularmente fluida. El acuerdo de Compromís con el PP para que Maria Josep Amigó formara parte de la Mesa de Les Corts, y le cerrara el paso a los socialistas no se ha olvidado en el PSPV. La dinámica parlamentaria que se abre desde ya libera a los populares valencianos de la 'obligación' de considerar a Vox como el único aliado posible en la Cámara. Ahora hay más opciones, y cada una de ellas deberá ser explorada con cada asunto.
De hecho, la ruptura del pacto entre PP y Vox deja a la izquierda valenciana sin excusas para no entrar en las ofertas de acuerdo que Mazón ha venido planteando en lo que va de legislatura. Pactos para defender la agenda valenciana frente al Gobierno central, como la reforma de la financiación, el agua para l'Albufera o el soterramiento de las vías en Alfafar. Y pactos también para renovar los órganos estatutarios, y en particular el Consell Jurídic Consultiu, el Consell Valencià de Cultura y el Síndic de Comptes.
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Hasta la fecha, PSPV y Compromís ponían la presencia de Vox como línea roja insalvable poco menos que para entablar cualquier tipo de diálogo con los populares. Al síndic de Compromís, Joan Baldoví, le costó un mundo aceptar reunirse con Mazón para llegar a puntos de encuentro –y que sí se alcanzaron cuando esa cita finalmente se produjo–. Uno de esos acuerdos, el de impulsar una proposición de ley en materia de financiación que pudiera aprobarse en Les Corts y posteriormente someterse a debate en el Congreso de los Diputados tendrá que ver la luz ya en el próximo periodo de sesiones. Y puede ser una primera prueba para medir el margen de maniobra del PSPV para defender frente al Ejecutivo central un trato más justo a la Comunitat Valenciana en materia de financiación autonómica, a la vista de la falta de avances para reformar el modelo en vigor.
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