El plan de ajuste remitido por el Gobierno valenciano al ministerio de Hacienda «para evaluar la condicionalidad fiscal del mecanismo de apoyo a la liquidez de las CCAA 2024» prevé unos ingresos por transferencias corrientes claramente inferiores -más de 1.000 millones- a los incluidos ... en la ley de Presupuestos de la Generalitat para este año aprobada por PP y Vox a finales de 2023. Además, también destapa un recorte en el capítulo VI del presupuesto -el de inversiones reales- de más de 440 millones de euros, es decir, superior al 35%.
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Los datos aparecen en el documento de 36 páginas que el Consell remitió junto a los presupuestos al departamento que dirige María Jesús Montero, y que recoge las medidas a las que el Ejecutivo valenciano se compromete para reducir su déficit y tener acceso al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) con el que el Gobierno atiende las necesidades financieras extra de las CCAA.
La administración autonómica remite todos los años este plan de ajuste al Gobierno central porque es requisito para recibir estos fondos. La novedad este año es, obviamente, que se trata del primer plan de ajuste del Consell presidido por Carlos Mazón.
El documento en cuestión, que se puede encontrar en la página web del propio ministerio de Hacienda, especifica en su cuadro de 'evolución económico-financiera 2022-2024' los datos correspondientes a la liquidación del presupuesto de 2022, la evolución trimestral seguida por el de 2023 y la previsión de cierre de 2024. El cuadro lo presenta la propia administración autonómica, a modo de certificación de cuál prevé que será la evolución de las cuentas durante este ejercicio.
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En el capítulo IV, que corresponde a los ingresos por vía de transferencias corrientes, figura como previsión de cierre de 2024 la cifra de 2.639 millones de euros. Sin embargo, en la ley de Presupuestos de la Generalitat para este mismo año figura, en este concepto, 3.645 millones de euros. Es decir, la conselleria de Hacienda que dirige Ruth Merino reconoce ante el ministerio de Hacienda que recibirá 1.006 millones menos de los que puso en el presupuesto hace poco más de cinco meses.
El presupuesto preveía la llegada de esos 3.645 millones a partir de recibir 2.833 millones de transferencias del Estado, 692 millones de la Seguridad Social, 31 de corporaciones locales y 87 de transferencias del exterior. En cambio, en el plan de ajuste únicamente figuran esos 2.639 millones de euros por este concepto. Los otros 1.005 millones no aparecen en ese documento. Fuentes del PSPV atribuyen esta diferencia a unas previsiones de transferencias del Estado hinchadas, al cálculo erróneo de ingresos por IVA y a la decisión del PP de tumbar en el Senado el objetivo de estabilidad.
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Con las inversiones reales, el capítulo VI del presupuesto de gasto, vuelven a bailar las cifras. En el plan de ajuste figuran 780 millones de euros. En el presupuesto de la Generalitat para este 2024, en cambio, el capítulo VI es de 1.221 millones de euros. La diferencia es de 441 millones de euros entre lo presupuestado y lo que se le comunica al ministerio de Hacienda que se prevé invertir al acabar el año, es decir se prevé invertir un 37% menos.
En el presupuesto de 2024 la conselleria de Hacienda explicaba que «por lo que se refiere a las inversiones reales, su importe asciende a 1.221,34 millones de euros, 271,3 millones menos que en el ejercicio anterior, lo que representa una variación de un –18,2 %».
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Bajo la gestión del Consell del Botánico, el PP denunció cada año que los responsables de Hacienda de ese departamento inflaban artificialmente sus ingresos desde 2016 para poder aumentar así los gastos en sus presupuestos anuales. Un artificio contable que tenía en la incorporación del dinero que debería llegar por la reforma del sistema de financiación autonómica la prueba definitiva de la ingeniería presupuestaria utilizada, porque se presupuestaba una cantidad a sabiendas de que no llegaría.
Para los presupuestos de 2022, a esos 1.300 millones de ingresos ficticios por la financiación autonómica se añadieron otros 1.000 millones, por la vía de añadir previsiones sobre aportaciones del Gobierno que nunca llegaban ni han llegado (como la participación en el gasto de dependencia, el FOGA y el Fondo de Cohesión Sanitaria), e incluso un nuevo Fondo de Transición a la Nueva Normalidad.
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En los presupuestos de 2023, los últimos elaborados por el Botánico, el recurso a los ingresos ficticios volvió a repetirse. El presupuesto de transferencias corrientes aprobado alcanzó los 3.773 millones de euros. En cambio, al cierre del ejercicio la cantidad alcanzó los 2.269 millones de euros. Es decir, el Botánico 'pintó' más de 1.500 millones de euros de ingresos ficticios -500 más que el actual Consell-.
En cuanto a las inversiones reales, el Botánico presupuestó 1.565 millones –según figura en el mismo plan de ajuste como 'presupuesto aprobado' de 2023. En cambio, el cierre del cuarto trimestre de ese año cifra las inversiones reales en 876 millones de euros, es decir, un 45% de las aprobadas.
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La Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (LOEPSF), establece que las Comunidades Autónomas que soliciten al Estado el acceso a medidas extraordinarias o mecanismos adicionales de apoyo a la liquidez, están obligadas a acordar con el Ministerio de Hacienda y Función Pública un plan de ajuste, cuando sea preceptivo, que sea consistente con el cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública e indicando que este Ministerio publicará información relativa a los mismos.
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