![Juan José Medina: caso Imelsa | «Me han absuelto de Imelsa, pero la pena del telediario es más dura»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202302/06/media/cortadas/medina-RbhynkiixiQwHIWBBjoQHLO-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Juan José Medina, exvicepresidente de la Diputación de Valencia, acude a la entrevista con alguna cautela. Es cierto que sus últimas experiencias con esta casa, acogidas en titulares como de «ex vicepresidente a vendedor de lavadoras» o «un alcalde exiliado por la corrupción», ... no invitan precisamente al entusiasmo. «Pero mira, no tengo por qué esconderme. Por eso os doy la entrevista», tercia. Media hora más tarde, el ejercicio del periodismo arroja una de las pocas virtudes que aún conserva el oficio: la de ver cara a cara un hombre emocionado en la defensa de su inocencia.
-Hagamos repaso. Dos casos, el pitufeo y una pieza de Imelsa. El primero, archivado y en el segundo, absuelto de pagar en B actos electorales del PP.
-Me he quitado mucho peso de encima, sí. Estamos hablando de siete años con esa mochila.
-¿Llegó a pensar que terminaría en la cárcel?
-Cuando la detención tuve miedo porque no sabía de qué se estaba hablando ni de qué… Ese día, sí. El resto lo he pensado, claro. Pero la conciencia la he tenido siempre muy tranquila.
-Han pasado siete años desde aquella detención. ¿Cómo la recuerda?
-Le explico. Estoy en casa, en el adosado que ya no tengo. Mi hijo se iba al colegio; yo acababa de sacar al perro. A las nueve de la mañana llaman a la puerta, un tío de la UCO, muy agradable, al principio, con otras tres o cuatro personas. ¿Podemos entrar? A continuación, me leen un auto judicial. En la puta vida había tenido nada que ver con algo por la vía penal. Me deja a cuadros. Saco el móvil, le quitan la voz. Mi hijo estaba arriba. La secretaria me aconseja que se vaya y le contesto que eso sería ''bajo su responsabilidad'. El chaval baja y ya le veo la cara... Era un adolescente, pega un puñetazo a la pared y un agente le tranquiliza. Mi hijo no entendía algo que yo siempre he pensado: «¿Por qué no me han llamado a un juzgado? ¿Por qué este numerito?».
-Pero sería para los registros, claro.
-Fue duro, pero no por nada, yo les decía dónde estaba todo. Se llevaron unos discos duros de mis hijos. No sé ni qué había ahí. Yo no escribía ni correos. Cuando me devuelvan el móvil será una pieza arqueológica, igual que el Ipad. Requisaron también una carpeta de un proyecto de una carretera que quería hacer en Moncada y nunca se hizo. Pensarían que ahí tendrían algo.
-Cuántas veces hablamos de que la Justicia tiene que ser rápida. Siete años después y todavía está imputado en la pieza principal, donde ignora de qué se le acusa.
-No me han devuelto nada tras la absolución. Ni siquiera el dinero de parte de la propiedad que vendí y que tiene el juzgado y que me vendría muy bien para pagar a Hacienda. Yo he estado en política, es cierto. Pero los legisladores no se dan cuenta de la realidad. Cuando estamos en el poder, nos gusta mucho eso de nombrar fiscales, pero cuando lo dejamos esos están ahí, y el que llega nombra a otros, con lo cual te encontrarás con un problemita. No se han hecho las reformas que tenían que hacerse en Justicia.
-Su relato parece dirigirse hacia la existencia de una mano negra en toda esta investigación.
-Vamos, a ver cuando tu escribes un artículo o tienes una buena noticia o sabes qué va a pasar, vas a tus jefes y se lo cuentas. Y eso te promociona. ¿O no?
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-No sabría decirle.
-Pues mira cómo le fue al fiscal Vicente Torres, no creo que le haya ido mal, eh! (Se trata del exfiscal Anticorrupción que participó en numerosos casos de corrupción terminó de magistrado en el TSJ a propuesta del Botánico). No sé si hay mano negra, otros dicen que sí y posiblemente la haya. Pero eso ha servido para promocionarse. ¿Qué fuimos, 26 detenidos? Nunca he hecho nada delictivo.
-Manolo Mata dice ahora que hay una especie de mirada sucia de la Fiscalía hacia la política.
-Lo comparto. No veo la mano de un partido ni de otro, porque mira cómo están todos. El carrito del helado te pilla, pero al final el carrito lo pueden conducir otros. Entiendo a Mata como letrado y político. Me da la sensación de que sí, es así. Se obtiene una promoción. Recuerda que salimos en todos los telediarios. Me sacaron que tenía un Jaguar, aun lo tengo No me lo compra nadie, por cierto. Mira lo que supuso aquello para Vicente Torres, la medallita. Como cuando fui alcalde e inauguré dos campos de fútbol. Pues eso queda. Los partidos son cabrones y si te pueden meter el dedo en el ojo, te lo van a meter. Por rendimiento electoral o porque antes me jodiste a mí... Mira la personación del PP (se refiere al caso Azud). Es muy triste cómo se vive ahora la política.
-Este relato de la teoría de la conspiración suele ser frecuente. Pero a usted finalmente le han absuelto, y eso no encajaría en esa tesis inicial.
-¿Sabe lo que he pasado yo? La pena de banquillo o telediario es más dura incluso. Todos lo hemos pensado, pero nadie actúa sobre esto. Era muy bonito tener un coche, la moqueta del despacho… ¿Ha valido la pena todo esto? ¿O era más bonito una vida sencilla, como la de ir al colegio a por tus hijos, vivir con tu madre?
-Y en medio de aquella tormenta perfecta, Marcos Benavent.
-Yo no lo entiendo ni antes ni ahora. Lo conocía personalmente, pero a este no lo reconozco. Algo se me pierde por el camino, la verdad.
-¿A qué atribuye su cambio de colaborar con la Fiscalía a tratar de sabotear el caso?
-Se ha visto en un follón muy grande, era muy típico de Marcos. La boquita le perdía, cuando ha visto que le van a caer todas juntas… Pero también tiene una parte de verdad, con las cintas ha habido muchos movimientos, entre la actual consellera, Rosa Pérez Garijo, y el suegro de Benavent. A este no le conozco. Pero a Garijo, sí. En mi despacho, la entonces diputada me dijo. «Tú tranquilo, que a ti esto no te afecta en nada. Estaba de pie, al lado de mi mesa. Lo recordaré toda la vida.»
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Medina, de repente, regresa sobre aquella inesperada llamada de la UCO a su domicilio. La detención. Es un hecho capital en su vida y que retoma a lo largo de la entrevista para acotar, matizar, explicar. Imposible olvidarlo.
-Mira, nunca se me borrará de la cabeza la vergüenza de aquellas personas de Moncada que confiaron en mí. No sabía qué decirles cuando los veía por la calle. Eso me hundió. Gente muy humilde que había confiado en mí.
-De hecho, usted ya no vive allí.
-Y ahora podría haberme pasado por allí para regodearme de que todo ha terminado. Pero no lo he hecho. Y he concedido la entrevista porque un amigo mío me dijo, tienes que salir. A ver si alguien piensa que estás escondiendo algo y que esto ha sido una lotería. Pues no. Ha salido la verdad y es lo importante. Es doloroso no vivir allí tras diez años de alcalde. He tenido que dejar la vivienda de Moncada, ya no podía pagarla. Mi mujer tenía una propiedad que le dejaron sus padres y que ha tenido que vender. Ha sido muy doloroso.
-Medina se emociona. Coge aire para continuar.
-«Pensaba que esto estaba superado», se justifica. Pero es que aún recuerdo su cara cuando fuimos a firmar. Y esto era de ella, privativo. Era para hacer frente a las deudas que teníamos acerca de todo esto. Cuando vendí un piso, el juzgado se quedó la mitad. Nos tuvieron que ayudar a pagar a Hacienda…
-La charla se dirige ahora hacia un espacio de nostalgia.
Hay tres personas ahora que ya no están. Mi madre no sabía nada y le escondimos todo hasta el último momento. Ella me dijo, ¿puedo hacer algo?. Mis suegros y un tío de mi mujer también nos han ayudado. «Ojalá pudiera llamar a mi madre y decirle que me han absuelto».
-¿Cómo ha conseguido mantenerse a flote?¿Cuál ha sido su refugio?
-Nosotros siempre hemos sido creyentes. Un amigo nuestro nos recomendó empezar una nueva etapa en el Camino. Aquello fue un estímulo. Ahora somos de una comunidad muy pequeña, con gente con vidas muy duras, que saben qué es el sufrimiento.
-Me sorprende que hable de sus sentimientos religiosos sin ambigüedades. No es habitual en la sociedad y menos en política.
-Sí, sí. Eso lo he vivido mucho en política. Puedo contar con los dedos de la mano con quién podías compartir que eras creyente.
-¿Y en ese momento de desesperación, de ruina y con la amenaza de la cárcel encuentras ahí tu colchón?
-Mira, con la detención, una de las personas que vino al domicilio a apoyarme fue el párroco de Moncada, Javier Grande. Y nunca se lo he agradecido. Eso es impagable. Llamó a mi mujer y se acercó allí. No se le pagará nunca eso. Y desde entonces lo he llevado siempre con sensatez, tranquilidad… Y también, la verdad, es que me ayuda mi trabajo. Estoy con mayores, algunos enfermos y donde la muerte ronda muy de cerca, pero veo esa paz con la que han trabajado... Qué satisfacción.
-Usted arrastra una carrera laboral atípica. De alcalde, vicepresidente de la Diputación a propietario de una tienda de electrodomésticos, ahora de coordinador de una residencia de la Tercera Edad.
-En siete años he pasado toda una vida. (vuelve a emocionarse). La desaparición de mi suegro y de mi madre en apenas unas semanas. Además de mi situación judicial y las penurias económicas derivadas de aquella. Y eso es en lo que creo que el legislador nunca se da cuenta, de que la Justicia tiene que tener medios. No es posible condenar a una persona durante siete años. Por ejemplo, el caso de Francisco Camps. Eso hipoteca una vida. Y eso que él ha tenido suerte y tiene un colchón, pero los que no lo tienen… Cuántas cosas hemos hecho mal (dice en referencias a los políticos).
-¿Le ha llamado alguien del PP?
-Me han llamado personas con cargos, pero como amigos. Nunca nadie en nombre de la cúpula, nadie. Me duele porque ha sido mi partido. Pero no tengo el apasionamiento de, por ejemplo, Camps. Yo lo perdí hace tiempo, cuando te dan de lado. El otro día leí a Rafa Rubio (PSPV) que se ha sentido abandonado y eso que el PSPV se vuelca más con su gente que el PP, que todos salen corriendo. ¿Medina? Vete por la otra calle y así no le saludas.
-¿Decepcionado?
-Creo en las ideas de la democracia cristiana, conservadores y liberales. Pero no en las personas que las ocupan.
-¿Arrepentido?
-Sí, de no haber sabido valorar a compañeros que me querían y no los entendí y de haberme juntado con gente que no eran buenas personas.
-¿Algún nombre?.
-No, no. Lo que hayan hecho ya lo pagarán.
-¿Esos mensajes que envía afectan a personas con cargos?
-Sí, sí, con varias personas que no son precisamente de la cúpula más alta pero rondan por ahí, cercanos al poder. Pensaba que algunos eran mis amigos, pero luego me di cuenta de que si me hubieran podido enterrar, lo habrían hecho. Por eso ahora entiendo algunas heridas de este país. Y luego pienso, si a mí me ha tratado así, cuando esté en un cargo, cómo va a tratar al resto.
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