![Los notarios que compraron el piso de Zaplana nunca residieron allí hasta que lo alquiló el confidente sirio](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/10/1480944509-Rf82qhMKD1uCHg2p54uV9CL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Los notarios que compraron el piso de Zaplana nunca residieron allí hasta que lo alquiló el confidente sirio](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/10/1480944509-Rf82qhMKD1uCHg2p54uV9CL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Nueva jornada de testificales a propuesta del letrado de Eduardo Zaplana. La sesión ha comenzado con Pablo Gómez, el notario que compró el piso, una vivienda de lujo en la plaza Legión Española, donde años antes había residido el expresidente. No lo adquirió directamente a ... Zaplana sino a otra persona, Jorge Iranzo. A partir de septiembre de 2008, entró como inquilino el ciudadano sirio -«antes sólo se había hecho un lavado de cara»- que supuestamente encontró allí los papeles que permitieron comenzar la investigación. El testigo ha recordado la existencia de la caja fuerte. De igual modo, ha aclarado que nunca residió allí.
Iranzo, por su parte, ha recordado que compró la casa en diciembre de 2006 al matrimonio Zaplana. «No llegué a vivir allí. Tenía mi residencia en Barcelona, pero quería trasladarme a Valencia con la jubilación». Este hombre, que también era notario, apenas estuvo tres o cuatro veces en el inmueble, y siempre de visita.
El ciudadano sirio Imad al Naddaf Yalouk halló, siempre según su versión, unos papeles comprometidos junto a la caja fuerte de ese piso. La investigación apunta a que el expresidente se los dejó olvidados en ese lugar cuando se mudó a Madrid tras ser nombrado ministro de Trabajo. Una hipótesis que Zaplana siempre ha negado. Su relato es que alguien los colocó allí.
A continuación, ha sido el turno de un empleado del Banco Sabadell. Le han preguntado por su relación con Fernando Belhot y la relación que mantuvo con él. En principio, se encargaba de gestionar su cartera. Las cuentas corrientes estaban a nombre del abogado uruguayo. El fiscal Anticorrupción le ha preguntado cómo conoció a Francisco Grau o a Joaquín Barceló o quién se le presentó. «No lo recuerdo». El trabajo de este profesional era conseguir más clientes para gestionar patrimonio. Quizá a través de Belhot, ha insinuado. Pero no ha sido claro.
La defensa de Zaplana ha interrogado a dos personas que tenían cuentan en Andorra. La estrategia parecía encaminada a que negaran determinados ingresos en efectivo y cantidades que tenían los citados depósitos. Pero ninguno ha sido tajante más allá de sorprenderse por algunas cantidades. Las cuentas fueron abiertas por los padres de ambos testigos.
Otro de los comparecientes ha sido el propietario de la vivienda que se vendió a Zaplana en Madrid. Este hombre ha reconocido que cobró 100.000 euros en efectivo en esta operación y que le «sonaban» los nombres de Francisco Grau y Joaquín Barceló, el asesor y testaferro confeso del expresidente.
La jornada se completó con un alto directivo de Bancaja, quien fuera el director territorial, que fue interrogado acerca de la operación de la caja con la refinanciación de Provimola, empresa de Carlos Gutiérrez, otro de los acusados, donde se obtuvieron cerca de tres millones de euros para esta mercantil. Parte de este dinero, en cheques nominativos, terminó en las cuentas de Zaplana.
El barco Lois ha sido otro de los argumentos que estuvo presente en esta sesión del juicio. El testigo, propuesto por la defensa de Zaplana, ha recordado que el barco lo compraron entre siete o ocho. «Pagué unos 68.000 euros en tres plazos». Este vecino de Altea solía navegar más en invierno, ha aclarado. El testigo era amigo del expresidente, en concreto, su fisioterapeuta. El fiscal le ha preguntado por qué todos sus pagos fueron en efectivo. «Tenía dinero en efectivo».
Juan Bautista es el arquitecto que hizo el proyecto de urbanización de Villajoiosa. El profesional ha confirmado que siempre se reunión con Joaquín Barceló. Enrique Céspedes es el presidente del puerto de Altea. También participaba en la construcción y venta de los áticos que adquirió Zaplana. «No era habitual el pago en efectivo».
La sesión se ha cerrado con el testimonio de Gabriela Crespi, exmujer de Fernando Belhot. «Nunca jamás trabajé con él». Respecto a las cuentas de Belhot por medio mundo, no sabía nada. Tampoco supo aclarar si era algo profesional o su propio patrimonio. Pese a que ella figuraba también como titular de la cuenta en Suiza. «Yo firmaba, pero no sabía para qué era», resumió como parte de su colaboración con Belhot.
La mujer firmó, justo después del divorcio, un documento para poder cerrar una cuenta, supuestamente la que se investiga en el procedimiento. «¿Cómo hay una cuenta mía que no sé?», le dijo. La testigo no conocía ni había tenido referencias. «Belhot no me contaba lo que había por España».
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