La mala, muy mala relación entre Mireia Mollà (consellera de Agricultura y Cambio Climático) con Aitana Mas (vicepresidenta del Consell) ha culminado con la destitución de Mollà. La cesa Puig, el presidente de la Generalitat, que es el que tiene las competencias para hacerlo, pero a instancias de Mas, que es la persona que interlocuta con el jefe del Consell en todo lo relacionado con los consellers vinculados a Compromís. La cesa, según fuentes del Consell cercanas a la Vicepresidencia, porque la consellera había negociado con Arcadi España, el conseller socialista de Hacienda, al margen de la coalición e incluso en contra de los intereses de algunas de las consellerias que gestiona Compromís. Las mismas fuentes señalan que Mollà se había instalado en la «rebeldía» dentro de la gestión diaria del Gobierno valenciano, pero que el problema se venía arrastrando desde hace tiempo a nivel interno en la propia coalición. Sin embargo, fuentes del entorno de Mollà en la consellería son taxativas: «Es falso». Desde el equipo de la ya exconsellera se afirma que «no hay ningún pulso, se trata de algo que no es verdad y es un intento de justificar esa decisión». Fuentes de Hacienda aseguran que el encuentro entre Mollà y España «se produjo (como con otros consellers) con total normalidad y cada uno ha defendido sus propios presupuestos».
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«Es una decisión muy pensada, meditada y sopesada. La vicepresidenta tiene que ejercer y por necesidades políticas y de todo tipo se ha tomado esta decisión», señalaron fuentes vinculadas a la coalición. A Mollà la sustituye Isaura Navarro, también de Iniciativa, el partido de Oltra. Precisamente, la exvicepresidenta fue informada por la actual vicepresidenta Mas de que iba a tomar esta decisión, un aviso en consideración al peso de Oltra en el partido y de que fue con ella con quien Mollà entró en el Consell.
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«Llevamos un cúmulo de situaciones en el partido (Iniciativa) y en la coalición (Compromís) que han saltado al Consell y eso no podía ser», señalan fuentes del Consell, que recuerdan que la semana pasada Mollà protagonizó varios enfrentamientos con miembros del Consell por la tramitación de proyectos vinculados a las energías renovables. El pasado viernes, Mas reclamó rebajar los personalismos y trabajar en equipo.
Sin embargo, esta semana ha llegado «la gota que ha colmado el vaso», según las mismas fuentes, y es que Mollà se ha dirigido a España al margen de sus compañeros de Compromís para negociar por su cuenta los presupuestos. De tal modo que, siempre según fuentes del Consell vinculadas a Vicepresidencia, la ya exconsellera de Agricultura planteó al conseller de Hacienda que congelase los incrementos a las consellerias de Educación e Igualdad, en manos ambas de Compromís, la primera dirigida por Raquel Tamarit y la segunda por la propia Aitana Mas.
La relación de Mollà con Mas era tensa. Era un mal encaje que venía de lejos, pero que se agravó en enero, cuando Iniciativa decidió realizar un relevo en sus portavocía que también era un cambio generacional. Aunque Mollà es joven, llevaba en la cúpula del partido desde hacía años y al cambiar las portavocía tuvo que ceder su puesto. Entraron Mas y Alberto Ibáñez.
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La situación se deterioró aún más cuando Oltra tuvo que dimitir. Desde el entorno de Mollà consideraban que ella hubiera sido un relevo más lógico. Sin embargo, fue Mas quien asumió la vicepresidencia y la portavocía del Consell. Según fuentes del Consell, Mollà no lo encajó nada bien.
En el seminario de Alcoi, a principios de septiembre, se escenificó en varios momentos el desencuentro total, tanto con la propia Mas como con gran parte del Consell. Igualmente, en las reuniones de las ejecutivas de Iniciativa, Mollà había tomado una actitud muy beligerante hacia la dirección del partido y frente a la intención de Baldoví de convertirse en el sucesor de Oltra como cabeza de cartel de Compromís en las elecciones.
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«Llevaba tiempo desubicada, al margen de todo, en un desafío constante a la vicepresidenta, que no tenía más margen porque la situación era insostenible», indican fuentes de la Generalitat vinculadas a Compromís, que consideran que Mollà se sentía «intocable» por «ser una histórica, y tras la salida dolorosa de Oltra y a medio año de elecciones».
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