La nula relación entre PSPV y PP congela la renovación de las instituciones estatutarias

Ese quebranto o incapacidad para retomar de algún modo la relación entre los dos principales grupos parlamentarios impide que la casuística de la aritmética se amplíe. El nulo entendimiento entre PP y PSPV abre el abanico a que el acuerdo sea, al menos, a tres bandas. Para aprobar los nombramientos hace falta una mayoría cualificada de tres quintos, o sea, 60 escaños apoyando las propuestas. Si los dos grandes grupos pactasen entre ellos lo tendrían fácil: 40 populares y 31 socialistas. Ese escenario es altamente improbable, porque si los voxistas quieren cancha los populares se la darán, y Compromís está dispuesto a negociar aunque los nacionalistas dan por hecho que Vox no entra en la ecuación porque recela de cualquier cosa que el partido de Abascal entiende como 'chiringuitos'.

La nula relación del clásico bipartidismo inquieta sobre todo a los socialistas. El PP mantiene contactos con Vox y Compromís. Fuentes del PSPV admiten el temor de una parte del grupo parlamentario de que los populares vuelvan a repetir la jugada de la configuración de la Mesa de Les Corts. En junio, los socialistas daban por hecho de que dispondrían de dos miembros (una vicepresidencia y una secretaría) cuando la realidad fue otra bien distinta. El PP quería que los cuatro partidos en Les Corts tuvieran representación y permitió que los nacionalistas contasen con una secretaría segunda que ocupa María Josep Amigó.

Después de «una toma de contacto de pasillos», según fuentes del PP, los ásperos encontronazos entre el presidente de la Generalitat y líder del PP, Carlos Mazón, y la síndica del PSPV, Rebeca Torró, durante los plenos ordinarios celebrados en octubre provocaron un cese temporal de las conversaciones. Hasta ahora. Los populares tienen la firme intención de cerrar un acuerdo antes de Navidad, con o sin los socialistas.

En el grupo del PSPV en Les Corts hay una situación de interinidad que tampoco ayuda a que las conversaciones fluyan, pendientes de si Puig será ministro o no, de si se llevaría a alguien al ministerio o no, de si finalmente optará por repetir como secretario general o no... «Primero era la investidura, y ahora ellos deben resolver el futuro de muchos de los diputados que hay ahí. Es difícil encontrar interlocutores que puedan decidir, porque se nota cierta ansiedad», señalan fuentes populares, que coinciden con las de otro de los partidos que sí participa en la negociación.